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—¡No puedo hacerlo! —dijo histérico un Jisung que ni siquiera lograba elegir que ponerse ese sábado por la mañana.

Sobre la cama había una montaña de ropa de este último, nada parecía gustarle y comenzaba a dolerle la cabeza del sólo hecho de pensar en qué iba a decir y hacer.

—Tranquilizate —escuchó la voz de Minho entrando a la habitación cargando a su mascota recién alimentada, dejándolo sobre la cama para tomar una camiseta casual y unos pantalones, los puso sobre el hombro del contrario y le dijo. —Sólo es un niño, será una cita para divertirse así que haz todo lo que quieras, puedes ir a jugar en las máquinas, comprar algún recuerdo bonito, comer algo delicioso y luego conversar honestamente con él.. Tienes muchas opciones.

Su rostro siempre lograba cautivarlo, Minho era alguien realmente atrayente, era imposible llevarle la contraria por mucho tiempo cuando hablaba de esa manera tan amable, y deseaba que siempre lo mirara de esa forma en la que le prestaban toda su atención.

Jisung suspiró rindiéndose lentamente una vez más, le era muy difícil controlar sus emociones cuando estaba en medio de un momento como este, pero con él a su lado sentía confianza en que lo haría bien.

—¿Estarás cerca, verdad? —preguntó mirándolo a los ojos y el pianista asintió con una sonrisa.

Con esa respuesta en mente, el asistente decidió cambiarse de ropa rápidamente para salir de casa, mientras lo hacía vió como el maestro se puso ropa oscura y un gorro negro con visera para no llamar la atención, Jisung lo miró confundido preguntándose si era realmente necesario, pero al final de cuentas no se veía para nada mal así que no dijo palabra al respecto.

—Volveremos por la tarde, por favor no seas tan travieso —se escuchó la voz de Jisung que había dejado todo listo para que el gato no pasara hambre durante el día, y luego salieron de casa rumbo a sus destinos.

Ambos caminaron de la mano hasta que llegaron a una esquina en la que debían separarse, un recuerdo los inundó regresando al pasado y Jisung se ganó frente al maestro para abrazarlo antes de seguir su camino.

Minho sonrió dándose cuenta de que en realidad ya no pasarían nunca más por ese tipo de separaciones, que al final del día sus caminos se reencontrarian y los guiaría al hogar que compartian.

—Asegurate de llegar —pidió Jisung aún aferrado a su cuerpo y Minho soltó un alegre "Nos vemos allá" tomándolo de los hombros para darle un suave beso antes de ponerse en marcha primero.

Jisung que había quedado solo, vió la espalda del contrario alejarse por unos segundos y se giró rumbo al orfanato, mientras caminaba la emoción subía rápidamente, sus manos comenzaban a sudar y esperaba que el menor lo recibiera con un buen humor.

Al encontrarse con el gran recinto, llenó sus pulmones de aire y tocó el timbre, escuchando la respuesta en poco tiempo donde el personal lo hizo pasar y esperar en una habilitación mientras iban a buscar a Nari.

Estando ahí sentado no podía dejar de sentirse nervioso, su pierna se movía con rapidez y miraba hacia todos lados intentando distraerse, hasta que escuchó la voz del menor acercándose. Jisung se giró hacia donde provenía el sonido y lo vió caminar de la mano de aquella cuidadora de aquel día.

—¡Maestro Jisung! —se escuchó fuerte y claro a penas los ojos del niño lo reconocieron.

De inmediato se levantó para saludarlo, viendo como se soltaba del agarre para correr hacia él, Jisung se agachó al instante y aceptó sin problemas el pequeño abrazo que le propició el niño. Nari tenía una linda sonrisa animada de verlo, sumado a unos ojos curiosos por su repentina visita.

Until The Last Note | minsungWhere stories live. Discover now