CAPÍTULO 06

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Otra vez tú...

SHIARA

Solamente hice entrar al baño y encerrarme en un cubículo sin ni siquiera fijarme si habían personas merodeando a mi alrededor, para cuando ya no pude contener más el torbellino de emociones que amenazaban con perforarme el pecho, ocasionando que un llanto histérico, cargado de rabia y dolor me tome sin piedad.

Me siento sobre el retrete cerrado y escondo mi cabeza entre mis manos temblorosas, presa de un llanto que es insonoro por culpa del gigantesco nudo que siento presionar mi garganta.

Quejidos ahogados y lágrimas son lo único que soy capaz de soltar, mientras siento todo mi cuerpo temblar a su paso.

Y es que no sé por que sucede con tanta ímpetu, pero me duele revivir el pasado, me duele darle la cara nuevamente a lo que un tiempo atrás me abofeteo tantas veces.

"No debí venir nunca a esta cena ¿Qué demonios hace ese sujeto aquí? Siento que no puedo".

Siento alguien golpear el cubículo donde me encuentro, y rápidamente me alarmo, al pensar que alguien de la mesa me pudo haber perseguido... Pero no, porque todos son hombres y este es el baño de damas. No se atreverían a irrumpir la privacidad de las mujeres ¿O sí?...

Pero ese peso se elimina de mis hombros cuando escucho una voz femenina y completamente desconocida del otro lado.

—Disculpa, ¿Estás bien? ¿Necesitas algún tipo de ayuda?

Intento responder, pero mi garganta se niega a soltar la más mínima palabra.

Al cabo de unos pocos segundos vuelven a tocarme la puerta del cubículo. Pero sigo sin responder, mi cuerpo se niega a hacerlo; pues ahora lo único que le interesa es de alguna manera liberarse del peso y los sentimientos torturadores que siente, lo cuál parece lograrlo a través del llanto.

El llanto cada vez se vuelve más fluido y las lágrimas se resbalan por mi cuello al punto de manchar mi traje con las mismas, pero aún así, eso no evita que el nudo de mi garganta disminuya ni un poco.

—¿Hola? —la chica del otro lado de la puerta vuelve a hablarme. Y como las veces anteriores, no respondo.

"Tienes que calmarte Shiara, no puedes permitirte que el pasado te afecte de tal manera, menos en un lugar público".

Con ese pensamiento en la cabeza me voy obligando a las malas a aminorar mi crisis.

"Eres una mujer fuerte y madura, escenas como estas ya no pueden tener protagonismo en tu vida; pues los años ya han pasado".

A pesar de que el nudo de mi garganta no se ha ido, aprieto mis labios en una línea fina evitando el temblor de mi mandíbula, y aprieto mis manos entre mis piernas, evitando vuestro temblor también.

Aún mi pecho me obliga a lanzar unos sollozos más, pero poco a poco, con respiraciones profundas logro diluirlos, encerrando todas mis emociones en una caja con un seguro forzado en mi interior, reprimiendolo todo allí.

Me limpio las lágrimas con el dorso de las manos, y me mentalizo para salir del cubículo el cuál tomé como refugio.

Aún con manos un tanto temblorosas tiro de la cerradura del mismo dejando que la puerta se abra por sí sola, encontrándome con una mujer de cabello rubio entre los 35-40 años de edad, con la mano alzada como si fuese a tocar la puerta que acabo de abrir, con una expresión en su rostro más que de chisme de preocupación genuina.

—Oh discúlpeme, me preguntaba si se encontraba bien usted, u ocupaba algún tipo de ayuda —habla con un acento escocés lo suficientemente marcado.

Cenizas Fuera Del Hielo Where stories live. Discover now