Capítulo 39 - "¿Quién manda en este juego?"

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Park Jihyo's point of view

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Park Jihyo's point of view

Desperté en esa fría mañana con el cuerpo de Sana pegado al mío, debo confesar que era maravilloso ser capaz de acurrucarse en los brazos calientes de alguien de esa manera. La mujer estaba detrás de mí, envolviéndome en un encantador abrazo. Podía sentir el ritmo y profundo respirar que emanaba. Me moví lentamente, tomando mí teléfono de la mesita de noche, era muy temprano. Me volví hacia ella, mirando su serena expresión mientras dormía. Hermosa, como siempre.

Su cabello negro hacia destacar su suave y pálida piel, incluso podía ser comparada con esas actrices de películas de vampiros. Sana seguramente sería una sexy y poderosa vampira. Sonreí, y deslicé mi pulgar en su mejilla delicadamente. Suspiré profundamente, pensando en lo suertuda que era por tener a esa mujer en mi vida.

La noche anterior Sana insistió en que durmiese en su casa. Al principio me opuse, pero como era de esperarse. En contra de ella no había argumentos. Llegamos a su casa y ella se hizo cargo de preparar una cena simple. Sana me dijo más de ella, con el fin de saber más de mí. Y yo simplemente hablé, abrí el libro de mi vida a la mujer que quería junto a mí para siempre. Era cierto que tenía un gran miedo de que ella me dejase al saber todo los problemas que me rodeaban. Pero para mi sorpresa, me escuchó detenidamente y me apoyó en cada momento en el que flaqueaba y lloraba, lo que me hizo quererla aún más. Sus relajantes caricias me ayudaron a sacar todo lo que estaba dentro de mí, eso que me hacía daño. Sana de una manera amorosa prometió que me haría feliz, que ella sería la diferencia en mi vida. Y no dude de ella, tenía con ella la gran confianza de que mi futuro a su lado sería mejor.

Dejé un beso en su frente lentamente e intenté desenredarme a mí misma de sus brazos sin despertarla. Sana se removió un poco en la cama, quejándose del frío, pero rápidamente puse la manta sobre ella. Sonreí tan pronto como se acomodó ella misma. Y de puntillas pisé el frío suelo, sintiendo todo mi cuerpo temblar. Caminé con pasos lentos al baño para realizar mi higiene matutina.

Entonces decidí caminar hacia la cocina, esa mañana Sana iba a recibir mimos, esperaba que no le importase que tocase sus cosas. El apartamento de Sana era digno de un Minatozaki, enorme y sofisticado. Todo de buena calidad, dejando claro cuan millonaria era. Estaba en lo más alto, y tenía una vista hermosa del mar de Miami y todos los enormes edificios. Até mi cabello y abrí la nevera que estaba llena, difícilmente ella se comería la mitad de todo eso. Escogí todos los ingredientes y los puse en la encimera: frutas, leche y zumo. Haría un gran desayuno.

Bien, me llevó más trabajo de lo que imaginaba, pero estaba haciendo un buen trabajo. Nuestro desayuno consistía en tortitas, ensalada de fruta, zumo, café con leche, bacón y huevos revueltos. Todo estaba casi listo, solo faltaban por cortar las últimas fresas.

—Podría acostumbrarme a esto.

Me giré rápidamente poniendo mi mano sobre mi pecho.

—Jesús, ¡Sana! Me asustaste.

The Stripper Ꞝ SahyoWhere stories live. Discover now