Capítulo 6 (parte 3)

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Coloca su pierna izquierda sobre el sofá y dirige su polla hasta mi boca, mi lengua sale a la caza de su capullo y lo lamo desesperadamente, quiero que me atragante con su polla. Gime entrecortadamente y se empieza a introducir en mi boca lentamente. Suelta un rugido y la saca otra vez.

—Tu boca es un paraíso caliente, nena. —dice mientras se vuelve a introducir y me empieza a follar la boca, al principio despacio después más fuerte. Sin darme cuenta de una estocada me la introduce por completo en la boca, la siento en mi garganta, y aunque suene asqueroso, me encanta estar llena por él. Se mantiene dentro de mí unos segundos más y se retira por completo al notar que casi no puedo respirar.

Mis pulmones empiezan a reclamar oxígeno y descanso unos segundos, los suficientes cuando Christian se sienta y desde mi posición me indica que me aproxime a él.

Me levanto y gateo hasta el otro extremo del sofá y ese pedazo de dios griego me coloca encima de su regazo.

—Móntame.— dice sujetándose la polla.

Me apoyo en sus hombros y Christian dirige su mano derecha hasta mi coño para abrírmelo bien. Me voy introduciendo poco a poco su polla hasta que sus 24 centímetros me llenan por completo.

Los dos soltamos un sonoro gemido de placer, y mi coño se moja aún más por la sensación de tenerle dentro de mí.

Sentirlo sin ninguna barrera dentro de mí es lo más placentero que puede existir. Trazo círculos con las caderas y Christian echa la cabeza hacia atrás cerrando los ojos. Me encanta volverle loco de placer.

Agarro sus manos y las poso sobre mis pechos para que los acaricie. Con sus dedos índice y pulgar tira muy fuerte de ambos pezones, y yo chillo cegada por el placer.

Me levanta de su polla y siento un enorme vacío dentro de mí por lo que hago un puchero.

Me tumba en el sofá de espaldas y me sujeta la cabeza con fuerza para que no le vea. Abre mis piernas y noto como restriega su polla por mi coño, mis caderas de mueven al compás. Sin previo aviso se introduce dentro de mí y yo me vuelvo a correr por segunda vez, estoy ardiendo por todas partes. Me empieza a follar sin compasión, de la manera que me gusta, y que sólo dos hombres saben. Soy muy dulce y tímida, pero en el sexo me gusta que me traten sucio.

El sonido de sus huevos contra mi culo me vuelve loca de remate. Tener su polla dentro de mí, es el paraíso. En la habitación sólo se escuchan nuestros gemidos y el sonido de nuestros fluidos. Christian empieza a moverse más fuerte y siento que está llegando al orgasmo por lo que empiezo a moverlas caderas. Su polla empieza a temblar y Christian suelta un enorme rugido, primitivo. Dentro de mí un enorme chorro de semen se instala en lo más profundo de mí ser.

Yo por instinto me vuelvo a correr y por unos minutos los dos nos quedamos en la misma posición, intentando normalizar nuestra respiración.

Se levanta de encima y yo me recuesto boca arriba. Mis muslos están chorreando y dirijo mi mano derecha hasta mis labios vaginales. Noto como el semen de Christian empieza a salir de mí y lo empiezo a restregar por mi coño, quiero que al menos algo de Christian me pertenezca.

Dirijo mis dedos hacia mis labios y los chupo, su semen se ha convertido en mi adicción.

Me vuelvo a sonrojar por lo que acabo de hacer, al estar con Christian pierdo totalmente la vergüenza.

Le miro y éste está observándome atentamente con una expresión de complacencia.

—Será mejor que dejes de hacer eso, porque si no tendré que volver a follarte, y esta vez no será suave— dice mirándome amenazadoramente al mismo tiempo que recoge los pantalones del suelo y se los vuelve a poner.

Mi cara debe de ser todo un poema en estos momentos. ¿Ha dicho que había sido suave? ¿Qué coño hará cuando folle duro?

Sale del salón y yo decido vestirme también, la vergüenza ha vuelto a apoderaser de mí y no sé si seré capaz de volver a mirarle a los ojos. Busco la camiseta y al localizarla me la pongo. Mis bragas siguen hechas trizas en el sofá como prueba de lo que hacía unos minutos acababa de ocurrir.

—Ponte este bóxer, necesito hablar contigo y ese coñito me pide a gritos ser comido-.me explica dándome el bóxer, y me sonrojo más si es posible al ver que son Calvin Klein; por supuesto que mi dios griego llevaba ropa interior para hombres de su clase.

Se arrodilla y su cara está a la altura de mi monte de venus. Pasa la lengua a través de él y yo aprieto su cara contra mi coño, estoy hambrienta de Christian.

Se separa con una sonrisa de medio lado y me pasa la toalla mojada que traía en las manos suavemente hasta que se cerciora de que estoy completamente limpia.

—Créeme, quiero follarte durante horas, pero ahora tenemos que hablar de una cosa muy importante.

Se sienta en el sofá y yo me coloco rápidamente el bóxer, me quedan un poco grandes pero gracias a mis curvas no se caen directos al suelo.

Tengo tantas ganas de saber de qué quiere hablar que decido quedarme en camiseta y bóxer, ya me pondré más tarde el pantalón. Creo que sabe que tengo la intención de sentarme alejada de él por lo que me ruega que me siente a su lado.

Me agarra la mano delicadamente y el esmeralda de sus ojos vuelve a ser clarito. Me dedica una tímida sonrisa, y yo siento mis mejillas arder, aunque hay algo que no entiendo. ¿Christian tiene un trastorno de personalidad? Hasta hace un momento parecía una persona completamente diferente, y ahora vuelve a ser el alegre Christian que he conocido desde siempre.

—Alba quiero proponerte algo, y me sentiría muy decepcionado si me dijeras que no-exclama mientras me toca la pantorrilla de arriba abajo—Vente conmigo una semana a la ciudad del amor. Quiero follarte a la luz de la luna en París, solos tú y yo— dice esto último despacio con un brillo travieso en los ojos.

Sus palabras me dejan completamente sorprendida. ¿A París? ¿Los dos dolos? ¿De qué va todo esto? ¿Por qué le llamo la atención ahora? Cientos de preguntas se agolpan en mi mente, y yo no sé qué decir sin parecer una estúpida, su sola presencia me intimida.

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Mi PerdiciónWhere stories live. Discover now