Capítulo 3

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Ochenta luchadores estaban en la arena junto a sus compañeros. Los dioses, ángeles y los Kaio-shin ocuparon sus sitios en las gradas, dejando una enorme separación entre los diferentes universos, pero todos observando la arena. Sobre el Lugar de Supervivencia, por encima de las mismas gradas ocupadas por las deidades destructoras, se encontraba el Palacio Flotante del Rey de Todo, el organizador del torneo. Frente al mismo, con las manos detrás de su espalda y los ojos fijos en la arena, se encontraba el Sumo Sacerdote, vistiendo su uniforme regular. Había llegado la hora, el momento en que los universos lucharían por ver cuál de todos lograba sobrevivir, cual haría perpetua su existencia en el omniverso conocido.

El pilar central de la arena produjo un sonido que ocasionó un ligero eco que llenó la arena, alertando a los ochenta seres mortales. El Sumo Sacerdote torció los labios y señaló aquel enorme pilar. Cuarenta y cinco minutos era lo que el Torneo del Poder iba a durar. Cuarenta y cinco minutos tenían los luchadores para sobrevivir en aquella batalla campal y mantener a su universo vivo. Al final de dicho tiempo, el universo con más luchadores sobre la arena obtendría la victoria indiscutible, la supervivencia y el deseo de las Super Esferas del Dragón que fueron recolectadas para aquella ocasión.

Todo con el beneplácito de Zeno-sama, o más bien los Zeno's.

El Sumo Sacerdote explicó las reglas. Habló claro, conceso y directo. No repetiría las palabras dichas y observaría junto al rey todo el combate campal. No intervendría. No debería haber ninguna muerte durante el torneo. El asesinato quedaba completamente penado y prohibido para los luchadores, lo que limitó a los mismos en el uso de sus habilidades mortales.

La diversión de los Reyes del Todo era el único objetivo de aquel torneo, el único interés del Sumo Sacerdote y lo único que importaba. La precaria existencia de los universos era algo secundario. La evaluación de estos, ver hasta donde llegaron en aquellos millones de años. Los universos borrados podían ser restablecidos, podían ser reconstruidos o crear universos nuevos.

Todo estaba cubierto para que los Zeno's disfrutaran de aquel simple espectáculo y las reglas fueron puestas. No se podía volar a menos que la fisiología de los luchadores se lo permitieran. No había muerte. Nadie de las gradas podía intervenir y no había una forma de cura.

―Esto es sumamente divertido, supongo.

El shinobi estiró los brazos por encima de su cabeza, haciendo que la parte superior de su uniforme se moviera. Gracias a Whis su ropa andrajosa fue removida por aquel simple gi que intentaba, sin duda, imitar el estilo del sayano Son Goku. Lo notó cuando vio por primera vez al mortal llevando aquel gi naranja. ¿Tan apegado estaba el ángel al sayano? ¿Tan buena impresión dejó este en el guía de Beerus?

―Somos el centro de atención―mente fría gobernó las acciones de Gohan. Como el líder del Universo 7, el hijo de Son Goku mantuvo sus pensamientos fríos, lentos. Estaban jugándose la existencia misma. Cualquier descuido terminaría con ellos completamente borrados de la existencia―. Tras la pelea de prueba con el Universo 9, hemos sido el objetivo del resto de universos. El centro de la arena debe ser nuestro fuerte.

―Por mí podéis hacer lo que queráis―Vegeta cruzó los brazos sobre su torso―. No voy a mantenerme quieto si Kakarotto no lo hace. Y sé que no lo hará.

―Voy a seguir mi propio objetivo―Freezer rio secamente―. Es mucho más divertido que permanecer en formación junto al resto de inútiles.

Un insulto directo. Freezer no detendría sus malas palabras sobre los terrícolas y sayanos. Odiaba a Son Goku y Vegeta. Odiaba a la Tierra misma. Pero nunca debía desobedecer las ordenes de Beerus. No al menos por el momento, con su poder actual.

Dios DestructorWhere stories live. Discover now