Las noticias hablaban de una oscuridad peligrosa, un monstruo despiadado que había asesinado a un edificio entero sin piedad alguna, todo el mundo le temía, incluso servicios centinela procedía con cautela ante semejante amenaza y los subterráneos d...
Ahora si, si llegaste hasta acá agarren sus tangas que se vuelan...
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El beso me consume, mi cuerpo sin quererlo se acerca a él, añorando su toque, su cercanía, ni siquiera sabia que un beso podía hacerme sentir y pensar tantas cosas, pero con Andy así es.
Él, sostiene mi mentón mientras devora mis labios lentamente, sin subir ni bajar el ritmo, pero yo necesito que lo haga. Así que me tomo el atrevimiento de enredar mis manos en su cabello para tirar de él intensificando el beso, Andy sonríe bajo mi boca y con su mano libre, toma mi muslo para subirlo a su pierna. La sensación de antes, la electricidad, lucha por salir, por explotar, pero no estoy segura de poder dejarla salir. Mi cordura está al borde de romperse por completo, pues sus dedos, recorren mi pierna de largo y ancho. Mi respiración se corta cuando siento como deja caricias por mi muslo interno, siento que voy a desmayarme.
-Andy...-mi voz suena en un jadeo al sentir como presiona la piel de mis muslos, él, al oírme llamarlo abre los ojos, chocando con los mios que acabo de abrir tambien, su mirada es oscura, cargada de lujuria, cargada de deseo que comparto.
-vuelve a decir mi nombre de esa forma y esto se descontrolará bonita-susurra acercándose a mis labios amagando besarme pero retirándose nuevamente. Su voz se escucha ronca, increíblemente sexi y no puedo aguantar más tiempo. Vuelvo a besarlo pero esta vez con más intensidad, dejando salir aquella electricidad que nos golpea, esta, sale de nuestros cuerpos en el momento en que nos tocamos, nos rodean luz violeta y rayos que no queman. Andy lanza su cabeza hacia atrás disfrutando de aquel dolor gustoso y cuando vuelve a mirarme noto algo más en sus ojos, su color verde está mezclado con un tono oscuro de violeta, se que quiere más, se que quiere una dosis más grande de ello, pues en un impulso, toma mis muslos y con una facilidad que me asusta, me sube a él.
