Verse atrapada en un triángulo amoroso no estaba en los planes de Violette; su intención nunca fue herir los sentimientos de otras personas, pero ¿cómo podía evitar enamorarse de Harry, el único chico que realmente la veía?
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El pub de los Horan se encontraba en el centro del pueblo y aunque es tarde y mañana a primera hora me toca ir a la panadería, salgo de casa anunciándole a Gemma que solo iré a dar una vuelta.
Camino calle abajo recorriendo los rincones de Holmes Chapel, la noche era tranquila y aunque el aire se sentía fresco, podía percibir que el calor de una u otra manera, conseguía hacerse presente.
Conforme me acerco al pub, puedo escuchar la música bañando mis oídos, así como las risas de aquellos a los que les parece buena idea celebrar un domingo por la noche antes de volver a sus labores.
Suspiro y con cierta valentía instalada en mí, ingreso y me encuentro con la misma escena que veo cada vez que vengo: músicos al fondo, las mesas llenas de conocidos que viven en el pueblo, el olor a cigarrillo y mi madre detrás de la barra junto a Bobby, el padre de Niall, atendiendo a los clientes.
- ¡Harry! ¡cariño! ¿todo bien? ¿ha ocurrido algo en casa? - mamá pregunta preocupada en cuento me ve
- No todo bien, no hay nada de qué preocuparse - le aseguro con rapidez - Hola, Bobby
- ¡Muchacho! Qué alegría verte ¿cómo van las vacaciones?
Demasiado extrañas.
- Bien, ya sabes, el trabajo en la panadería como siempre involucra un poco de tiempo - sonrío
- Es bueno ver que eres tan trabajador, le he dicho a tu madre una y otra vez lo orgulloso que me siento de ti y de que mi hijo se junte con alguien como tú. Sé que ambos llegaran lejos
- Muchas gracias, Bobby - sonrío sincero por sus palabras
- ¿Quieres beber algo, cielo? - mamá pregunta
- Una cerveza estaría bien
- ¡Sí! ¡claro! - la mujer rueda los ojos y río por su acción - ¡Corre una malteada de chocolate!
- ¡Mamá! ¡No! - la detengo avergonzado y esto hace reír a los dos adultos frente a mí
- ¿Un refresco te parece bien, Harry? - Bobby pregunta y yo asiento
La familia Horan era muy querida por nosotros, además de que tanto mi madre, como Gemma y yo, nos sentíamos muy agradecidos por el apoyo que siempre solían brindarnos.
No era una mentira que desde que surgió aquella pandemia mundial, mi familia en especial se había visto afectada. Mi madre había perdido su empleo, Gemma tuvo que atrasar sus estudios por un año debido a nuestro problema económico y si de la parte emocional hablamos, fue cuando finalmente rompimos lazos con mi padre.
Siempre hemos sido de clase media, así que no voy a mentir diciendo que contábamos con un estatus alto.
Bobby Horan fue el primero en el pueblo en ofrecerle trabajo a mi madre y sin pensarlo dos veces, ella lo aceptó, era una manera de ganar dinero y fue en ese instante en el que yo comencé en la panadería, así mismo, mi hermana comenzó a vender postres por una temporada hasta que pudo volver a la universidad gracias a los ahorros que habíamos juntado los tres; ahora, la castaña estudiaba, pero también trabajaba, solo que en Londres y en una tienda de ropa.
