33: Afrontar las consecuencias

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JAZMÍN.

—Hermosa mañana, verdad.

—Ay, la puta madre.

Me dí un susto de muerte y volteé a ver a Lauti, que bebía de su cafecito sentado en la encimera. A su lado estaba Dybala, riéndose de mí desgracia.

—Exclamó la dulce señorita —se burló Paulito.

Negué, riéndome y caminé hasta la heladera para ver que desayunabamos. Casi todos los chicos nos quedamos a dormir en la casa de mí hermano. Exceptuando a los que ya vivían en Inglaterra, que se fueron a sus casas. Entre esos, tristemente estaba Emiliano.

Ayer no habíamos tenido la oportunidad de hablar más. Yo quería pero, también quise darle su espacio y no abrumarlo. Era plenamente consciente que lo había lastimado y que debíamos darnos un pequeño tiempo para sanar. Si por obras del destino después decidíamos retomar nuestra relación, estaría perfecto. Sin embargo, no podía apresurarme.

Sabía que el beso que me dió era porque el sentimiento de extrañar era muy fuerte. Pero eso no quería decir que Emiliano olvidaría la situación de la noche a la mañana. Los sentimientos de los demás no eran un juego y yo lo respetaba completamente.

Le daría su espacio.

—¿Café con leche o sin leche? —preguntó Ota, levantando la cafetera en mano.

—Con leche —respondí inocente.

Los tres se miraron y se rieron fuertemente.

Los miré con los ojos entrecerrados.

—Ya nos está mirando mal, dejen de reírse —les advirtió Paulo, siendo el primero en ponerse serio.

Los otros dos dejaron de reírse.

Muy bien, asi me gustaba, dominados.

—Che ¿y hasta cuando se piensan quedar? —pregunté con mi taza en mano, mientras Ota me servía café.

—Una semana más o menos —respondió Lauti, pensativo— Después empiezan las competencias y no tendremos más tiempo de vernos hasta marzo.

—¿Una semana en la casa de Enzo? Valu va correrlos con una escoba —me reí a carcajadas.

—Mirá que si no me lavan los platos, me lo pienso eh —y hablando de la doña, apareció Valentina con su típica sonrisa y con Oli en brazos. Enzo venía detrás de ella.

—Opino que juguemos piedra, papel, o tijera y el que pierda lava los platos.

—Pero yo ni ensucié nada —me defendí.

—Piedra, papel o tijeras —recalcó Ota, con seriedad, haciéndome reír.

Aparecieron Rodri y Leandro, empujándose y riendo entre ellos.

—Chicoos, pueden cerrar el pico —nos gritó Kuni desde la sala— Estoy en stream con Leo.

—Cuando la toca Messi habla el
fútbol —empecé a cantar, los chicos me siguieron.

—Chiicoss, bastaaa.

—Mano arriba los cumbieros, de zona sur como el Kun Agüero.

Entramos todos a la sala a molestar a Kuni y a Leo, que efectivamente estaban haciendo stream. Kuni nos miraba mal y Leo se reía. Nosotros seguimos cantando y saltando alrededor de los dos.

—Les odio —Kun negó, intentando no reírse.

—No importa de donde tiren, si está en el arco el Dibu Martinez —cantaron y me miraron, yo rodé los ojos pero admitía que me encantaba esa parte de la canción.

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora