CAPÍTULO 3

64 9 1
                                    


PoV Edgar

  Tardo mucho más de lo que esperaba, pero Rubb finalmente regreso al campamento. Al parecer no solo se había ido a bañarse, sino también que cazo algo para cenar. Ahora vamos a comer venado. Yo solo podía sentir feliz de poder probar más carne.

  Cuando regreso ya estaba comenzando a atardecer y me di cuenta de que este día había pasado mucho más rápido de lo normal. Por lo que no lograba entender el porqué fue así.

  Al comer otra vez paso lo mismo que en el almuerzo y nos pusimos a hablar. Estaba vez si escuchaba todo lo que decía y él se puso a contarme muchas cosas sobre su vida. Me hablaba de sus amigos, sus aventuras como guerrero y demás. La mayoría de ellas no las entendía y tampoco me interesaba mucho que me las explicaba, pero igual lo escuchaba.

  Tras terminar la cena, debido a las historias de Rubb y la satisfacción de la comida, me empezó a dar sueño. Así que automáticamente me puse a mirar a mi alrededor para buscar un sitio del campamento donde dormir. Al encontrarlo me levante y me dirige hacia el.

Rubb: ¿Eh? ¿A dónde vas?

Edgar: A ningún lado. Calma. No voy a huir. Sólo voy a dormir por aquí ¿Esta bien?

Rubb: ¿Qué? ¿Qué vas a dormir ahí? ¿Ahí apartado incluso de la fogata?

Edgar: Sí, así es. Dormiré aquí. - Muy seguro de sus palabras -

Rubb: De eso nada. Tu dormirás conmigo en la tienda.

Edgar: ¿Mm?

  Al decirme eso dirigi mi vista a la tienda de campaña. Al fijarme en su tamaño recordé que por dentro solo podía dormir de forma cómoda una persona.

Edgar: Esto... En esa tienda solo puede dormir uno de nosotros. No dos. Esta bien que te preocupes, pero no puedo quedarme a dormir ahí y tu fuera, o mucho menos juntos.

Rubb: ¿Pero de qué hablas? Sí que podemos dormir juntos. Ahí cabemos perfectamente los dos. Solo tenemos que pegarnos entre nosotros.

Edgar: ...

Rubb: ¿O qué? ¿Tienes algún complejo de dormir pegado a un hombre?

Edgar: No, para nada. No es la primera vez que lo hago.

Rubb: ¿Y entonces qué?

Edgar: Pues... nada la verdad. Pero sigo pensando que es innecesario. Puedes dejarme afuera.

Rubb: ¿Y dejarte con el frío que hace? No, no. Para nada lo haré.

Edgar: No creo que pase tanto frío. Solo debo dormir pegado a la fogata ¿No?

Rubb: ¡Es lo mismo! ¡Y no me cuestiones más! Si duermes conmigo mantendremos mejor el calor. Así que no quiero más quejas.

Edgar: ...

Rubb: ...

Edgar: Vale...

Rubb: Bien.

Edgar: ... *¿Por qué me cuida tanto? No lo entiendo. Puede que cuando llegue a su reino me vuelva un esclavo o algo así, pero aun así... nadie se tomaría tantas molestias por un esclavo ¿O sí?... Creo que... nunca antes se habían preocupado por mí*.

  Mientras seguía sumido en mis pensamientos e intentaba descifrar lo que pasaba, el T-Rex fue organizando un poco el interior para que durmieramos los dos.

Rubb: Esta listo. Ya quieres ponerte a dormir ¿Verdad?

Edgar: S-Sí...

Rubb: Bueno, pues adelante. Ven y acuestate.

Tiempos SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora