Capítulo 5 - Locura total

26 2 1
                                    

CAPÍTULO 5

LOCURA TOTAL

—¿Te gustan las películas? —me pregunta Evan, desviando la mirada de mí hacia algún punto fijo.

—¿A quién no le gustan? —me burlo—. Excepto las de terror, quedé traumada con la compró mi papá el mes pasado.

—Creo que no me entendiste —esboza una sonrisa—. Tengo un plan.

—A veces en verdad no te entiendo —me cruzo de brazos—. ¿Podrías ser más explícito y dejar el misterio?

—Hagamos nuestra propia película —me propone—. Pero no la grabaremos, pensemos en ideas y consigamos el vestuario, simplemente actuaremos como verdaderas estrellas.

—¿Y sabes de lo que tratará? —pregunto, arqueando las cejas—. Porque no quiero hacer de la típica princesa y el príncipe.

Entramos a mi habitación y empiezo a sacar ropa a lo loco de los cajones de mi cómoda. Me pruebo todas las faldas y blusas que tengo y se las modelo a Evan. Él solo me sonríe o a veces saca una que otra carcajada. Nunca había metido a un hombre a mi cuarto pero supongo que Evan no er problema, ya que le tengo la suficiente confianza como para dejarlo entrar al único lugar privado que tengo.

—Quiero que me des tu opinión —me dice Evan minutos más tarde acomodándose la corbata, cuando ya tenemos nuestros vestuarios—. ¿Está bien puesta?

¿De dónde sacamos esa corbata? Pues tuve que infiltrarme a la habitación de mis padres, lo que fue todo un reto asaltar el closet de papá. Nunca en mi corta vida había visto que alguien se viera tan bien con una simple camisa y una corbata, siendo sincera, Evan vestido así parecía un auténtico modelo pero en tamaño reducido.

—Combina muy bien el color de la corbata con tus ojos —Le digo lo primero que se me viene a la mente.

—¿Te refieres a esto? –se acerca a mí lo suficiente como para poder hacer la comparación mejor, sosteniendo la corbata a un lado de sus ojos.

—A eso me refiero. ¿Tenías que darme un mejor ángulo de todo?

—De cerca todo es mejor —me dice con una media sonrisa—. De hecho...

Se queda pensando un momento, observando con detalle mi cara.

Se aproxima a un mueble que tengo al lado de mi ventana con una sonrisa en los labios. Abre un cajón en donde sabe que guardo todas mis cosas del colegio y de ahí toma un plumón de color negro. Se aproxima a mí y le saca el tapón. Yo lo miro de mala manera para que se arrepienta de lo que sea que intenta hacerme.

—No sé lo que pretendas —digo meneando la cabeza—. Pero espero que se quite.

—Tranquila, estás en buenas manos.

—Si es así ¿puedo pintarte yo primero? –le digo y él asiente.

Se me ocurren muchas ideas en la mente, pero no sería tan mala con él, así que me acerco a él y lo tomo de la barbilla para que alce la cara. Él sólo se queda quieto mientras me mira expectante a que comience con mi obra de arte.

—¿Podrías dejar de mirarme? —le digo, incomodándome—. No me dejas concentrarme.

—¿A dónde se supone que debo mirar si te tengo enfrente de mí? —Se queja.

—Eres un torpe —resoplo, arrugando la nariz.

Al final nos encontramos saltando como un par de locos encima de mi cama y haciendo pasos de baile bastante ridículos. Evan con un bigote y lunares por toda la cara y yo con unos dientes de ratón y unas exageradas cejas. Habíamos descargado todas las canciones del momento que nos parecieran pegadizas, le subimos todo el volumen casi haciendo retumbar las paredes temiendo que algo malo fuese a pasar con algunas de las cosas de cristal y pudieran romperse.

Te dejaré ir cuando la noche acabeWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu