Capítulo 4 - San Valentín

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Capítulo 4

SAN VALENTÍN

Por primera vez, después de tres semanas puedo sentir de nuevo la libertad de salir de casa. A Abril le ha dado un horrible resfriado por lo que mamá está muy ocupada haciendo el papel de enfermera. Me encuentro a cuatro avenidas fuera de casa sentada en el césped de lo que es propiedad de la familia Ross, familia a la que pertenece Miranda, la niña más extraña del mundo. No suelo convivir mucho con ella, yo prefería mil veces más a Evan que a ella, aunque eso pareciese extraño.

—¡Hola! —le grito hasta su balcón. Se nota aburrida y tiene unas terribles ojeras como si no hubiera dormido por toda una semana.

Recibo una reacción no agradable por parte de ella, parecía como si me hubiese odiado por toda su vida, y si seguía sacándome la lengua cada vez que me veía iba a terminar de colmar mi paciencia.

—¡Vaya! Alégrate de verme amiga mía.

—¡No empieces Rowan! —me grita desde lo alto.

La ignoro y justo antes de marcharnos me volteo hacia ella y le hago una mueca. ella sólo me mira y cierra rápidamente la ventana de su cuarto.

—Parece que no está de buen humor —comenta Evan a mi costado.

—¿En serio? —Lo miro y pienso si en realidad era muy despistado o sólo le gustaba verme enojada—. Ella me odia, cara de queso.

Nos pasamos corriendo todo lo que quedaba de las avenidas. Al final fui yo quien terminó ganando la apuesta de carreritas, gracias a que Evan se cayó a mitad del camino.

—¿Irás a la tardeada de San Valentín? —me pregunta.

—Aún no lo sé, tendré que pedir permiso, ¿tú irás?

—Sí, no quiero pasarme el resto de la tarde aburrido.

—Entonces te veré allá si es que me dejan, pero antes que nada —le digo sonriendo—. Prométeme que irás bien vestido y con una elegante corbata.

—No prometo nada —me responde sumiendo los labios—. Pero haré lo posible, y también debes prometerme lo mismo, luce un buen atuendo.

—Hecho, pero cumple — acepto, estrechando mi mano con la de él.

—Iré a alistarme —me anuncia—. Y creo que tú también debes irte.

Me quedaba menos de una hora, y debía alistarme lo más rápido que pudiese, porque al final mi mamá si acepto que yo asistiera. Entré a la ducha y traté de tardar lo menos posible. Abrí mi armario y rebusque para encontrar una blusa que pudiera lucir bien en esta tarde.

—¿Ya estás lista? —preguntó mi mamá desde la puerta.

—Ya —le respondo—. Lamento molestarte, sé que no es fácil cuidar de dos hijas a la misma vez.

—Abril se durmió, supongo que despertará más tarde, así que puedo llevarte en el coche.

Accedí y mi mamá puso en marcha el auto. Esperaba poder llegar aún a tiempo para el convivio de San Valentín. La verdad nunca me han gustado ese tipo de eventos, no es que no me guste socializar, pero en verdad odiaba ver a todas las parejitas que había en mi escuela demostrándose su amor. Me incomodaban un poco esas situaciones, por lo que mejor siempre decidía faltar, pero esta ocasión fue la excepción.

Llegué y toda una multitud estaba ahí, todas las parejitas en los rincones regalándose obsequios por San Valentín y algunos grupitos bailando a la par de la música. Traté de estirarme lo más que pude para poder visualizar mejor el lugar en donde se encontraba Dylan, cuando sentí a alguien a mis espaldas.

Te dejaré ir cuando la noche acabeWhere stories live. Discover now