1 AÑO ANTES

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Estaba aterrado, oculto de los demás en algún rincón insólito entre la oscuridad esperando, rogando porque nadie lo molestará más y que él pudiera "descansar" tranquilo. Y La Horda, como habían decidido llamarse, procuraban que todo siguiera el mismo rumbo de siempre. «Existimos para proteger de Kevin.» esas siempre eran las palabras que Patricia utilizaba para transmitir control y orden entre las 23 personalidades que habitan la mente de Kevin.

Ahora, sin más, deben continuar con su principal misión. Hacer de La Bestia, un ser tan poderoso que ni los propios seres humanos se comparen, un ser que ha de convertirse en un Dios al encontrar la pureza en alguien.

Pero aquello, solo sería el comienzo de una nueva historia tanto para ellos, como para ella.

....

(Hospital Psiquiátrico Raven Hill)

Hedwig estaba jugando en la pequeña parte de la habitación, tarareando canciones de Drake y haciéndose a la idea de que La Horda era un grupo excepcional con poderes que los convertían en seres muy parecidos a los cómics. Realmente le hacía ilusión ser catalogado como un héroe.

Esa misma mañana, la doctora Staple había ido a su encuentro para hablar. Y, aunque Hedwig no pudo tomar la luz en ese momento, pudo enterarse por medio de la señora Patricia todo lo que ocurría.

— Las ideas que pretenden hacernos creer, — en palabras de Patricia — son nada más que mentiras y falsedades.

Esas, y otras tantas discusiones que tenía ella contra Dennis, Barry u otra personalidad, aburrían a Hedwig quien prefería mantenerse dentro de la luz y dejarse llevar por la loca idea de convertirse en un superhéroe.

Aunque poco le iba a durar el gusto.

La puerta de la habitación fue abierta, uno de los enfermeros a cargo entro para dejar unas cuantas sillas, un par enfrente de la otra. Hedwig se mostraba inquieto, entusiasmado a decir verdad, tenía la ilusión de que alguien vendría a jugar con él y hablar sobre trivialidades que él apenas y entendía. Pero para su mala fortuna, la doctora Staple apareció en la puerta mostrando su tan fingida sonrisa. El señor Dennis le había dicho que nunca se confiará de ese tipo de sonrisas, que eran malas y que carecían de verdad.

— Hola Hedwig. — hablo la doctora — Espero tengas ánimos de hablar el día de hoy porque, casualmente, he traído una sorpresa especial, y solo para tí.

— ¿Para mí? — la sonrisa de él se agrando

— Por supuesto, pero para ello, necesito que primero te sientes en esa silla. — no tardo nada en que el niño tomara asiento — Muy bien, ahora cierra los ojos y cuando yo te lo pida, volverás a abrirlos.

Hedwig obedeció con el mismo entusiasmo de antes, impaciente por saber de su sorpresa. Solo podía escuchar el sonido de unos pasos aproximandose, la sillas haciendo ruido al moverse y escuchar una respiración muy cerca de él. Una respiración y un olor que le resultaban conocidos.

— Puedes abrirlos.

Hedwig hizo caso y se encontró con alguien realmente inesperada. Era ella, aquella chica que no podrían olvidar jamás: Casey Cooke.

— ¡No es cierto! — expreso Hedwig al verla — ¿Tanto querías que te dejaramos y ahora tú vienes a vernos? Que rara eres.

Casey sonrió, después de todo, parecía que el pequeño le agradaba cuando no tomaba una actitud violenta con ella. O al menos cuando su mente no era envenenada por las palabras de Patricia o de Dennis. Por su parte, Casey escuchaba a Hedwig explicar el porqué de su estadía en ese lugar, aunque también hablo sobre el cantante Drake y lo mucho que sentía el haberla ofrecido como sacrificio a La Bestia.

The Horde and UsWhere stories live. Discover now