Capítulo 23 ✔️

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Aproveché que Bastián se fue a algún lado y me paré de la mesa escapando de los señores Davis.

Divisé a Nora cerca de la mesa de bebidas, así que me acerqué a ella, ya que era la única persona el lugar con la cual podía sostener una conversación y usar el adjetivo imbécil al lado del nombre de Bastián sin ser juzgada.

—Hola— saludé.

—¿Y dónde dejaste al Lobo, Caperucita? — indagó Nora divertida, pasándome una copa.

Barrí rápidamente el lugar con mi mirada intentando ubicar al imbécil de mi esposo, pero lo que vi me dejó boquiabierta, Bastián salía por unas de las puertas que conducían al jardín trasero agarrado de la mano con la misma chica que llevó al departamento hace algunas noches.

—No lo puedo creer— susurré.

—Kiara...— emitió Nora dándose cuenta a que me refería.

No podía creer que Bastián me estuviera haciendo esto delante de su propia familia. Le pasé la copa a Nora emprendiendo mis pasos detrás de ellos.

—¡Kiara! — Me llamó Nora, la ignoré.

Salí al jardín, mirando a todos lados, averiguando a dónde fueron; solo tuve que caminar unos metros para ver a la chica prendida del brazo de Bastián. Se giró un poco mirándolo con ojos de brillosos.

<<Pobre ilusa>>

La chica acercó su cara a la de él, no tenía que ser adivina para entender lo que pretendía hacer.

—¡Aléjate de mi esposo! — gruñí llamando la atención de ellos.

Ambos se dieron vuelta.

—Kiara— manifestó Bastián advirtiéndome con su mirada de que no lo hiciera, pero me importaba muy poco lo que advirtiera ese maldito.

—¿No me escuchaste, zorra? — espeté en contra de ella, la chica se separó de Bastián dando algunos pasos al frente.

—¿A quién le dices zorra, estúpida? — respondió la vulpeja.

—Bárbara— la llamó Bastián —Kiara es mi esposa, así que ten cuidado como te diriges a ella— declaró.

La chica comenzó a reír de forma exagerada, no entendía qué era lo gracioso para ella.

—Ya puedo comprender por qué debes buscarme ¿Esta cosa es tu esposa? No lo creí del todo la noche que me llevaste a tu departamento, pero ¿Qué le ves? — despotricó ella en contra de mí.

Podía sentir como la ira invadía cada parte de mí, esta mujer se burlaba de mí en propia cara y Bastián no hacía nada; caminé a ella a grandes zancadas, le rompería la cara y le borraría esa estúpida sonrisa de la boca, pero el brazo de Bastián tirando de Bárbara se hizo presente alejándola de mí, volví a caminar para acercarme a ella, Bastián me tomó de la cintura.

—¡Suéltame! ¡Suéltame! — grité llamando la atención de algunas personas que se encontraban cerca.

—Has silencio, maldita sea— me ordenó Bastián.

—¡Suéltame! ¡Le borraré la maldita sonrisita de su asqueroso rostro! — vociferé tratando de salir del agarre de Bastián.

Me tomó por las piernas colocándome en su hombro, sacándome del lugar; se condujo conmigo en sobre su hombro por todo el jardín hasta llegar al parqueo de la casa, bajándome delante de su auto.

Me crucé de brazo una vez que Bastián me bajo al suelo.

—Entra al coche— ordenó.

—No— sentencié desafiante.

—Entra al maldito coche, Kiara.

—No.

—¿No? De acuerdo— dijo abriendo la puerta trasera obligándome entrar.

—¡Bastián! — chilló su madre apareciendo —¿Qué demonios crees que haces?

Lo miré curveando mis labios con una sonrisa.

—Sí, explícanos qué demonios crees que haces— comenté mirándolo fijo.

La bestia suspiró dándose vuelta.

—Nos vamos, mamá— informó él —entra al auto, Kiara.

—No, no quiero irme todavía— contrarresté.

—No me hagas perder la paciencia.

—Bastián, si Kiara no se quiere ir no puedes obligarla— me defendió su madre.

—No te metas en esto, mamá— escupió —y tú entra al auto— volvió a ordenarme.

La señora Charlotte nos miraba preocupaba, cerré mis ojos entrando al auto, no quería seguir con esto.

Bastián dio la vuelta abriendo la otra puerta sentándose a mi lado.

—Señor— expresó James.

—Al departamento— indicó Bastián.

***

Miraba por la ventana tratando de evitar cualquier contacto con Bastián, no puedo aceptar que me haga ver como una estúpida cornuda delante de la gente.

—¿Por qué lo hiciste? — me preguntó.

Me quedé en silencio, no quería ni hablaría con él.

—James, detén el auto y baja, por favor, necesito hablar con mi esposa a solas— pidió Bastián sorprendiéndome.

James estacionó el auto inmediatamente a un lado de la calle; intenté tomar la manija de la puerta rápidamente buscando salir y escapar de él, pero fue tarde, las manos de Bastián me halaron colocándome encima de él.

Bastián me sentó sobre su regazo, me sostenía con sus brazos obligándome a permanecer sobre sus piernas.

—¿Me vas a explicar qué diablos pasa contigo? — gruño.

No sabía qué decir, no cuando me tenía en esta posición.

—¿No me dirás? — inquirió —Te juro que no me importa pasar la noche así contigo— manifestó.

Bajé mi cara, no soportaba más la arrogancia de Bastián y su falta de respeto.

—¿Quieres saber lo que me sucede? — escupí.

—Estoy seguro de que puedo hacer muchas cosas, excepto leer mentes.

—Desde que nos casamos solo me has faltado el respeto, llevaste a una puta a nuestra casa el mismo día que nos casamos, intentaste avergonzarme delante de tu familia hace tan solo media hora ¿Acaso no sientes algo tipo de respeto por este matrimonio? ¿Por mí? — sollocé rompiéndome.

—Kiara...— susurró Bastián.

—Cállate, no quiero escucharte— lloré —Te odio Bastián, y cada día tengo un motivo nuevo por el cual hacerlo, eres el imbécil más grande que he conocido, donaste mi cosa sin pedirme permiso, te comportas como un idiota, ¿¡Acaso no saben todos que soy tu esposa!? ¿Por qué me haces ver como una cornuda? — pregunté con rabia.

—No sabía que te sentías así, Kiara— se defendió él.

—No sabes nada, Bastián— espeté —Quiero llegar a casa— pedí retirando sus brazos de alrededor de mi cintura para volverme a sentarme en mi lugar, ignorándolo, volviendo a clavar mis ojos en la ventana.

No solo me fastidiaba que me tomara por tonta, sino que otros también lo creerían, además, dejó que esa zorra me llamara estúpida.

La MenorWhere stories live. Discover now