Hwang Hyunjin observó desde la distancia como Lee Felix fotocopiaba unos documentos. Elevó la comisura de sus labios, soltando una risita divertida. El menor siempre vestía esos trajes tan aburridos e impropios para su cuerpo. Era una pena como se ocultaba detrás de esas ropas que distaban de su talla se escondiera una escultural anatomía, una con que comúnmente fantaseaba despierto. Se acercó a él sin más intención que hacer acto de presencia y con una sonrisa en sus labios, cruzó su mirar con el ajeno antes de hojear de manera casual sus propios documentos.
Lee Felix giró su rostro hacia Hwang Hyunjin. No era necesario voltear para saber que se trataba de él, le bastaba olfatear el aroma de su perfume para entender que los pasos que escuchaba aproximarse eran suyos. No mostró mayor expresión cuando se topó con su mirar aunque su corazón daba un tímido vuelco. En su mente revivió una vez más esa noche. No estaba arrepentido en absoluto. Sabía que Chan más de alguna vez fue infiel, así que no era algo nuevo dentro de su relación, tampoco le importaba demasiado. En algún punto, Hwang Hyunjin se aburriría de alguien tan aburrido y buscaría una nueva victima. Ya se sentía lo suficientemente agradecido con él. El mayor rozó casualmente su mano al estirarse para recoger sus papeles y una vibrante electricidad palpitó en su alma. Expandió la vista, carcomido por las ansias de contemplar su astucia y cuando sus semblantes volvieron a encontrarse, Hyunjin posó su diestra en el cabello del pecoso, revolviéndolo suave para desordenar esos mechones perfectamente peinados.
—Está trabajando duro —comentó el hombre de facciones preciosas y llevó su mano hasta el bolsillo de su pantalón, sacando un caramelo que dejó en el saquillo del pantalón ajeno. —No se sobre esfuerce, ¿Es muy pesado para usted? Por favor, descanse, en mi cama, junto a mi —susurró cerca de su oído antes de retirarse.
Lee Felix contempló como el mayor se distanciaba rumbo a su oficina y regresó a su puesto donde un Lee Min Ho lo analizó con detención. Sintió sobre él su mirada acusadora, pero no volteó hacia él porque sabía a la perfección el discurso que le esperaba.
—Tú le gustas a Hwang —inició el bombardeo con una verdad palpable.
Lee se hizo el desentendido, reanudando su labor sin prestar atención a su amigo. Minho oprimió los labios, entrecerrando los ojos de forma acusadora.
—¿No dirás nada? —preguntó, respondiéndose a sí mismo mientras se giraba hacia el monitor— supongo que estás tan acostumbrado a Chan que ya no te das cuenta del coqueteo de alguien más.
No era un estúpido como para no notar el brillo sospechoso en los ojos de Hwang. Le gustaba su sonrisa y la manera en que sus ojos se transformaban en dos líneas cuando elevaba la comisura de sus carnosos labios. Sin embargo, no olvidaba que desde el inicio perdió esa batalla, Hwang jugaba en otra liga y él no estaba para sobresaltos. Prolongó su silencio pero sus movimientos se volvieron más lentos. Minho sonrió, negando con su cabeza. Conocía lo suficiente a Felix como para saber que detrás de esa expresión, Hwang Hyunjin no era indiferente.
—Estás pálido —dijo de pronto. Felix se detuvo, volviendo sus ojos hacia él. —¿Te estás sintiendo bien últimamente? —preguntó el mayor con genuina preocupación.
—Estoy bien, es solo que Chan parece haber recordado que era lo que los mantenía juntos —suspiró.
—Que juguetón, ¿Han vuelto a tener sexo?
Las mejillas de Felix se colorearon con cierta timidez. Era era suficiente contestación para Minho, quien rió divertido ante la expresión ajena. No obstante, su semblante cambió cuando vio el rostro molesto de Hwang Hyunjin caminando por el lado de Felix, ignorándolo por completo para hablarle a Miyeon, una chica que trabajaba en otro departamento. El pecoso observó de reojo los movimientos del mayor y se enfrascó en su trabajo en la búsqueda de calmar su creciente ansiedad. Su mirar conectó con el de Hyunjin y ambos se apartaron antes de la incomodidad.
