Cap. 1.

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-Un poco más a la izquierda- le pidió YoonGi a JungKook por el auricular.

El guardaespaldas puso los ojos en blanco, pero se movió un poco más a la izquierda dándole la vista que quería.

-Gracias, Kook.

Él asintió levemente aunque su amigo no pudiera verlo y se mantuvo firme, porque en palabras de su propio esposo, no tenía nada mejor que hacer que estar allí parado, bien podía darle uso en hacerle uno que otro favor al futuro esposo de su jefe.

- ¿Estás seguro de que esta corbata es la misma de ayer? – le preguntó TaeHyung a JungKook por enésima vez -No me queda bien el nudo.

-Sí, es la misma- suspiró y lo vio hacerse el nudo, perfectamente, de nuevo.

Los nervios prematrimoniales son una cosa, lo que tiene Kim TaeHyung es otra cosa. Se ha probado el traje tres veces en las últimas dos horas y no ha terminado siquiera de revisar si ya llegaron todos los invitados, eso hace que JungKook se pregunté ¿Por qué TaeHyung insistió en llevarlo todo él?

-Tae- lo llamó -Necesitas salir del probador y checar la lista de invitados.

Él hizo caso omiso de las palabras de su guardaespaldas, siguió mirándose al espejo.

- ¿Crees que debí elegir otro color? – le pregunta volviendo a repasar su imagen en el espejo.

-Ese es perfecto- respondió en automático.

- ¿Seguro?

-Sí- de nuevo voz de contestador automático.

-Bien- acabó aceptando su jefe, su falta de entusiasmo lo ponía más nervioso, si es que eso era posible.

Frente al espejo se desvistió hasta quedar solo en boxers y se volvió a poner sus jeans y su camiseta de manga corta.

-Iré a ver a YoonGi- dijo mientras salía del probador.

-Tae, los invitados, la cena de esta noche, tienes que revisar quiénes no han llegado.

-Pero…- intentó replicar y como sabe de la agilidad con la que se zafa de todo vuelve a hablar antes de que él logré formular una frase.

-YoonGi está con JiMin, estará bien, vamos a revisar la lista de invitados.

TaeHyung bufó cansado y volvió a la oficina, seguido de cerca por JungKook, pero cuando llegó a su oficina y se quedó quieto, quizás por primera vez en el día, la vista de su guardaespaldas del otro lado del escritorio, y sus nulas ganas de ponerse a revisar la lista de invitados con la secretaria del hotel, le hizo fijarse en el broche en su pecho y sonreír.

-No pensé que te gustase espiar, amor- le dijo al pequeño objeto, haciendo enseguida que JungKook enrojeciese de pies a cabeza, igual que el joven de ojos felinos que recibía las imágenes directo a su laptop solo dos pisos más arriba.

YoonGi cerró la laptop enseguida y se hizo un ovillo bajo las mantas.

- ¡Te dije que era mala idea! – gimió angustiado cuando escuchó a JiMin morirse de la risa a su lado en la cama.

-Pero fue divertido, ahora sabes un poco de lo que te espera mañana por la noche.

El pequeño pelinegro se sonrojó hasta las orejas y negó con la cabeza bajo las sábanas.

-No vi nada.

-Poco viste y mucho te falta por ver- se burló JiMin.

El pelinegro no quiso pensar en lo que eso significaba, no quería saber cómo su mejor amigo sabía de lo que se estaba perdiendo, pero era fácil asumirlo, sabe que su futuro esposo tiene experiencia, pero, por su propio bien, se ha negado a preguntar quiénes comparten esa experiencia, sabe que nunca podría vivir tranquilo en esa enorme mansión si supiera cuántas de las personas que ve a diario se han acostado con él. Suspira cansado y sale de debajo de la manta con los hombros caídos y un ligero puchero.

Las ataduras del amor | TaeGiDove le storie prendono vita. Scoprilo ora