12. Sin remordimientos

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Nadie pudo prever que sería la última vez que lo vería.

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El terror se apoderó de su cuerpo, las nubes negras se cernían aún más a la vez que ellos se aproximaban. Estaban entrando en algo horrible y lo sabía. Las primeras gotas cayeron siendo seguidas por la abrupta lluvia torrencial, no veía nada, no se escuchaba nada y su corazón casi salió de su garganta cuando el primer rayo cayó cerca de ellos. Carajo. La mano de Dmitri la alcanzó, sujetó su mano que se aferraba a las riendas y tiró de ellas, Fenrir y Elden se pegaron sin dejar de moverse.

—¡Estás saliendo de la formación! —avisó su amigo haciéndose oír entre la tormenta que los azotaba—. ¡Quédate conmigo, Lynn!

Calynn no dijo nada, se puso la capucha para intentar resguardarse al menos un poco, aunque no funcionó para nada. La lluvia era pesada, densa y fría pero eso no debería detenerla, estaba en una misión donde su vida y la de sus compañeros se encontraba en juego, un susto infantil no debería causarle tanto pavor, no debía y aún así... Maldijo en su fuero interno estabilizando su marcha, apretando su mandíbula y frunciendo el ceño.

—¡Estoy bien! —Era una vil mentira de todos modos, así que la mano de Dmitri nunca abandonó la suya.

Era la peor lluvia que había visto en su vida. La niebla se formó alrededor de ellos, como si la lluvia no fuese suficiente impedimento de por si. Las nubes estaban furiosas, los truenos iluminaban el cielo y los hacían gruñir en un estruendo, los rayos chocaban entre si antes de tocar tierra. Un escalofrío cruzó por su cuerpo y su respiración se volvió pesada, el frío de las gotas que salpicaban su rostro la ayudaban a no perder la compostura, sin ellos estaría perdida.

—¡A este ritmo perderemos comunicación con los demás escuadrones! —escuchó apenas a Shadis entre todo el ruido.

—¡Entonces disolvamos la formación! —exclamó Erwin, alzó la mirada solo para ver como un rayo rompía entre las nubes y tuvo que cerrar los ojos por el repentino eco que le causó.

El sonido de un rayo al explotar contra la tierra o el aire, el brillo terrorífico antes de que pase algo terrible, le causaba un revoltijo de emociones poco agradables y no se debía al hecho de que se encontraban completamente vulnerables ante algún ataque. Era otra sensación, como el pánico que le causaba oler el vino y no sabía como luchar contra aquello. Erwin disparó una bengala color negro para avisar las nuevas órdenes pero no avanzó más de tres metros cuando el agua que caía lo disolvió. Eso no iba a servir, todos estaban por su cuenta ahora y expuestos a los titanes.

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Para ser la primera experiencia de lluvia para Farlan, la estaba pasando horrible. Se habían perdido de su escuadrón en algún punto y ahora cabalgaban a ciegas, con el corazón palpitante y las manos temblorosas. La niebla cubría todo a su alrededor, dejando su vista inhabilitada, un titán podría estar a su lado en este momento y ninguno de los tres se daría cuenta. Por las murallas, quería evitar esta situación desde el principio y aún quedaban los documentos.

—¡Ey! —El llamado de Isabel lo sacó de sus pensamientos, el agua de la lluvia los empapaba de pies a cabeza, comenzó a admirar lo bien entrenado que estaban los caballos que seguían sin parar— ¡¿Qué demonios vamos a hacer?! ¡Perdimos de vista a todos!

—Todo lo que podemos hacer es seguir moviéndonos —respondió el castaño con la vista en su camino, como si eso pudiera ayudarlo—. Estoy seguro que no nos hemos separado mucho del resto del escuadrón.

Hallelujah | Levi AckermanDove le storie prendono vita. Scoprilo ora