Prólogo

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La vida para Mingyu era muy monótona, siempre estaba dispuesto a cumplir las complacencias de su padre. Un Alfa prepotente que manipulaba su vida a su antojo. Aunque él también había nacido como un Alfa, su padre lo crío para obedecer su palabra. Él también se consideraba un imbécil por obedecer todo lo que ordenaba, pero después de todo era su padre y lo quería.

La vida de Mingyu estaba llena de restricciones, su padre no le permitía salir a fiestas para divertirse con sus amigos, tampoco lo dejaba llegar tarde a casa, y nunca lo dejó estudiar lo que deseaba. Su padre ya tenía su vida hecha por completo, y Mingyu solo debía obedecer a lo que él ordenaba.

—Mingyu.

El mejor amigo de Mingyu se acerco a él, se encontraban en la escuela secundaria. Mingyu solo veía con atención la ventana, mientras su cabeza estaba llena de pensamientos.

—¿Irás a la fiesta de Seungkwan? —Mingyu lo miró, puso una cara de tristeza sabiendo el resultado de esa pregunta—. A él le encantaría que estuvieras ahí.

—Me gustaría… pero ya sabes lo que piensa mi padre…

—¿Hasta cuándo vas a dejar que siga manipulando tu vida? ¡Eres un Alfa! —gruñó. Mingyu era una persona muy noble, quizá sacó aquello de su madre, pero por más que su amigo le gritara, no era capaz de enojarse con él. Además, tenía razón.

—Lo sé, Soonyoung, solo que… —suspiró—. No puedo negarme, es mi padre.

—A Seungkwan le encantaría que estuvieras ahí —se marchó.

No podía seguir así con esa situación, no era la primera vez que sus amigos sentían decepción por él al no afrontar a su padre. Su padre no era malo, simplemente era estricto en su forma de vivir. Mingyu no podía desobedecerlo, pero su vida tampoco podía seguir así. Pronto se quedaría sin amigos por culpa de su padre, solo sería su esclavo que escogiera su forma de vivir.

No quería ir a la universidad que su padre dijo, no quería trabajar en la compañía de su padre. ¡Ya no podía con ese modo de vivir! Tenía que afrontarlo tarde o temprano.

Y así lo hizo.

Mingyu comenzó con su rebeldía. Evadió su responsabilidades, las órdenes de su padres y decidió vivir como le complacía. Su padre ya no podía seguir manipulandolo a su antojo. Se había librado de él.

Mingyu asistió a la fiesta de Seungkwan, sus amigos se alegraron. Después de eso, siguió asistiendo a más fiestas. Cuando cumplió la mayoría de edad, inició a ir a buscar diversión por su propia cuenta. Iba a bares con sus amigos, iban a clubes nocturnos, a antros, dónde sea que podían divertirse. Mingyu al fin estaba viviendo y le fascinaba su modo de vivir.

—¡Por más días como estos! —exclamó eufórico Soonyoung. Todos brindaron y gritaron.

Despertó con un inmenso dolor de cabeza esa mañana. El día anterior había ido a un antro con sus amigos, bebió demasiado y ahora tenía resaca. Se despertó tarde, ya que ahora vivía como le plazca. Decidió no entrar a la universidad para compensar los años que su padre le quitó.

Se levantó de la cama para vestirse, caminó con pasos lentos a su ropero para buscar una playera, se la colocó y acomodó mirándose a través del espejo. En cuánto estuvo listo, bajó por las escaleras para ir al primer piso de su casa.

Su madre se encontraba en el comedor, parecía estar ordenando la mesa; Mingyu caminó hacia ella para darle un abrazo y un beso en la mejilla.

—¿Y mi padre? —preguntó curioso.

—Fue a trabajar desde la mañana, debe atender un asunto del trabajo.

—Me imagino —Mingyu se separó de su madre y la ayudó para terminar de arreglar la mesa—. ¿No vendrá a comer?

—No, hoy no —le brindó una sonrisa—. Hoy solo estaremos tú y yo.

Su madre era una Omega muy servicial. Era hermosa y joven. Mingyu no podía creer que se haya casado con su padre, pero escuchar a su madre hablar maravillas de él, le hacía creer que su papá tenía corazón. Ser un Alfa le hacía optar por una apariencia estricta y fuerte. Tenía vagos recuerdos de su padre siendo un amor de persona, ¿en qué había cambiado?

Pasaron con tranquilidad la hora de la comida, hubo pláticas interesantes por parte de su madre. Ella podía contarle un sinfín de historias que sucedían entre sus amigas, amaba a esas señoras, siempre tenían una historia —chisme— que contar. Ese día se enteró que la señora Yoon encontró a su vecina metiendo en su casa a un Alfa desconocido a escondidas de su esposo.

Cuando terminaron de comer, Mingyu se encargó de levantar los platos, en lo que su madre iba a la sala a continuar con su lectura. Él recogió todo, limpió los platos y mantuvo todo ordenado. Al terminar, subió a su habitación para cambiar su ropa y salir de casa. No tardó más de veinte minutos en asearse y ponerse ropa limpia.

Salió de su habitación para ir a su auto, se subió y lo encendió para hacerlo andar. Condujo por la calle, y en unos minutos llegó hasta su destino. Era una tienda de ropa a la que solía ir, estacionó el auto, y poco después ingresó al lugar.

Creía que era momento de tener nueva ropa, así que entró a la tienda, se paseó por los pasillos para tomar las mejores prendas que había, también compro un par de zapatos y en cuanto terminó de escoger todo lo que llevaría fue hasta la caja para efectuar la compra.

