Capítulo 1. Despertar

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Capítulo 1- Despertar

Fue de madrugada, cuando la niebla invadía las afueras del castillo real y que el corazón de un cuerpo inerte, volvió a latir, aquel latido frenético fue escuchado por el que había añorado aquel suceso por mucho tiempo.

Sintió debilidad, por el temor de los acontecimientos que vendrían a continuación. Sintió ansiedad por poder volver a escuchar su voz, pero sobretodo sintió que volvía a estar vivo.

Se dibujo una sonrisa en sus labios que llamó la atención de sus sirvientes. Nunca lo habían visto sonreír, al menos no de una manera tan genuina.

Todos los presentes se encontraban a la expectativa.

—Finalmente vuelves a mi y nunca permitiré que volvamos a separarnos—dijo tocando la mano izquierda de ella, la cual aún estaba fría.

Los ojos de la mujer se abrieron, revelando un hermoso color azul brillante en ellos. Sus labios poco a poco recuperaban su color rosado, tal como el la recordaba.

A él le resultaba fascinante como había logrado después de muchos años de búsqueda encontrar a la mujer adecuada para colocar el alma de su amada en el.

—Bienvenida nuevamente a la vida, Hancock, mi reina.

La hermosa mujer se sentó, todos los presentes hicieron una reverencia al observar su belleza.

Hubo silencio por varios segundos. La mujer observaba su alrededor, con una expresión indescifrable.

—¿Qué has hecho conmigo?—su voz firme y a la vez calmada estremeció al hombre que la miraba a su lado—¿Para que me has traído de vuelta?

—¿No es obvio?-sus miradas se cruzaron por primera vez en mil años—Haz nacido para estar siempre conmigo, esa es tu razón de ser. Gobernaremos juntos, como debe ser.

La mirada de ella se afiló, y sus labios se fruncieron un poco.

—Tú no eres mi Luffy—él enarcó una ceja, como si la mencion de aquel nombre le resultara gracioso—.Y por lo tanto no tengo deseos de pertenecerte—Hancock intento colocarse en pie.

—Ya había olvidado ese nombre, no tiene caso recordarlo. Ese Luffy que recuerdas ya no existe—Todo en él quiso restarle importancia a aquella afirmación.

Ella sintió deseos de pagarle, sentía un profundo desprecio por ese hombre que tenía toda la apariencia de Luffy, incluso su voz, pero no había ni una pizca de luz en él.

—Sé que con el tiempo te acostumbrarás, llevenla a su habitación—hablo él para luego disponerse a irse del lugar.

—No hemos acabado esta conversación—exclamó ella.

—Hablaremos cuando hayas recordado con quien estás hablando—dicho esto, dejo a una Han totalmente confundida, con muchos sentimientos encontrados.

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—Esta es su habitación—dijo uno de los sirvientes que la acompañó—.El amo ha expresado su deseo de que se sienta como en su hogar.

Han miro la habitación, estaba perfectamente amueblada y hasta podría decir que era ecogedora.

—Ellas serán sus acompañantes, estarán a su disposición para todo lo que necesite.

Han apenas se fijo en las muchachas con apariencia humanas, de hecho ahora se percataba de que todos los que estaban allí eran humanos, a excepción de él y ¿ella?

¿Quién era ahora? No lo tenía claro, tenía un cuerpo humano, pero su alma alberga recuerdos de una vida anterior en la que el amor la hizo vibrar de felicidad, y luego sus alas fueron cortadas y fue despojada de aquella luz, por la misma persona que la hizo feliz.

—¿De quien era este cuerpo?—pensó en voz alta.

—Bueno, no tenemos mucha información al respecto—hablo uno de los hombres, con mucho nerviosismo—, solo sabemos que el amo la escogió por tener una apariencia muy similar a la de usted, mi señora.

¿Apariencia? Aquello le resultó interesante a Han, a Luffy nunca le había interesado su apariencia física. Una muestra más de que ese no era Luffy.

—¿Podrían dejarme sola?—Hancock tenía muchas cosas en que pensar. Los recuerdos de Luffy estaban muy nítidos en su mente, es como si la primera vez que se vieron hubiese sido ayer, sin embargo, en el mundo habían pasado décadas desde aquello. Sin embargo, algo dentro de ella le decía que Luffy, su Luffy, no estaba muerto, y ella estaba decidida a conocer la verdad y en su camino traer de vuelta a su amado.

Por suerte, eran aquellos recuerdos de una mejor vida la que la impulsarian a soportar todo lo que fuese necesario por alcanzarlo.

☆☆☆☆☆


Después de aclarar sus ideas, Han decidió hablar con él nuevamente. Necesitaba información y lo quisiera o no, en ese momento el único que le podía otorgar aquello, era el que ella llamaría muy para si, "impostor".

—Te has tomado tu tiempo, pero aquí estás, y siempre es un deleite verte—la voz de Luffy hizo derretir el corazón de Han.

Él la miraba como si de lo más hermoso se tratara, aquello la hacía confundir, la miraba con los mismos ojos de su Luffy, el Luffy que ella recordaba.

—Yo... necesito saber qué ocurrió ese día. Si eres sincero conmigo, quizá pueda perdonarte.

El desvió su mirada, disgustado por tener que hablar de aquello.

—No es suficiente con que estemos aquí, los dos, nuevamente, ¿como siempre hemos querido?-él le dio la espalda, negándose a hablar de aquello.

—Si de verdad me amas debo saberlo, no me puedes retener aquí sin mi consentimiento.

—Si te digo me dejarás.

—¡Tú me heriste! Me condenaste a la muerte, ¡me traicionaste! Y ahora actúas como si nada hubiera pasado, y ¡me exiges un amor que tu mismo mataste!

—¡Lo se! Fue mi culpa, ¡no pude controlarlo! Todos estos años he vivido con la culpa, no solo de tu muerte, también la de mi familia, la carga de mantener este mundo en orden, no ser suficiente, el rencor, el odio, el amor, ¡no pude con tanto! Necesitaba ser fuerte, y sin saberlo destruí lo más importante, lo nuestro, tú... para mi eres lo más importante Han, los recuerdos de ese Luffy viven en mi, pero ya no soy como él, aquel niño atormentado, ingenuo e indeciso que tu amaste y protegiste con tu vida... ya no existe, solo estamos tu y yo. Ahora bien, te dejaré escoger, si vienes conmigo o renuncias a aquella promesa que hicimos hace tanto.

Hancock quería llorar, aquellas palabras habían hecho estrago en su interior, podía sentir el amor pasional entre ambos, en cierta forma eran como imanes. Con un nudo en la garganta, se obligó a decir.

—¿Me dejarías ir?

—Podrás huir a donde quieras, al mundo mortal si deseas, pero nunca podrás desvincularte de mi, ni yo de ti. ¿No te has dado cuenta? Estamos condenados.

Mil Años Sin Ti | Luffy & HancockWhere stories live. Discover now