Capítulo 4

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El silencio reinaba en el Reino de la Nada. El primero de los participantes fue eliminado. Uno de los universos más débiles había derrotado al más fuerte del torneo, al preferido para obtener la victoria. Geene miró a Liquiir. Ambos dioses hicieron una apuesta, apostando uno de sus planetas. Actualmente, el Dios de la Destrucción del Universo 8 llevaba la ventaja. Su universo seleccionado había sido el 7, mientras que el universo elegido por Geene había sido el 11. Y un miembro del Universo 7 había derrotado a uno del Universo 11 rompiendo el equilibrio, todo lo establecido para el torneo y todo lo esperado. Aquella eliminación fue un golpe directo para el universo perdedor, mientras que el universo ganador observó todo con cierto interés confuso. Su extraño compañero había superado a un adversario veloz y lo hizo en cuestión de dos minutos. La pelea no duró más de ciento veinte segundos.

Con Dyspo eliminado del torneo, ahora el Universo 11 contaba con nueve participantes, siendo dos de ellos los seres más fuertes de aquella competencia. Tanto los miembros de las Tropas del Orgullo como el Dios de la Destrucción del Universo 11 estaban estupefactos, sorprendidos por la derrota de un miembro de su equipo y la victoria culminante de uno de sus enemigos. Dyspo no era el más fuerte físicamente; pero era el más rápido dentro de los miembros del Universo 11, un luchador con una velocidad que pocos o ninguno de los participantes debería ser capaz de replicar para vencerlo. Sin embargo, contra todo pronóstico, uno de los miembros del Universo 7 lo había hecho en cuestión de minutos (dos para ser mucho más exactos) y no parecía cansado por el sobreesfuerzo de replicar una velocidad tan abrumadora. Incluso las heridas que Dyspo causó a este luchador no parecían molestarlo, cuando debería tener dificultades para poder hablar o respirar.

Bajo el escrutinio de los espectadores y de un Dyspo avergonzado, el miembro del Universo 7 pasó la lengua por sus labios y, pocos segundos después, pasó la mano por su rostro deshaciéndose de toda la sangre que cubría su cara, mostrando que no había herida alguna.

Con cierta burla, el rubio mostró un paquete de salsa de tomate a cualquiera que lo estuviera mirando, dando a entender que nunca recibió herida alguna, que jamás Dyspo había logrado herirlo lo suficiente como para sangrar y que la ruptura de su nariz fue simplemente un golpe de suerte para el velocista.

Este gesto hizo hervir la sangre del Dios de la Destrucción del Universo 11. Habían sido burlados. El luchador del Universo 7 se había burlado de uno de los miembros de las Tropas del Orgullo y de uno de sus participantes. Se había burlado de lo que ellos significaban para el Universo 11 y había puesto entredicho la justicia que impartían en su universo.

Vermoud miró directamente al mortal miembro del Universo 7. Cabello dorado ondeaba al viento. Ojos azules como dos zafiros devolvieron una mirada completamente calmada al dios mientras sostenía con la mano el paquete de salsa roja con la que cubrió su rostro para fingir que había recibido un fuerte daño. Seis marcas simulaban bigotes en el rostro afilado del artista marcial, dando al shinobi cierto aspecto gatuno para cualquiera que lo viera. Pero lo que sorprendió a Vermoud, fue el hecho de que el chico jamás reculó en la mirada. Él era un Dios de la Destrucción. Impartía el miedo en los planes del Universo 11. Miedo o respeto. Nada de eso estaba en la mirada del mortal del Universo 7, como si no le importara ser destruido por un Hakai y borrado completamente de la existencia misma, con su alma completamente eliminada sin dejar un rastro para recuperarla.

Esta actitud era extraña. Atraído por la misma, el Dios de la Destrucción miró directamente a Beerus, esperando alguna reacción por parte de su compañero dios. Lo único que Beerus hizo fue una leve mueca, como una pequeña sonrisa ante aquella actuación perfectamente representada. Y eso solamente hizo que más preguntas llegaran a su mente. ¿Quién era ese tipo? ¿Qué raza luchadora era? ¿Qué relación tenía con Beerus? Incluso Whis parecía complacido ante la actuación del joven de cabello dorado y actitud irrespetuosa.

Dios DestructorWhere stories live. Discover now