Capitulo 3: Ian Luján

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—¿Por qué traes sudadera? —pregunto y si él ve que trato de cambiar el tema, no dice nada, tampoco pregunta nada y eso lo agradezco.

—Por gusto —se encoje de hombros sin dejar de mirarme.

—¿No tienes calor?

Inquiero, porqué veo que esta sudando. Veo en su expresión que está buscado una excusa.

—Sí, tengo calor —admite sin conseguir nada más que decir.

—¿Entonces por qué no te la quitas?

—Creo que me soy de los que le gustan asarse — suelta una risita nerviosa.

—Ah, vale.

Estoy actuando un poco cortante, lo sé, pero es que no puedo evitarlo, me sale solo. Solo puedo dar respuestas simples.

Tampoco se que hace él hablándome a mí, ¿Por qué me está siguiendo? ¿Que quiere? Vuelvo a girar en una esquina, y él me sigue aún en su patineta.

Siento la necesidad de decir algo, porque me estoy comenzando a sentir incomoda.

—¿Como es que tienes tan buen equilibrio? — viendo como domina a la patineta.

—Trabajo en un circo como equilibrista.

Dice a modo de broma, en cambio yo me le quedo mirando esperando a que me diga la verdad.

—Ando en patineta desde que era un niño, por eso mi dominio con ella —dice bajando de la patineta y poniendo esta bajo su brazo.

—Aaah yaaa —asiento.

—Aunque no fue fácil aprender, recuerdo que la primera vez que me monte en una, me resbale y sin querer me di con la patineta en la boca — gesticula con las manos— ¿El resultado? Un diente menos y una lloradita más.

Me río, suelto una carcajada involuntaria y me tapo la boca rápidamente, pero sin embargo me sigo riendo.

Él sonríe como si estuviera satisfecho por eso.

—Lo siento —niego con las manos, riendo—. De verdad que quiero reírme de tí, pero es inevitable.

—Sí es gracioso —ríe un poco—, y no te reprimas tienes una risa muy bonita.

Dejo de reír, poco a poco, hasta que hago una mueca.

Carraspeo recordando que le iba a preguntar que, qué quería.

—¿Que quieres?

Él se me queda mirando confundido, así que decido ser más clara.

—¿Por qué te acercaste a mí? Porque debe de haber una razón ¿No?

—¿Y si te digo que por ninguna razón en espacial y solo quería hacerlo? —se pasa una mano por la nuca y sonríe de lado.

¿En serio? ¿Quería hacerlo? ¿Sin trampa de por medio? Vaya.

—¿Quieres una nueva amiga? —inquiero con el ceño fruncido.

—Nunca está de más hacer una amiga nueva. Sí.

—Llévanos años siendo compañero y jamás me habías hablado —señaló lo obvio.

—Bueno, tú tampoco.

Buen punto.

—Estamos hablando ahora.

—Eso parece, sí.

Tiene una sonrisa divertida pintada, yo sigo con el ceño fruncido.

—¿Quieres que sea tu amiga?

—Emm... Sí, solo si gustas, claro.

—Cómo sea, no estaría mal.

Le digo que sí, solo para no verme más cortante e intentar ser más amigable, porque hasta ahora él se a mostrado más que amigable conmigo.

Miro de reojo que él ahora tiene una gran sonrisa en su rostro, que hace que sus ojos se achiquen y le salga un hoyuelo en cada mejilla.

Suspiro cuando ya diviso mi casa, y bajo la mirada mirandome los raspones de las manos.

—Perdón por eso —se disculpa Ian, refiriéndose a los raspones.

—No te preocupes por eso.

—Si te consuela yo también tengo uno.

Me enseña su mano derecha, la cual abarca un raspón rojizo que a empezado a volverse marrón.

—Sinceramente, el saber que tú también te lastimaste no me genera gran consuelos.

—Pues yo debería sentirme peor, te hice caer. Está bien que no haya salido librado.

Llegamos a la entradilla de mi casa y me giro por completo hacia él.

Le regaló una pequeña sonrisa y él entiende que ahora debe continuar caminado él solo.

—Vale, ya entiendo.

—Gracias, por acompañarme de alguna manera.

—Cuando quieras —sonríe y asiento dándome la vuelta.

Estoy sacando las llaves de la casa de mi bolsillo, cuando escucho de nuevo su voz llamándome. Me vuelvo a voltear hacia él.

—¿Dime?

—Deberias sonreír más, no te queda nada mal —me guiña el ojo.

Y esta vez es él quien desaparece por la calle, montado en su patineta.

Siento como un leve rubor sube a mis mejillas. Niego con la cabeza y por fin abro la puerta de mi casa y entro en ella.

No hay nadie, otra vez.

Así que agarro una naranja, subo a mi habitación y comienzo a tocar mi la guitarra, otra vez.

Si hay algún error ortografico perdón por eso.

Y espero de corazón que les haya gustado el capítulo ❤️

Con cariño Cris <3

Aviones de papel Where stories live. Discover now