No le cabía duda que tenían atribuciones de gran peso, lo que aumentaba la probabilidad que aquella noche, alguno de los afectados por sus estafas hubiese terminado por cobrar venganza tomando las vidas de sus jóvenes hijos. Sin embargo, algo no calzaba del todo en esta hipótesis que por su mente pasaba.

La manera en que les dieron muerte concordaba con lo sucedido en la hacienda de “El Toro de Creta”. Y en cosa de segundos su mente retrocedía en el tiempo, llevándolo dos años atrás, precisamente a la granja donde fueron asesinados Jacinto Marmolejo y su esposa.

—¡Maldita sea, después de todo sí están conectados los casos! —Tenía tanto que pensar y procesar en su mente, que la misma había dejado de lado ese caso que también debía resolver, eso hasta ese momento— ¡Sebastián Creta no fue su primer asesinato, maldición!

Rápidamente salió de su inercia y aceleró el paso, debía llegar pronto a la morgue, debía tener lo antes posible los resultados de la autopsia de los cuerpos. En su acelerada caminata tomó su celular para enviar un mensaje al cabo González. “Cautela al interrogar, víctimas son hijos de senadores Mamani, mala reputación”. Citaba el texto.

Aprovechaba que una de las patrullas iba de vuelta a la estación para dejar atrás el alboroto que aún se mantenía en el lugar, pero antes de subirse era interceptado por el sargento Meza y la doctora Amelia, quienes también se dirigían a la estación. La joven no perdía oportunidad y quedaba en evidencia una vez más en la manera de mirarlo, no obstante, el teniente estaba sumido en sus pensamientos, por lo que no se daba por aludido.

Con audacia la joven abordaba la patrulla, esperando poder sentarse junto al teniente. Jamás consideró que el hombre que la tenía tan confundida y temerosa en sus sentimientos, optaría por sentarse junto al chofer, apurándolo para marchar pronto apenas se ponía el cinturón. Meza se sentaba junto a Amelia y le daba una mirada de aliento, ya que se notaba el cambio en su rostro por no lograr sentarse junto a él.

—Tenemos nuevos antecedentes sargento, y no son alentadores, —decía el teniente mirándolo por el espejo retrovisor apenas la patrulla iniciaba la marcha— llegando a la estación pondremos las cartas sobre la mesa.

—¿Tiene alguna noticia de Rojas y González señor?

—Por ahora nada, espero que vuelvan con buenas noticias esos dos. Y mientras más rápido concluyan su diligencia, mejor. Los necesito de vuelta en la estación.

Los recién mencionados por su parte, se encontraban en la universidad Gruta de Lourdes en busca de respuestas, entrevistándose en primera instancia con el Director Mateo Vidal, quien estaba a la cabeza de dicha universidad. La reunión rendía sus primeros frutos, y para nada alentadores. Los jóvenes tenían antecedentes de ser conflictivos, con una hoja de vida bastante manchada por los constantes problemas que por separado y en conjunto, tenían con varios de sus pares.

El cabo Miguel González pedía ver el expediente escolar de las víctimas, y tras leerlo en detalle, pedía una copia de este, al tiempo que pedía autorización para hablar con los docentes que les impartían clases, además de sus compañeros de curso, lo que el Director Vidal autorizaba sin dudar. Entendía la importancia de sus diligencias, independientemente de la mala fama que sus estudiantes tenían en la universidad, debían encontrar a quien les había arrebatado la vida.

Eso sin contar el hecho de que los padres de las víctimas llegarían hasta las últimas consecuencias para encontrar al culpable de la muerte de sus hijos, lo que sería un verdadero problema, pues podrían incluso entorpecer la investigación con sus influencias y malas prácticas que muchos conocían de sobra, pero que sin embargo, la autoridad nunca logró acreditar.

—Te noto preocupado Miguel. —La cara de su compañero lo decía todo tras salir de la oficina del Director.

—Y no es para menos, solo mira el expediente escolar de las víctimas. —En el acto le extendía la carpeta mientras caminaban por el pasillo, pasando por el sector donde se exhibían los trofeos con los que contaba dicha universidad— Te sorprenderá tanto como a mí.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Where stories live. Discover now