Recuerdos:

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1. Los personajes y la historia son de mi completa autoría, y formaron parte de un desafío en un grupo de face hace unos años atrás. Hoy lo he querido compartir con ustedes modificándolo un poco. Espero les guste.  

2. El relato se presentará en una serie de cuatro viñetas. La narración se da en primera persona, siguiendo el punto de vista de Faith y en tiempo presente por tratarse de una especie de aguafuerte. Además habrá presencia de voseo por tratarse de una historia situada en Argentina, y por ser el español rioplatense mi lengua principal. 

3. Cualquier sugerencia o comentario pueden hacérmelo llegar por comentario un PM.

4. Si ven esta historia fuera de mi face, tumblr, twitter, wattpad o mi cuenta de FP por favor avisarme. Juntos digámosle NO al plagio.

*****

La ciudad despierta y todavía se siente la nubosidad del día al despuntar. Como todas las veces le gano la pulseada a mi despertador y me paro antes de que la alarma suene.

Quería ver amanecer, quería pensar en vos.

De pronto por la ventana, medio abierta, llega el rumor de los autos en la calle. Bocinas, un claxon y una frenada. Malas palabras de los transeúntes, voces de niños alegres y algún que otro ladrido.

Me pongo mi bata y voy hasta el toilette a lavarme la cara. Una rápida mirada al espejo y sé que será una mañana larga.

Con cierto sigilo me paso a la cocina a prepararme un café, mientras me pregunto qué te habrás preparado allá donde estás.

Es que hay momentos en los que, (y a pesar de los tres años que ya no estamos juntas), te me apareces. Aunque salgo pronto de esas ensoñaciones porque diferentes voces, entrando generalmente a mi cocina, interrumpen.

Son mis conquistas de una noche, las cuales inútilmente tratan de pasar a ser algo más.

De a ratos me angustia tener que romperles la burbuja. Pero es que ciertamente sólo han sido el juego de mi primitivo instinto.

Cuerpos de los que obtengo lo quiero: sólo placer y nada más. No hay sentimientos, no hay tiempo compartido. Sólo es seducción, sexo y rock and roll.

Así, sin complicaciones, vivo mis días desde la última vez que me comprometí de verdad y por idiota me tomaron.

Mas en ciertas ocasiones te infiltrás en mis pensamientos, pues has sido la única que ha valido la pena. Sin embargo he sido yo quien lo ha arruinado por no saber defender lo nuestro y permitir que se metieran entre las dos, diciéndonos qué hacer.

Ahora cada una transita caminos diferentes y sé que por estas fechas te has de casar.

No lo niego, me gustaría verte una vez más. Mas en el fondo sólo deseo que con quien estés seas feliz.

Asimismo, mi ego guarda la esperanza de que en la cama esa persona no sea mejor que yo.

—Vamos, acompáñame a la universidad —Vuelve a pedir mi presa de la noche anterior, sacándome del trance—: Por favor, ¿sí?

—Bien —Cedo por vez primera, quizás movida por la nostalgia—; pero hasta la puerta, ¿okey?

Termino mi café y me visto con traje ejecutivo y tacones. Al percibir que había algo de viento, tomo la fedora y el sobretodo.

Recuerdo, al echarme una última mirada en el espejo, que aquel look de película de gánster te hacía suspirar.

A continuación, agarro mis llaves y me dirijo al estacionamiento.

Mi conquista debe hacer esfuerzos para mantener mi ritmo y que no la deje atrás.

«Qué diferente que es a vos. Nuestros ritmos encajaban perfectamente al caminar, al harcenos el amor, al provocarnos, incluso al pelear» asalta de pronto mi mente. Y debo sacudir mi cabeza para dejar de pensar y poder poner en funcionamiento mi sedán  azul oscuro.

Qué sorpresa que me llevo al llegar a la facultad de Pauline, (joven conquista de la cual por fin recuerdo el nombre), y encontrarte del brazo de quien ahora es tu nuevo amor.

Pauline me arrastra hacia dónde estás y saluda a tu pareja, presentándonos simpáticamente.

—Faith Humboldt, un gusto —Tiendo mi mano a tu chica.

—Lucia García, el gusto es mío —responde y sin vacilación agrega—: Y ella es mi prometida, Emi Thays.

Qué simplón me suena su nombre al lado del tuyo y del mío. Pero es ella quien te hace feliz y no yo.

Ante aquel golpe de realidad, me muerdo los labios e improviso una excusa para irme. Empero, antes de que me pudiese ir, me tendés la mano y dejás caer en la mía un papelito prolijamente doblado.

Doy un asentamiento de cabeza como saludo y desaparezco en mi auto.

Y es recién estando bien lejos de la universidad que desdoblo tu papelito y lo leo.

«A las 21 hs en el Club Alemán».

Suspiro, no sé si deseo aquella charla con vos. Presiento que será nuestra despedida y me niego a hacerlo tan real, a tener que soltar incluso tu recuerdo.

De todos modos vuelvo a mi loft y me alisto para aquella última cita...

24 horas, una vidaWhere stories live. Discover now