#1: El elegido

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En la lejana ciudad de Arcadia un hermoso amanecer se estaba yendo a cabo, poco a poco la oscuridad y la niebla de la noche iban desapareciendo pero debajo de un puente se estaba llevando una brutal pelea entre dos seres de un tamaño gigante.

Uno, un ser similar a una roca negra, golpeó a otro que se parecía a una roca normal aunque este estaba envuelto en una armadura azul plateada con una gran espada en su mano, arma que dejó caer luego de tanta pelea.

—¡Rindete Kanjigar…! — el ser negro se notaba exhausto.

—Un Trollhunter nunca se rinde… — el llamado Kanjigar decayó un momento pero se levantó con unas pocas fuerzas renovadas —Prefiero morir

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—Un Trollhunter nunca se rinde… — el llamado Kanjigar decayó un momento pero se levantó con unas pocas fuerzas renovadas —Prefiero morir.

—Que así sea — el ser negro miró al otro con unos ojos amarillos que irradiaba sed de sangre

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—Que así sea — el ser negro miró al otro con unos ojos amarillos que irradiaba sed de sangre. 

El negro salto y dió un golpe al suelo que Kanjigar logró esquivar pero el negro no frenó y lanzó un golpe contra el Trollhunter aunque este lo esquivó rodando en el suelo, en ese momento Kanjigar usó su gran espada para intentar golpear al negro pero este detuvo el arma y lanzó dos golpes rápidos  que Kanjigar logró evadir encontrando una apertura para lanzar su espada aunque el negro saltó al aire y dió varias vueltas para conseguir inercia para dar un golpe pero Kanjigar lo golpeó en la barbilla mandándolo a volar bastante lejos para después caer al suelo…

—Ngh — el negro se intentó levantar pero se encontró con el filo de la espada de su oponente.

—Ahora tu, Bullar, rindete — Kanjigar parecía algún tipo de eminencia por los rayos de sol que se filtraban desde el puente —¿Ngh? — el Trollhunter sintió como si su hombro se quemara y miró hacia atrás notando que el sol ya llegaba hasta la zona donde estaba.

Bullar aprovechó el momento para darle una gran patada a Kanjigar mandándolo debajo del puente aunque su espada quedó en pleno sol…

—¡Ahg MALDICIÓN!! — Kanjigar tomó su espada del sol aunque su mano pareció convertirse en piedra aunque después volvió a la normalidad.

Kanjigar se levantó y vió a Bullar caminar hacia el de forma imponente… sobresaltaban 2 dagas guardadas en su espalda (aunque para cualquier humano serían espadas gigantescas) al ver esto Kanjigar miró su pecho notando que lo que parecía ser el núcleo de su armadura estaba titileando entre azul y negro.

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