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HIKA ESTABA COMO  siempre en el café comiendo vorazmente los dulces que se compró, y a su lado estaba Gojo, quien, estaba enfrascado en su mundo agarrando con sus filosas garras un pobre pastel de chocolate antes de devorarlo.

Y lo qué pasó a continuación, no fue más que un accidente y una pobre alma con sentido común, preocupada por el pobre minino blanco.

—¡Ten cuidado con el animal!— se escuchó la voz de un varón, que asustado le sacó el postre al minino de entre sus dientes, Gojo lloraba ante la pérdida del pastel.

Hika alzó la vista y una ceja, dejando sus postres a un lado, fijando sus vacíos ojos en el rostro del hombre que estaba nervioso de la preocupación al ver cómo el gato consumía comida insalubre y mortal para su cuerpo. Al ver la indiferencia de la mujer, frunció el ceño y declaró con los puños apretados su descontento.

—No sé si eres nueva en esto de cuidar gatos, pero el chocolate es mortal para ellos, no debes dárselo—

'Ok', fue lo único que Hika escribió en la pizarra. El muchacho suspiró en alivio, y sin embargo, justo cuando pensó que todo el asunto había terminado, la rubia tomó entre sus delgadas manos su taza de café helado y se lo hizo beber a Gojo, vertiendo directamente toda la bebida.

Nube simplemente aceptó su destino y se dejó en los brazos de Hika, disfrutando cada sorbo del dulce café.

Ella solo lo observó con rostro en blanco, sin delatar ninguna emoción, a excepción de sus ojos, que brillaban con malicia y diversión, desafiándolo a hacer algo en contra de ella.

—¿Qué haces maldita loca?— gritó asustado el chico que ya no sabía que hacer e intentaba quitarle el gato a la mujer, ambos tirando del pobre Gojo como si fuera un juguete que no quieren compartir.

Satoru aún se estaba recuperando de la tremenda dosis de azúcar que digirió, parecía estar en un trance y por lo tanto, no prestó atención de lo que ocurría a su alrededor. Por el, morir tras comer un banquete de dulces es la manera de irse mas ideal que pudiese existir.

Evidentemente, la conmoción que ambos estaban armando en plena cafetería no era normal, y todos observaban preocupados la situación, sin saber que hacer. La muchacha que usualmente atendía a Hika, parecía estar ocupada hablando en el teléfono con alguien, con sus ojos fijos en la disputa de ambos jóvenes frente suya.

—¡Idiota, mejor dame el animal a mi, se va a morir!— gritaba asustado el joven, pero más que nada furioso en contra de la fémina, quien obviamente no había dicho palabra desde el inicio de esta pelea.

Pero sus ojos parecían determinados en no dejar atrás al pequeño Nube, y negaba fuertemente con su cabeza, dejando bastante en claro su postura. Lamentablemente y, como es evidente, Hika no se caracterizaba por tener fuerza física y pronto perdió el agarre que tenía en el pelaje del gato, cayendo de espaldas al suelo, golpeando su cabeza contra la esquina de una de las mesas de madera.

Un gemido de dolor mudo salió de los labios de Hika, quien se tocó su nuca por inercia y se dio cuenta de que estaba húmeda y cálida por la sangre en sus dedos. La respiración pareció desaparecer de sus pulmones y sus ojos se clavaron en el líquido carmín que manchaba su mano como si fuera lo único en lo que se pudiera enfocar, su corazón comenzó a latir con fuerza incomodo en su recipiente.

Sangre, sangre, sangre, parecía señalar en un horrible cántico el cerebro de Hika.

—Lo siento, ¿estás bien?— preguntó el muchacho, en medio del silencio que se había formado en el local. Gojo pareció salir de su estupor y salió como pudo del agarre del hombre, dejándose caer al lado del rostro de Hika, quien respiraba entre sollozos mudos cortos e inconsistentes.

Allí estaba de nuevo esa mirada vacía y oscura en sus ojos púrpuras, atrapados en la sangre que ahora estaba hecha un charco rojo y oscuro detrás de su cabeza.

—¿Hika?— llamó preocupado una nueva voz, Nanami corrió hacia la muchacha y con extremo cuidado la levantó del piso, intentando no mover a la fémina en demasía, y con una rapidez certera salió del local donde lo esperaba una ambulancia.

Se fueron sin mirar atrás, puesto que, Hika ya había perdido la conciencia y esos momentos eran vitales para determinar su salud. Ninguno se dio cuenta de cómo dejaron a Gojo detrás, oculto en medio de las sombras y la agonía.

Frío, así es como se sentía Gojo Satoru, observando con ojos turbulentos el rastro de sangre que dejaba detrás de si Hika, manchando el piso en un horrendo recordatorio por la debilidad de Gojo, y de cómo todas las personas queridas a el se alejaban sin que pudiera hacer nada.

Tal y como lo hizo Suguru, pero ya qué, si la gente no quería quedarse a su lado, el mismo se encargaría de obligarlos.

Ya había sido suficiente de este juego.

[23/06/2017]

—Se reporta que una explosión en una pequeña cafetería, murieron aproximadamente quince personas. Se cree que la razón de todo esto fue una fuga de gas y se busca a los responsables—

—Además, en medio de toda esta tragedia, una mujer de veintinueve años está desparecida desde hacía ya cinco días, la dueña de una de las empresas más grandes de nuestro país—

—Nuestras condolencias a todas las familias afectadas, esto ha sido-—

La televisión se vió cortada, apagada de forma inesperada. La mujer observó con curiosidad la pantalla en negro, buscando con esfuerzo el control del objeto, sin éxito alguno, frustrada suspiró y volvió a colorear con sus crayones, como si nada hubiese pasado.

—¿Qué dibujas, cariño?— una voz masculina preguntó en medio de aquella oscuridad. La fémina simplemente lo observó con indiferencia saludando con su mano, levantando su brazo, y en consecuencia, moviendo las cadenas en este.

—Déjame ver, por favor, estoy emocionado— se escuchaba la risa en la voz del hombre, que se acercó en pequeños saltos hacia la fémina, quien simplemente levantó su dibujo con una sonrisa, mostrando un gato blanco de ojos azules.

—¡Que tierno! ¿Dónde aprendiste a dibujar así?— preguntó emocionado el otro, levantando sin cuidado y por sus axilas a la mujer de largos cabellos, quien ahogó un quejido del dolor al sentir el tirón en su cuello y piernas por las cadenas metálicas que le apretaban—¡Ups! Perdóname, debí ser más cuidadoso, solo resiste un poco, ¿está bien?

—Aún tenemos mucho que hacer juntos—

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no se como esto se puso tan turbio hehe ( quedé traumada de tanto tik tok de Satoru y Geto, los extraño)

estaré atenta a sus comentarios, me encanta leerlos, una pregunta para ustedes: ¿con quien está Hika?

solo yo lo sé, byeee!

Obsessed| yandere!gojo x ocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora