𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟕

407 29 4
                                    

 𝕺𝖏𝖔𝖘 𝖕𝖑𝖆𝖙𝖊𝖆𝖉𝖔𝖘

 

Lo que veo, es algo horrendo, algo demasiado grafico y estupefacto como para ser visto, pero ahí está, se trata de un joven, un chico no muy mayor que yo, esta arrodillado, semi-desnudo y con los brazos amarrados a la espalda, su cabeza esta mirando hacia abajo, hay sangre por todos lados y al parecer algo de vomito también. Parece un cadáver que se mantenía en pie únicamente  por las cadenas del collar que rodea su cuello.

¿Cómo es posible que alguien se así de cruel?

es una persona...

Tal parece, que el ser que se encuentra encadenado, siente mi presencia y alza la cabeza intentando retroceder y ahí es cuando nuestros ojos se cruzan, dejando ver el color de estos y qué lleva la boca  tapada con una especie de mordaza de metal que no se puede caer.

Sus ojos son plateados, como si la misma luna viviera en ellos, pero lo más inquietante es la forma en la que te mira, como si quisiera arrancarte las extremidades una por una...

Tal vez sea peligroso, pero todos pensaban eso de mi cuando estuve en su lugar y no pretendía dañar a nadie, no puedo juzgarlo así...

—Dios... Tu... Lo siento mucho...

Si Reeva me envió a sacarlo es porque es importante para el cambio que queremos lograr en el mundo, así que debo obedecer.

Me acerco a él y sus ojos desprenden una pequeña luz, como si fuera a atacarme en cualquier momento, cosa que no podrá hacer.

—Vengo a ayudarte... No voy a lastimarte.—aclaro y me arrodillo frente a él, llevando mis manos hacia su rostro—Lamento que te hayan hecho todo esto...

Sus ojos no dejan de examinarme, casa minúsculo detalle, cada parte de mi rostro. Está tenso, pero es como si ya se hubiera rendido, como si le diera igual que yo estuviera mintiendo y eso me destruye...

Uso mis poderes y rompo la cadena de su cuello, luego las de sus brazos y piernas, entonces él comienza a sobarse el lugar donde antes estaban. Aún queda una última atadura por quitar, pero entonces recuerdo lo último que Reeva me dijo antes de que me fuera.

"No le quites la mordaza, por nada del mundo"

Me levanto de mi lugar y lo ayudo a qué se ponga de pie también, él lo hace al mismo tiempo y noto la gran diferencia de altura entre ambos, por un momento me siento intimidada frente al chico.

—No puedo quitarte eso de la boca, pero quiero saber porque...—le digo, aunque fue una duda más para mí que para él, ya que es obvio que no puede responder. Sin embargo, el chico toma mi brazo de imprevisto, lo que hace que me detenga asustada.

Él levanta mi muñeca y la mueve como pidiendo que haga algo.

—¿Mis poderes?—pregunto y el asiente, por lo que le muestro mis habilidades que comienzan a brotar de mi mano, momento exacto en qué él me suelta y apunta a su boca.—¿Tus poderes... Salen de tu boca?

Asiente una sola vez y cuando yo sonrío, noto como se pone tenso mirando hacia arriba, como si sintiera que algo se aproxima.

Me pongo alerta para atacar, esperando a unos purificadores dispuestos a rebanarnos la cabeza, pero en su lugar vi a un Andy un poco cansado bajar las escaleras. Momento exacto en que el chico junto a mí retrocede unos cuentos pasos.

—Tranquilo, él viene conmigo, no te lastimará, nadie más lo hará—Digo poniendo una mano en su hombro, causando que me mire.

—Estaba afuera, pero tardabas mucho, creí que te ocurrió algo, así que vine a ver—la voz de Andy es aspera pero no seca, no esta siendo grosero, está preocupado.

—Será mejor que nos vayamos, los purificadores seguro ya pidieron refuerzos.—digo comenzando a caminar hacia la salida del sótano, siendo seguida por el chico enmascarado.

Una vez fuera del sótano, veo una masacre, hay hombres tirados por todos lados, algunos incluso están volteados de maneras que no podría ni describir, esto es Andy en su máximo esplendor, sus poderes, su ira, esto es lo que él puede hacer.

—Ni siquiera se te ocurra decir algo Lilith, se lo que estás pensando.—ataca Andy y en el fondo me duele que me trate así, aunque me lo merezco a sobre manera, jamás me había llamado Lilith tan feo como esta vez...

—no iba decir nada...

—ambos sabemos que no puedes mentirme, olvídalo, ni lo intentes.—dice mientras sale de la casa yendo directamente al auto y yo lo sigo con el dolor en el pecho que se hace más fuerte a casa paso que doy.

Nos subimos al auto y el chico rescatado va detrás, lo observo por el retrovisor y va sentadito en la ventana, con una mano en su mejilla, observando el paisaje que hay tras el vidrio, es como un niño pequeño al que le están enseñando a caminar.

Él, parece notar mi mirada, pues sus ojos grisáceos se giran en mi dirección, viéndome directamente y puedo entender que sonríe con los ojos aunque no vea su boca.

(...)

—Me alegra que todo saliera como debía—Habla Reeva al vernos llegar.

—Fue un poco tardado, pero aquí estamos.—suelta Andy mientras la observa—en fin, si me disculpan, tengo cosas que hacer, nos vemos luego.

Y dicho eso, se marcha entrando al edificio.

—Lilith, tú te encargarás de que nuestro invitado se sienta cómodo, ya sabes, dale una habitación, muéstrale nuestras reglas, lo necesario.

—¿Por qué debo hacerlo yo?, Es decir, no me molesta, pero creo que sería un mejor trabajo para las Frost...

—Te lo estoy pidiendo a ti, porque eres tú quien tiene más sensibilidad a la hora de hablar con las personas, las Frost pueden ser algo toscas y no queremos que él se sienta mal.

—No es como que vaya a hablar mucho...—murmuro por lo bajo.

—¿Dijiste algo?

—No, está bien, yo le doy un recorrido.—digo volteandome hacia el chico, que ni siquiera me mira, está embelesado con unos pajaros que revolotean por ahí.

Reeva asiente y se marcha.

—Empecemos con lo básico, mi nombre es Lilith, pero... ¿Cómo demonios me dirás el tuyo?

Él con señas intenta pedirme un papel para escribir y yo me golpeo la cabeza con la mano por lo idiota que fui.

—¡Claro!, ¡Lo escribirás!, ¡Ven!, ¡corre!, ¡Tengo mucho que enseñarte!—exclamo y tomo su mano para meterlo al edificio a pasos veloces.

┈━ ◇ ━┈

...PAIN...  (Andy Strucker)Where stories live. Discover now