Capítulo 5. Nick

102 37 12
                                    


¡Joder! Verla ahí, tan furiosa, con el cabello erizado, el rostro sonrosado y la corona ladeada, hizo que se le revolviera el cuerpo y que quisiera besarla ahí mismo, ponerla sobre la mesa y hacer....

—No, no puede ser —dijo llevándose las manos a la cabeza. Se quedó en la biblioteca hasta tranquilizarse. Al rato, entraron sus amigos.

—Nick, si no te importa, yo me voy —dijo Jason—, para niños ya tengo dos en casa.

—Yo me quedo —dijo Charlie—. Me parece que va a ser un fin de semana muy entretenido.

—Y que le has echado el ojo a la morena —dijo Jason burlón.

—Puede. No te importa ¿no?

—Quédate, Charlie, sí, así me haces compañía. Jason, otro día organizamos la barbacoa. ¿Avisas a los demás?

—Claro, capitán. Que os sea leve.

Se dieron un abrazo y el amigo salió.

—Oye, que tu niñera los tiene bien puestos ¿eh? Y es muy bonita. Me gustan con más curvas, pero vamos...

—¡No te pases! —dijo Nick enfrentándose a él.

—Oye, que no pensaba echar los tejos a la chica, que ya veo que te gusta a ti.

—Joder, si no es eso, que es la niñera y no quiero cagarla. Joanna está encantada con ella y es mejor que me mantenga alejado. Además, apenas la conozco.

—Pero es fácil. Habla con ella. Conócela. No tienes por qué fastidiarla. A lo mejor es la mujer de tu vida y te lo estás perdiendo.

—Lo dudo, tiene mucho genio y me lleva la contraria —refunfuñó Nick. Charlie se echó a reír.

—¿Prefieres una mujer sumisa?

—No, qué va. Pero es la niñera y yo...

—¿Tú qué? Hasta ahora todas las relaciones que has tenido han sido superficiales. Te conozco desde críos y sé que no te has recuperado de lo de Brenda. Y sé que no vas a tener una relación comprometida hasta que no lo superes.

—Eres un idiota.

—Pero soy tu idiota favorito y sé lo que me digo. No todas son como ella. Y lo sabes. Que ella te mintiera de esa forma, no significa que siempre te vayan a mentir. Conócela, Nick, solo te digo eso.

—Ya veremos. De momento, vamos a tomar una cerveza, porque este fin de semana va a ser una locura.

—O una maravilla, depende. Yo pienso conocer a la tal Moira, que es prima de Allegra y tiene unos ojos preciosos.

—Solo te has fijado en los ojos ¿no?

—Me ofendes. Sí, me he fijado en los ojos y en toda ella, pero sabes que yo no soy como tú, me gusta conocer a las personas.

—Anda, vamos. Y que sea lo que sea.

Ambos salieron de la biblioteca y se fueron hacia la piscina. Se sentaron al lado de la barbacoa, en una mesita donde el señor Rodríguez enseguida les trajo unas cervezas y algo para picar.

Las niñas estaban adornando y se habían puesto el bikini y faldas hechas con papelitos y telas. Las tres mayores también las llevaban y se habían soltado el cabello. Nick no pudo evitar mirar la suave piel que rodeaba sus curvas, la sonrisa sincera que dedicaba a las niñas y sus carcajadas, un poco sonoras, graciosas y que hacían que echase la cabeza hacia atrás cuando más alegre estaba.

Joanna puso música y comenzó a bailar. En el fondo, le recordaba a su madre. Ella era una chica sencilla con la que estuvo saliendo unos meses, pero luego empezó a jugar en la liga profesional y dejaron de verse. Quién sabe si hubiera seguido con ella.

Entre tres palosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora