Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)

10: Martinez, 23

Feliz año nuevo, mis bellos lectores. Gracias por todo el apoyo, ustedes son lo mejor de diciembre.
Les deseo un año prospero, repleto de metas cumplidas y mucho amor.

Jaz y Emi también les desean un Feliz año 2023. 🤍

26 de noviembre, México vs Argentina

JAZMÍN.

Al día siguiente, el partido México VS Argentina estaba a la vuelta de la esquina. Sin embargo, se celebraría recién a las diez de la noche, hora en Qatar.

Los chicos tendrían un último entrenamiento al mediodía, antes del gran partido, luego debían dormir para tener pilas en la noche. Estaban emocionados y a la vez asustados, lo que era completamente comprensible.
Sin embargo, tenían la mañana libre. Así que Enzo, Valen, Olivia y yo estábamos en nuestra habitación. Yo tenía una maquinita de cortapelo en la mano y le estaba rebajando el pelo a Enzurri así es, tenía dotes de peluquera ya que había trabajado un tiempo en eso en mi adolescencia. Valen jugaba con Olivia a las atrapadas.

—Algunos chicos de la selección y sus familias van a desayunar juntos en la terraza, ¿podemos ir? —preguntó Enzo, rascándose la nariz mientras yo le peinaba y le cortaba el pelo. No quería presumir, pero me estaba quedando bastante aceptable.

Miré a Valen, que era la que tenía que tomar esa decisión. Ella entrecerró sus ojos.

—No podés estar una hora separado de Juli, amor —reclamó y Enzo soltó una risotada. Cierto, Julian por fin no estaba con nosotros. Seguramente durmió con la novia en otra habitación. Ya era hora.

—No es por Juli, es para compartir con los chicos.

—Yo creo que sería buena idea —sonreí, estando de acuerdo con mí hermano. —Oí que hay un parquecito y Oli podrá jugar.

Valen nos señaló a ambos, riéndose.

—A mí no me engañan, vos; querés estar pegadito a Juli —Enzo la miró ofendido— Y vos, querés ver a Emiliano.

Ahora la ofendida era yo.

—¡Claro que no! —negamos, Enzo y yo.

—Son igualitos —Valentina rió y cargó a Olivia en sus brazos para arreglarle el cabellito. —Bueno, dale. Vayamos a desayunar ahí entonces.

Enzo y yo sonreímos victoriosos, cuando de pronto golpearon la puerta.

—Voy yo —sacudí la nuca de Enzo y medio corrí hasta la puerta, con la maquinita en mano. Abrí la puerta y tuve que elevar un poco la cabeza para ver a la persona que había llegado.

Emiliano.

—Hablando del Rey de Roma —se burló Enzo y yo lo miré mal, para luego sonreír en dirección a Emi.

—Buenos días —el fue el primero en saludar, con algo de timidez. Olivia lo vió y se alegró, estirando sus manitos hacía el. —Hola Jazmín.

Sonreí como tonta.

—¿Qué haces Dibu? —lo saludó Enzo, tratando de quitarse los pelitos del hombro.

—¿Qué te trae por acá? —pregunté, casual.

—Vine a traerte algo que se te olvidó ayer —lo miré extrañada y el agarró mí muñeca con su gran mano. Enzo y Valentina nos miraban curiosos, los muy chismosos. Emiliano colocó una tela negra doblada sobre mí mano, asegurándose de que nadie lo vea.