POV Arthur Pendragon [Merthur]

Único

Las épocas de combate y honor servían mucho más que para probarse a si mismo, muchas veces era un acto desesperado por las damas y los caballeros de encontrar el honor de un matrimonio digno, de un cortejo especial, reciproco y fuerte en la tiranía de haber esperado tanto tiempo.

Generalmente eran los caballeros de mayor edad y las damas " solteronas" que no consiguieron un buen partido a la tierna edad de la juventud, una juventud que Arturo creía muy injusta para elegir con caballeros de más de dos decadas buscando esposa en jovencitas que apenas habían pasado la primera decada inocente de sus vidas. Una tiranía si le preguntaban, abusadas por la intensión hipócrita e incredula de los padres de buscar a esos caballeros que ampliaría ñn sus riquezas por medio de entregar a las hijas que realmente nunca quisieron tener, inútiles; les había oído decir más de una vez mientras que eran ellas las que sostenían sus casas sobre si mismas por culpa de su pereza doméstica.

Pero quien era Arturo para hablar sobre pereza doméstica mientras veía a su siervo acarrear la ropa sucia en grandes canastos hacia afuera en donde las otras doncellas admiraban sus manos lastimadas, toscas y pálidas de tanto restregar prendas en tablas ya casi deformadas por el agua y la presión que ejercían.

Sin embargo Arturo tenía algo que los otros señores no, un siervo que más o menos podía con las tareas y que además era un empleado pago que gozaba de muchísimos privilegios al ser su siervo personal y mejor amigo. Los señores usaban a sus hijas y mujeres como esclavas sin paga que recibirían malos tratos, por no decir golpes, si no hacían lo que debían. 

Arturo admitía que disfrutaba molestar a Merlín y de vez en cuando darle un golpe, totalmente amistoso, pero es que a veces Merlín también traspasaba sus límites y que podía hacer? reprenderlo? por supuesto que no, el castaño tenía permiso de hacer lo que le plazca y todos lo sabían.

Sin embargo apenas podía verlo últimamente con todo lo que tenía que ver la preparación de cuartos para los invitados y un montón más de recados de Gaius y propios suyos, Merlin iba de un lado a otro con ropa, utensilios, medicinas, armaduras, comida, ropa de cama, flores, espadas, canastas de hiervas varias y baldes de agua calientes, frías, cubetas de agua sucia y limpia, papiros, bandejas y frascos con líquidos coloridos.

Lo vio hacer un millón de mandados durante un sólo día y nisiquiera podía tener la amabilidad de dejarlo libre con respecto a si mismo porque en realidad lo necesitaba más de lo que podía admitir pero al menos sabía que sus mandados eran un poco más livianos que los demás que tenía sin embargo eso no quitaba que el semblante de Merlin estuviera decayendo enfrente de sus narices.

Arturo golpeó la puerta y en pocos segundos Gaius la abrió con un suspiro, el rubio se adentró y Gwen lo siguió con una sonrisa cordial detrás suyo - En que puedo ayudarle señor? - Gaius hizo una venia corta dejando que ambos se adentren, Gwen miró alrededor con algo de entusiasmo y Arturo encuadro sus hombros sin titubeos.

- Gaius, buenas tardes para usted - El hombre mayor hizo otra venia gentil -... he tomado la decisión de prescindir de una de mis siervas para que sea de ayuda para usted en estos tiempos conplicados - Gaius miró a Gwen con una ceja alzada y Arturo carraspeó atrayendo la atención de ambos a él -... solicito que usted deje de encomendar mandados a Merlín ya que él es imprescindible para mí, lo necesito mucho más -

- Claro... señor, no hay necesidad de explicación - Gaius si titubeo y la puerta del fondo se abrió dejándoles ver a Merlín aparecer con una cubeta con agua, su rostro cansado estaba manchado y Arturo no tardo mucho más en acercarse a comprobar su estado.

- Qué paso? - Arturo sostuvo el rostro de su siervo entre las manos y el joven se encogió de hombros con una mueca divertida, ojos brillantes y rodeados de una sombra casi purpura de puro cansancio, Arturo frunció el ceño - Dime -