Nuevos vecinos

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Era una tarde como cualquiera, en mi habitación con mi mejor amiga. Ella nunca para de hablar y me es difícil seguirla; ya debe estar oscureciendo, lo noto por la brisa que suele ser más fría al irse el sol.

Sé que se deben preguntar aja ¿y porque estoy ciego?, pues hace 6 años con mi familia tuvimos un accidente allí perdimos a mi padre, mi hermana gemela perdió la memoria y yo la vista. Mi madre siempre dice que debemos agradecer a Dios ya que pudo ser peor.

No sé qué tanto dice Susana─ mi amiga─ me perdí en porque terminó con su novio y ahora va por donde salió con uno nuevo hoy.

─Algunos pueden ver lo mal, pero no me voy a aferrar a alguien toda la vida ¿verdad?─ Me pregunta.

─ehm, ¡sí!, digo ¡claro que no!─ Nunca sé qué responder a este tipo de cosas.

─te noto raro Elliot─ Susana, se tira encima mío haciéndome cosquillas─ ¡te estoy aburriendo petardo!

Antes de que pudiera responder mi madre entra en la habitación.

─¡ELi! ¡Susy!.. La cena ¡oh, dios!─Su voz se detuvo al instante─ disculpen─se notaba nerviosa.

─No pasa nada, y creo que a ¨susy¨ no le gusta que la llamen así─Aclare en tono de broma.

Susana se aleja un poco, rodando a un lado de la cama.

─Lo siento Susana, es la costumbre, bajen a comer que voy a poner la mesa─ Avisa Amelia, mi madre, cerrando la puerta al haber terminado.

─Una descontrolada risa tomó lugar en el cuarto─ ¿de qué te ríes? ¡Tarada!

-─Tratando de calmarse Susana deja de reír─ Creo que tu mama... ella pues,... piensa que tu y yo pues estábamos...haciéndolo─ vuelve a reír pero más clamada.

─leo sonríe de lado-ella sabe que no tengo tan malos gustos así que lo dudo.

─¡si serás bruto! ─Siento el golpe detrás de la cabeza─ Ya quisieras tener una chica glamorosa como yo saliendo contigo, ¡vamos! que muero de hambre, ¡uy!¡Sami duerme más profundo que yo!─ sale de la habitación.

Despierto a Sami, una Golden retriver que me ha acompañado desde hace 3 años, después del accidente cuando decidieron que podía volver a su vida con normalidad; sami al sentir mi llamado se despierta rápidamente.

─tranquila pequeña, no es hora de trabajo, vamos a comer─ ambos bajamos al comedor.

─Sra. Flores, le ayudo con los vasos.

─gracias ,Susana, ¡¡¡Anna!!! Baja al comedor.

─tome asiento en silencio ─ voy a ponerle la comida a sami hermanito─Anna mi hermana gemela tomo a sami.

La hora de comer es mi hora favorita, todos nos sentamos compartiendo juntos en familia mientras hablamos y bromeando.

─Sabían que a Anna la invito un chico a una fiesta─argumenta mi mama con emoción

─eso está bien... ella está creciendo y...

─pero no iré

─¿pero porque?─ Susana se expresó con mucha curiosidad─¡si, Mike es uno de los chicos más lindos!

─pero demasiado inmaduro

─¡ni que fuera plátano, para madurar!─Susana ríe logrando que todos rían.

Más tarde me encontraba en la habitación escuchando música en la ventana sintiendo, como la suave brisa y fría pegaba en mi rostro recordando felices y triste recuerdos del pasado, solté una pequeña sonrisa que emitía el cariño por lo loca que era su amiga, pero como la adoraba, sin ella yo no hubiera podido salir del agujero en el que entre luego del accidente.

Éramos amigos desde el pre-escolar, y luego al perder la vista nunca me abandonó, ni sintió lástima por mí, ni me trato diferente

A pesar de su espontaneidad, era la mejor amiga que yo podía tener. Antes de que los doctores se pusieran de acuerdo en dejar me volver a la escuela, Susy convenció a mamá que me dejara salir con ella mientras me arrastraba al mal o por allí con sus amigos, pero fue casi un año cuando lo descubrí.

Nos encontrábamos todos reunidos en la piscina en la casa de una amiga de Susy en un círculo hablando y bromeando todos juntos, cuando de repente escuche una voz llamativa, grave y que alegra a todo que la oiga. Su nombre era James y la antífona de la casa lo había presentado como su novio.

Luego de ese día empecé a imaginarme cómo sería ese chico, no quería preguntarle a Susy, sospecharía y no estaba listo. Si de por sí ya le parecía raro que no se besuqueaba con una de sus lanzadas amigas, ahora solo pensaba en james... Lo imaginaba pelo largo, alto, lindo y solían pasar muchos tiempo juntos pero enseguida me di cuenta que nunca podríamos ser algo más que amigos así que me resigné. ¿Quién podía fijarse en un chico ciego? Y ¡de paso gay!

Un secreto que leo me llevaré a la tumba, era lo mejor.

Sentí como el calor de unos brazos rodeaban mi cuello y me quito los audífonos

─¿Susana?

─¿quién más? subí a despedirme

─hablaste con Anna

─no, la muy loca me la jugó y termine lavando yo sola y bueno... ya me voy... a menos que quieras decirme algo

─lo ha notado─ Pensé─ de... que

─¡vamos!, Anímame a salir con paúl...tiene auto seguro nos lleva a donde se lo pida─ le da un gran abrazo, muerta en risas

─dale tarada me lo presentas mañana en el mall

─todavía estás a tiempo de cambiar de planes─ toma mis manos con delicadeza─ después de todo mañana es tu día, si quieres podemos hacer algo los 2 solos

─y quien dijo que en mi cumpleaños la quiera pasar con la más fastidiosa

─¡uau!─ dijo Susana fingiendo dolor

─es broma tarada

─¡tarado tú, si crees que eso me importa!... Dios mío hay un papacito frente de tu casa... ¡Dios que bueno está! Ojala sea tu vecino nuevo, ahí si me muda a tu casa─ ríe─ uau, pero que bello

─co...cómo es?─ pregunte dándole la espalda a la ventana

─alto, pelirrojo... creo está buenísimo y tiene el pelo largo, uy ¡que delicia!─ ríe─ me voy, me voy

─a ver si lo alcanzas

─no soy tan lanzada, lo voy a deleitar con el contoneo de mi presencia

─o de tus caderas

─es lo mismo, nos vemos─ besa mi mejilla y escucho la puerta cerrarse.

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora