Capítulo 3

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Kalissa Morton.

Han pasado tres días y dos noches desde que desperté en este lugar, Khalid y sus actitudes parecen hacerme querer replantear la existencia de las buenas personas. Definitivamente él no le haría el mal ni siquiera a una mosca.

La primera noche me sentí cohibida y con miedo. No me gustaba la idea de estar con un hombre que acababa de conocer durmiendo en la misma casa, a tan solo una puerta de distancia entre lo que es su cuarto y el mío, sin embargo fue un riesgo que tuve que aceptar.

La noche fue tranquila, de hecho, Khalid parece ser bueno para leer las señales o los gestos de las personas, no sé si lo ha aprendido por trabajar en un hospital, de la vida o porque él ya es simplemente así, pero resulta ser algo fascinante y bueno a la vez. Sabe lo que quiero sin que yo tenga que decírselo y no se equivoca.

La primera noche vió a través de mi mirada cuán asustada estaba, parece que aunque había intentado ocultar tal preocupación, no resultó y decidió, para darme calma, las llaves de la puerta de mi habitación.

Al principio me pregunté porqué mi habitación podía cerrarse de tal manera, pero luego me di cuenta de que es lo mismo con cada una de las puertas de la casa, lo cual si bien aún es extraño, lo dejo en la duda.

La primera noche cerré con llave mi puerta, la segunda también y esta noche lo volveré a hacer. Sé que en el caso de que el hombre quiera hacerme algo probablemente tendrá una copia de la misma llave que me dió, o de hecho, quizá ella ni siquiera sea necesaria debido a que compartimos el día entero en la cabaña, pero de todos modos cerrar me hace sentir un poco mejor sobre mí. Es una de las pocas decisiones que he podido tomar por mi cuenta en este último año.

En el transcurso del mismo han pasado miles de diferentes cosas y lo único que puedo tomar como algo bueno dentro de todo lo malo es que Richard en cierto punto se cansó de pagar las tinturas o los cortes de cabello, por lo que he vuelto a mi color natural y en estas alturas, llegandome hasta debajo de los hombros. Aún mantiene mucha diferencia con lo que era, pero yo también y eso no significa que no podamos volver a ser los mismos que éramos antes.





-¿La pierna va mejor?- Khalid pregunta, ambos estamos sentados en el sillón de madera y almohadones verdes militares que se encuentran en su sala. Las distancias se siguen manteniendo, quizá menos, pero siguen allí. Eso es algo que él respeta.

-Bastante, ya casi no duele.

-Eso es bueno- asiente- creo que entonces deberías de intentar de ahora en adelante caminar sin el bastón.

-Palo, dirás- lo miro de reojo.

Es la primera vez en meses que puedo permitirme esto de decir las cosas que quiero. ¿Cuántos derechos se me habían quitado en este tiempo? Supongo que demasiado como para contarlos, pero aprovecharé esta oportunidad tanto tiempo como pueda antes de volver a lo que debo.

-Era un palo hasta que utilicé una noche entera para sacarle todas las astillas para que no te lastimes más- dice girando la cabeza de la chimenea prendida para ahora verme.

Cierto, fue un gesto muy considerado.

-No tenías que hacerlo, me las arreglaría.

-No querías que te lastimes.

Una sonrisa irónica y en forma de bufido sale de mi interior, no la controlo, simplemente se vuelve exterior cuando escucho sus palabras.

Khalid parece poco confundido y más intrigado. Sabe que algo pasa, pero no sé si se animará a preg...

-¿Puedo hacerte una pregunta? No tienes que contestar si no quieres.

Tardo un segundo en asentir y decir:

Vendetta [Libro 2 de Vindicta]Where stories live. Discover now