Capítulo 32 ✔️

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Mi boca se abrió sola.


—Mamá...— refutaba Bastián cuando la señora Charlotte lo interrumpió.
—Kiara, cariño, me dejarías un momento a solas con mi hijo, por favor — pidió la señora Davis, cortes.
—Por supuesto— respondí rápidamente.

Me alejé dentro de la casa lo suficiente como para no escucharlos, sin perderlos de vista, imaginaba sobre qué hablaban.

Podía escuchar a Bastián en mi cabeza discutir con su madre sobre dormir conmigo en la misma habitación, solo me bastaban con mirar su postura, su cara expresaba la palabra molestia indiscutiblemente. La señora Davis al parecer estaba algo exasperada, la manera en la cual movía sus manos y tocaba su cara constantemente significaba que estaba entre la espada y la pared. Me resultaba interesante la manera en la cual Bastián discutía con su madre por algo que claramente no le gustaba, yo nunca podría hacer algo así con mi padre, siempre terminaba haciendo lo que él quería.

Bastián dio por terminada la conversación caminando hacia mí, hecho una furia.

—Por lo menos lo intentaste— dije comprendiendo su enojo, tampoco es como si quisiera dormir con él.

—Vayamos a nuestra maldita habitación— gruñó subiendo las escaleras a grandes zancadas.

Miré a la madre de Bastián un segundo, quien me decía un <<lo siento>> de forma silenciosa con su boca; al parecer yo no era la única que perdía ciertas discusiones con sus padres, algo me decía que la señora Davis se salió con la suya.

Inflé mi pecho corriendo escaleras arriba tratando de alcanzar a la bestia, quería seguirle el paso, pero me era imposible hacerlo, para cuando llegué a la habitación ya Bastián se encontraba con el teléfono de la habitación en su oído pidiendo que subieran nuestro equipaje; cerré la puerta una vez a dentro.


Me detuve un minuto mirando con detalle la habitación, era inmensamente grande, sin embargo, lo que más llamo mi atención fue aquel balcón a un lado de la habitación con una hermosa vista al mar.

—Tomaré una ducha— indicó Bastián, despegué mi vista del balcón.
—¿¡Qué haces!? — chillé al verlo desabotonarse la camisa.
—¿No es obvio? — respondió él.
—No deseo verte desnudo— espeté.
—¿En serio? ¿No será todo lo contrario? — contestó Bastián seductoramente.

Tragué duro.

—Entra al maldito baño y desaparece de mi vista, Davis— gruñí entre dientes, ignorando su s estupideces.

Bastián terminó de quitarse la camisa delante de mí sin un poco de vergüenza; mis ojos recorrieron su trabajado abdomen, de repente hace calor aquí.

—No me molesta si quieres tocar— expresó el imbécil con una sonrisa de lado, quité mis ojos de él rápidamente.

<< ¡Por Dios, debería ser un crimen que Bastián sonría así!, no, debía ser un crimen tener un cuerpo así, es que todo en él debía ser un crimen. Debo llamar a Nora urgentemente, no estaba preparada para los daños colaterales que podría provocar esta misión>>

—Tomaré aire— dije saliendo al balcón.

Cerré las puertas detrás de mí sacando el móvil del bolsillo de mi pantalón, me giré un segundo para ver si Bastián había ingresado al baño antes de marcarle a Nora.

Escuché el primer, el segundo y el tercer tono, pero Nora no tomaba la llamada, volví marcar, necesitaba hablar con ella desesperadamente.

—¡Mierda! — escupí marcándole otra vez.

—Hola— respondió Nora del otro lado de la línea, agitada.
—¿Nora? — susurré.
—¿Kiara? ¿Sabes qué hora es? — manifestó haciéndome recordar lo tarde que era.
—Disculpas, lo siento, tienes razón, te llamaré mañana— me excusé.
—No, está bien— dijo para luego gemir.

—¿Nora, llamé en un momento inoportuno?

—Nena, no, ¿Dime que sucede? — insistió.

Puedo jurar que escuchó su cama sonar a través de la línea.


—Es Bastián, no sé qué pretende, pero se me esta insinuando o algo así— confesé recordando como minutos antes se quitó su camisa delante de mí.
—Eres una mocosa ¿sabes? — declaró ella riendo —te dije que él inventó este juego, él es lobo y ahora tu eres su presa, si intentas provocarlo él atacará— declaró.
—Entonces, ¿qué se supone que debo de hacer? — pregunté exasperada.
—Jugar su juego, ya estás dentro de su terreno, demuéstrale que tú también sabes mover fichas, que sabes jugar su juego.

—No lo sé... dormiremos en la misma habitación— conté.

—No folles con él, no permitas que te llevé a la cama— jadeó Nora.

—¿Más rápido, hermosa? — escuché a alguien hablar por el móvil de Nora.

—Kiara, hablamos mañana— se despidió colgando.

Cerré mis ojos.

<<Que no me lleve a la cama es algo difícil de cumplir, prácticamente ya estaba en su cama, dormiríamos juntos>>

Debo jugar su juego, debo demostrarle a Bastián que yo también sé jugar, que no era simplemente una mocosa.

En ese momento escuché unos toques en la puerta de la habitación, salí del balcón entrando a la habitación; abrí la puerta, encontrado una persona con nuestras maletas.

—Su equipaje, señora Davis— anunció un hombre vestido de negro.

Le indiqué que pase para deje las maletas en la habitación.

Esperé a que el caballero saliera, tomé mi maleta abriéndola sobre la cama, busqué rápidamente un pijama, pero la voz de Nora en mi mente me repetía una y otra vez <<jugar su juego>>, así que solté el pijama tomando un conjunto de lencería, esta noche no dormiría en pijama.

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