3: Primera conversación

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Mientras los chicos entrenaban, yo me dediqué a recorrer la residencia en compañía de Anto y sus tres hijos. Que eran unas ternuras.
Habían más mujeres, por supuesto, novias y esposas de la selección, pero ninguna era tan amable y amorosa como Anto.

Pasamos por un lado del jardín y observé con atención como varios jugadores de la selección española bajaban de sus camionetas. ¿Ellos también se hospedarían aquí?

—¿También eligieron quedarse aquí? —inquirí mirando a Anto.

—Ellos se quedarán en el mismo campus, pero en otra residencia. Nuestros chicos tienen la residencia para varones.

—Oh, está re bien —sonreí y seguimos caminando.

Finalmente, el entrenamiento pareció terminar. Cuando nos dispusimos a cruzar un pasillo, nos encontramos con Gema Moreti y Emiliano, al parecer estaban discutiendo.

Me sonrojé y Anto me cogió de la mano para esconderme detrás de las columnas. Entre risas, Thiago, Matteo y Ciro hicieron lo mismo. Hasta aquí llegaban las voces.

—Siempre lo mismo con vos, Gema —Emiliano tenía los brazos cruzados, estaba sudado y agitado por el entrenamiento. Le pasaba como tres cabezas a Gema, aun ella yendo en tacones. —Es un asado con los chicos y sus familias, nada más. ¿Por qué no podes aceptarlo?

—Emiliano, entendé —la mujer rubia estaba molesta— Vos sos uno de los arqueros mejores pagados de toda la selección, el más caro. Tenemos pautas que cumplir con mis seguidores en las redes, ellos querían un en vivo de nosotros y eso es lo que vamos a hacer. Di que no puedes participar de la cenita y punto.

Anto gruñó, fastidiada, yo estaba a punto de hacer lo mismo. ¿Cómo es que esa mujer podía ser así con el? Definitivamente no sabía valorar al hombre que tenía enfrente.

—No se trata de lo que vos querás, Gema.

—¿Ah no? —rió ofendida.

—Estamos aquí por el mundial que mí equipo y yo vamos a jugar. Por una vez en el mundo, date cuenta que ésto no se trata de vos. Así que te guste o no, iré a cenar con los chicos. Permiso, me voy a bañar.

La aparta con delicadeza y se marcha, dejando a una Gema molesta y ofendida.

Anto, los chicos y yo nos marchamos a tiempo, antes que la bruja esa nos pille.

. . .

—No me cae bien —adjuntó Anto mientras volvíamos al salón principal.

Asentí, cargando al pequeño Ciro en mis brazos.

En mí curriculum puede ir "cargué al hijo de Messi"?

—A mí tampoco me cae bien, y no lo digo porque sea esposa de Emiliano.

—¿Qué tiene Emi? Sí es un sol, Lio lo adora.

Me sonrojo furiosamente.

—Nada, nada.

En ese momento, los jugadores salen uno por uno del pasillo continuo. Hablan entre ellos y Lio fácilmente nota a Anto, deja de hablar con sus amigos y se acerca a nosotras.

—Hola amor, ¿que tal el entrenamiento?

—Agotador, eh... y vos que andabas haciendo con los niños —se agachó para sacudir el pelo de Matteo.

—Recorría el campus con mi nueva amiga.

—Ah perdona, que bobo soy —Lío se levantó y me sonrió, pasándome la mano para chocar puños— ¿Quién sos?

Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora