La Carta Que Te Escribí

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"Querida Camila, o Camz, como lo prefieras,

- Hola. Soy Camila -Se presentó ante mí la chica que se sentó a mi lado en clases de literatura aquel día de Septiembre. Yo tenía quince años.

Lo primero que vi no fue su rostro, sino el libro que tenía entre manos.

- ¿Charlie y la Fábrica de Chocolates? -Recuerdo haber preguntado con una débil risita.

Ella me miró con cierto enojo.

- Es mi libro favorito... Si vas a burlarte...

- Es mi libro favorito también -Recuerdo haberla interrumpido con una sonrisa.

Y fue cuando realmente la vi por primera vez.

Tenía un lazo rosa en el cabello y una sonrisa que parecía haber nacido a partir de mi comentario. Sus ojos eran marrones, así como el chocolate.

Pensé que era muy hermosa.

- ¿Puedo llamarte Camz? -Pregunté de repente. Siempre me gustó tener un apodo para las personas, pues si tenía nombres muy comunes no podía recordar quien era quien.

- ¿Camz?

- Muchas chicas en la escuela se llaman Camila -Respondí mientras me encogía en hombros y tomaba su libro entre manos.

Al abrirlo encontré esquinas dobladas, páginas marcadas y manchas de tazas de café. Y por un momento no me interesó la historia plasmada en las letras, sino la que estaba en esas pequeñas marcas personales que ella había dejado.

- Mis amigas me llaman Mila -Me notificó.

- Ellas te llaman Mila -Dije con una sonrisa-. Yo te llamo Camz...

Allí comenzó todo.

No soy buena suavizando las cosas, y creo que dar una larga explicación de lo que voy a decirte solo arruinará esta carta, así que lo diré sin rodeos:

- ¡Lern! -Había gritado Camila en medio de la clase de gimnasia.

El apodo había nacido en una pijamada.

Camila creía que si yo tenía un apodo para ella, ella debía de tener uno para mí.

- ¿Qué sucedió? -Pregunté con preocupación mientras llegaba a su lado con rapidez.

Ella era bastante torpe con respecto a la gimnasia, así que debía cerciorarme de que ella estaba bien cada cinco minutos.

- Nada. Es solo que te vi y no pude evitar sentir la necesidad de llamarte solo para molestar -Reí ante su locura, y con mis brazos cruzados intenté pretender que estaba enojada-... Vamos. No te pongas así. Te quiero.

Y, por primera vez, sentí mariposas en mi estómago.

Estoy enamorada de ti.

Camila y yo estábamos buscando libros en la biblioteca. Dinah, su amiga, también estaba con nosotras, pero creo que en realidad solo lo hacía porque después veríamos una película en casa de Camila y las palomitas serían gratis.

- Ésta es una buena novela de amor -Me dijo mientras señalaba uno de los muchos libros que ella había leído en aquellas viejas estanterías.

Por supuesto que sabía que ese libro había estado entre sus manos. Camila y yo solíamos leer juntas.

- El chico le escribía cartas a la chica... ¡Era tan romántico!

La Carta Que Te Escribí |CAMREN|Where stories live. Discover now