—Lo siento, señor, pero su tarjeta está declinada.

—¿Qué?

Mingyu no supo cómo reaccionar ante esas palabras. ¿Su tarjeta estaba declinada? ¿Cómo podía ser eso posible?

—Debe ser un error, puede intentar pasándola de nuevo —pidió.

—Señor, su tarjeta no pasará de nuevo.

—Solo intente —exigió. La Beta tuvo que obedecer sus palabras volviendo a pasar la tarjeta, pero de nuevo no logró hacer la compra.

—Lo siento —le entregó la tarjeta.

Mingyu ya entendía lo que pasaba, pero no quería creer que su padre haría algo tan bajo. Tomó la tarjeta para guardarla y sacó otra para que la Beta intentara de nuevo.

—Intente con esta.

La señorita intentó de nuevo y recibió la misma respuesta de la anterior, confirmando la teoría de Mingyu. La Beta se la entregó y el tuvo que maldecir en voz baja por lo que su padre había hecho.

—¿Tiene otro método de pago? —inquirió.

—No, voy a dejar las cosas, volveré por ellas en otro momento.

Guardó la tarjeta en su billetera y salió de la tienda, fue hasta el estacionamiento para subir de nuevo a su auto. Antes de encenderlo, llamó a su padre, pero no recibió respuesta, así que decidió llamar a su trabajo, esperando unos segundos hasta ser atendido.

—¿Bufete de Abogados Kim?

—Yooa, soy Mingyu, ¿puedes comunicarme con mi papá?

—En un momento, joven Kim.

Esperó paciente en la línea hasta que su padre decidió tomar la llamada.

—¿Qué pasa, Mingyu?

—¡No puedo creer que hayas sido capaz de cancelar todas mis tarjetas! ¡¿Sabes la humillación que pasé?! —exclamó.

—Puedo y soy capaz de hacerlo, Mingyu. A fin de cuentas, es mi dinero y yo decido como lo usarás, ¿entiendes?

—¡Padre! —gruño.

—Si quieres de vuelta tu dinero, tendrás que venir a mi oficina para discutir eso.

Terminó la llamada.

Mingyu aventó el celular al asiento del copiloto, soltó un grito lleno de frustración y desesperación.

Su padre se había salido con la suya, por fin se había librado de los hilos de su padre para que volviera a intentar manipular su vida. No lo dejaría tan fácil. Si quería pelear, le daría pelea.

Encendió el auto y se dirigió al trabajo de su padre, no se encontraba tan lejos de dónde se encontraba, ya que el lugar donde trabajaba su padre era dentro del centro de la ciudad.

Tardó diez minutos en llegar a su destino, se estacionó en el lugar que le correspondía a su familia. Salió del auto y se adentró al edificio, pasó directo al último piso dónde se encontraba la oficina de su padre, se acercó con su secretaría que tan pronto lo vio, le dijo que su padre lo esperaba. Él se adentró a la oficina y cerró la puerta.

—Padre.

—Antes de que me reclames —comentó su padre sin levantar la vista, ya que se encontraba revisando los papeles que tenía en la mano—. ¿No crees que ya es momento de que hagas algo con tu vida? —Mingyu veía como se levanta de su lugar para acercarse a un mueble donde había una botella de cristal llena de licor, la tomó y sirvió un vaso—. Entendí perfectamente cuando me dijiste que querías ir a fiestas con tus amigos, tener más libertad y disfrutar de tu juventud, lo entendí y respeté tu decisión de no presentar todavía el examen para la universidad —se acercó a él para beber un poco del coñac que tenía en su vaso, el aroma de su padre era penetrante y muy fuerte—. Sin embargo, tu libertad llegó a otra cosa. Eres un libertino, Mingyu, y es ahora de que cambies tu forma de ver la vida y pares con eso.

—¿A qué te refieres? —Mingyu no comprendía del todo lo que decía.

—Me refiero a que, en este semestre, tendrás que presentar el examen a la universidad, puedes elegir la carrera que más te guste, no me interesa, solo quiero que estudies algo, a cambio podrás recuperar las tarjetas de crédito que te quité —Mingyu escuchó cada palabra—. No obstante, si quieres ser heredero de la fortuna que he hecho y de mi negocio, tendrás que casarte después de estudiar —Mingyu se puso pálido—. Es la única forma de que te deje todo.

—¡No estes bromeando! —alzó la voz con un gruñido, con la intención de intimidarlo, pero no funcionó—. Si quieres puedo estudiar y trabajar, pero ¿casarme? ¿No crees que es mucho?

—Puedes quedarte con el poco dinero que te dé y de lo que trabajes, formar un negocio y tener éxito, no es muy favorable con tu estilo de vida, dediqué esto horas, sacrifiqué mucho para levantarlo. No dejaré mi trabajo a un Alfa sin sentido de responsabilidad. Así que tienes dos opciones, Mingyu. Trabajar y vivir con ese sueldo o formar una familia y ser el líder de mi negocio. Tú escoges —bebió más de su licor.

Su padre dio en el clavo con la situación en la que se encontraba. Mingyu se había convertido en un irresponsable que creyó que obtendría el dinero de su padre en todo el momento, le había demostrado que eso no era cierto y que él seguiría manipulando su vida. Vivía en una cuna de oro que dependía de un hilo al tomar su decisión. Empezar desde cero en la sociedad en la que vivía era muy difícil, y su padre lo sabía.

Era aceptar lo que su padre le pedía o hacer todo por su cuenta.

—¿Y bien?

—Acepto.

De verdad, yo te amo. - MeanieWhere stories live. Discover now