AHORA

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El ambiente era tenso, frío y silencioso. Las discusiones habían tomado otro nivel y ahora se encontraba confundido, agotado y arrepentido. Le había prometido que nada y ni nadie la volvería a lastimar, pero ellos comenzaron a fastidiarse de no poder tomar la luz que explotaron de cólera, arrebatándole su único momento de felicidad.

Cuando despertó finalmente de su letargo, encontró que la habitación estaba hecha un desastre; los cuadros sobre el suelo, así como las ropas y varios pedazos de cerámica de las macetas también. Los muebles de la sala tenían rasguños que solo un animal podría haber causado. Y de la cocina ni hablar; la vajilla, la despensa, el comedor. Un completo caos.

Pero eso ni siquiera era lo más grave para él.

— ¿Casey? — decía mientras recorría la casa entera — ¿Dónde estás? ¡¿Casey?!

Ni rastro de ella. Sabía bien lo que estaba pasando, pero se negaba a aceptarlo. Volvió a gritar su nombre una y otra vez, buscando en cada rincón, pero al final fracaso. Rendido, se dejó caer al suelo, ignorando el dolor de los pedazos de cristal incrustandose en su piel e hiriendolo. Su corazón se estaba rompiendo y eso no tenía ya reparación.

— Se la llevaron. Se llevaron a Casey.... ¿Por qué? ¿Por qué ella? — se decía hasta hacerse bolita en el suelo. — Quiero tenerla, quiero que este conmigo. La necesito. La amó.

«Dejanos ayudarte entonces.»

The Horde and UsWhere stories live. Discover now