Después del trabajo, Felix se adentró en la clínica para revisar los resultados de los exámenes que tomó hace unos días. Estaban listos y el médico lo llamó para poder conversar con él. Se acomodó en el asiento que estaba frente al escritorio el doctor Seo Changbin y contempló al hombre con nerviosismo. Con Chan viviendo en una inestabilidad y él estancado en el trabajo, no podría costear un tratamiento complicado si su salud no se encontraba bien. En su mente decidió abrazar la muerte en el peor de los casos, tenía grandes motivos para vivir si lo pensaba con detención.
—Está embarazado.
Los ojos de Felix se expandieron del asombro, alzando sus cejas en el acto. Seo Changbin esbozó una sonrisa amable, extendiendo hacia el joven el resultado de sus análisis para que leyera el diagnóstico por sí mismo.
Embarazado. Un bebé. Un bebé en su vientre.
Con manos temblorosas cogió el papel entre sus dedos y deslizó su vista por las letras con nerviosismo. cinco semanas. Durante cinco semanas albergó una vida sin saberlo. Sus labios tiritaron en medio del silencio, sin comprender que era lo diferente esa vez. Durante años lo intentó con Chan y no hubo respuesta.
—Felicidades, al fin resultó todo con Bang Chan ¿No es así? Aun recuerdo cuando ambos vinieron pidiendo con tratamiento que no dio resultado. Debes tomar vitaminas, por el momento es mejor que no tengas actividades que requieran de gran esfuerzo físico. En el mesón puedes inscribirte en el programa de futuros padres para preparar la bienvenida al nuevo integrante de la familia.
Felix, distante, continuó contemplando el papel con la vista nublada de ansiedad tras rehacer sus cálculos.
Cinco semanas.
Ese bebé no era de Chan.
Abrió los labios para preguntar sobre los métodos abortivos existentes, pero guardó silencio. Solo asintió ante las indicaciones de Seo Changbin y salió del lugar sin mirar a nadie más. Se sentó en una banca, impactado, y elevó sus ojos hacia el cielo arrebolado. Los colores de la apuesta de sol, luego de mucho tiempo, le parecieron hermosos, tan bellos, que las primeras lágrimas escaparon de sus ojos mientras esbozaba una sonrisa cargada de amor. Se llevó la mano hasta el vientre, acariciándose a sí mismo y sonrió, solo sonrió mientras limpiaba con el dorso de sus manos sus mejillas húmedas por las lágrimas. Un bebé. Un bebé. Su bebé. No quiso pensar en nada más, no quiso pensar en las consecuencias de su despreocupado actuar. Ese momento era suyo, suyo y de su bebé.
Caminó por la ciudad, tranquilo, con una emoción escondida en su pecho y una sonrisa nunca antes vista. Un bebé. Un precioso bebé. Ingresó a una tienda de conveniencia para comprar una leche de fresa y un pan de crema con fresas. Debía alimentarse bien, por dos. Cogió una canasta y caminó por los pasillos, ensimismado. Escogió un par de cosas más, dirigiéndose hasta la caja registradora donde se encontró con Hwang Hyunjin comprando cerveza. Hwang fue el primero en sonreír. Sin embargo, no esperó que Felix elevara ampliamente la comisura de sus labios y esbozara la curva más hermosa que ha tenido el placer de contemplar. El menor pasó por su lado, comprando y se inclinó para despedirse cuando Hyunjin sujetó su brazo con desesperación.
Esa sonrisa solo debía ser suya.
Eso se repitió cuando contempló a Lee Felix dormido en su cama luego de hacer el amor. El celular del pecoso vibró una y otra vez. No deseaba que importunaran su sueño, por lo que se incorporó para buscar el bolso del menor y apagar el móvil. Hurgando entre sus cosas, dio con ese sobre blanco de la clínica que parecía contener el resultado un examen. Volvió su mirada hacia Felix, que no se había movido ni un centímetro desde que lo abandonó, y plegó el papel que se encontraba en el interior. Leyó, incrédulo, y sus ojos viajaron hasta el pecoso una vez más. Se llevó la mano a la boca y arrugó entre sus dedos el diagnóstico, el cual guardó en uno de sus cajones. Retornó a la cama, con una extraña emoción desbordando su pecho, y se abrazó al menor para aproximarlo a su cuerpo.
Iba a ser papá. Iban a ser padres.
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❝ Colores ❞ -「 Hyunlix 」
FanfictionLa vida gris y vacía de Lee Félix se vuelve de colores cuando profundiza su relación con su compañero de trabajo, Hwang Hyunjin.
