tres

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Regresó a casa con un profundo dolor en el pecho.

La ciudad de pronto era muy luminosa, muy ajetreada y tuvo que detener su scooter en más de una ocasión, a la orilla del camino, para tomar aire y continuar.

Al llegar a casa simplemente dejó caer su mochila en el suelo de la estancia, se quitó los zapatos y se escondió bajo las mantas hasta la mañana del día siguiente.

El sonido del timbre hace a la mujer bajo la manta abrir los ojos con pereza, su cuerpo se siente pesar una tonelada y su estado emocional no es precisamente el mejor. Después de todo, terminar el día en junta con una madre de familia, una jefa exigente que le exige a base de gritos, amenazas y críticas a su ética laboral llamar a Servicios Sociales y un mensaje de texto de su novia terminando su relación, no era algo que a Sakura le emocionara.

Se sacude las mantas de encima, se saca la camiseta y patea sus jeans a cualquier lado de la habitación. Del closet toma un par de shorts deportivos y una camiseta deslavada de su fraternidad en la universidad.

El timbre en los pasillos de su pequeño departamento es acompañado de pequeños golpecitos en la puerta y un "Tía" insistente de voz de su hermana mayor, seguido de un "foo" vocalizado a penas por su pequeño sobrino.

Sakura se asoma a la puerta al abrirla, a penas visibles su cabello y sus ojos. Un pequeño de dos años se cubre la boca, su madre da un brinquito de sorpresa y le habla al oído a su hijo.

—¡Ups! ¿Tía Kkura, eres tú?

Sakura niega con la cabeza y hace una voz mas grave.— No, soy el Monstruo Come Bebés.

Dongpyo se tapa los ojos con sus manitas y grita, apenas fuerte.—¡Boshtro feo!

Nako se ríe y hace ademán de espantar al "Monstruo", haciendo "¡Shú, shú!" con su hijo en brazos. Sakura cierra la puerta de nuevo y finge un grito agónico, para volver a abrir la puerta, con los brazos abiertos y una enorme sonrisa.

Su sobrino se lanza a sus brazos y le llena la cara de besos, apenas puede vocalizar el nombre de su tía entre beso y beso y la joven profesora los recibe con gusto.

—Que sexy pijama, hermanita. —Nako entra al departamento, cerrando la puerta tras de sí. —Así seguro Chaeyeon te pide matrimonio pronto.

La castaña baja al pequeño al piso, con cuidado de dejarlo de pie correctamente. Se pasa una mano por el desordenado cabello, en contraste al bien peinado de su hermana, y deja sus dedos entre las hebras. —Terminamos ayer...

Nako abre la boca sorprendida y se apresura a estrujar entre sus brazos a su hermana, que es más pequeña a diferencia de ella con sus tacones altos. —Oh mi bebé, odio que pases por algo tan terrible solo. —le sostiene las mejillas y Sakura hace puchero. —¿Quieres que parezca un accidente?

Kkura se suelta a reír con ganas y abraza a su hermana de vuelta. —Eres asombrosa.

—Es mi trabajo serlo, tú saliste bastante insulsa.

Sakura gira los ojos y golpea suavemente el hombro de su hermana. —Yah, era demasiado bueno para ser cierto...

Ambas se dirigen a la cocina, Nako lleva en brazos a su pequeño y lo acomoda en la silla alta que tiene Sakura en casa cuando debe hacer de niñera, ya sea porque ambos padres tienen demasiado trabajo; Seungwoo en el estudio y Nako en el hospital, o por que quieren un poco de privacidad matrimonial.

Sakura prepara la tetera y pone agua a hervir para el biberón de su sobrino. Se recarga en la barra que divide la estufa y el lavabo y observa como su hermana le pone el cinturón a su hijo, mientras el bebé le jala los aretes.

—Vas muy guapa, Unnie ¿Saldrás a algún lado?

—En realidad, he venido por ti.— Nako se acomoda los pendientes de perlas en sus lóbulos y le sonríe a su hermana. — ¿Sorpresa?

Sakura suspira y baja la cabeza, rendida, porque sabe que su hermana no conoce una negativa y seguramente ella misma la meterá a rastras a la ducha con tal de sacarla perfumado y, por lo visto, trajeada de su departamento.

—No otra de tus fiestas de personal, por el amor de dios. La última vez quisiste emparejarme con una proctóloga.

—¡lmagina las posibilidades, Kkura!

—Todavía mantengo fe en ser adoptada.

[♡]

La reunión misteriosa resultó ser una boda de la prima de Seungwoo. A decir verdad, una muy bonita y con muchas flores preciosas, de la florería Sunshine, según leyó una tarjeta dentro del centro de mesa.

Minju resultó ser totalmente familia de Seungwoo. Una hermosa mujer de caderas pequeñas y piel lechosa pulcramente tatuada por su primo, que lució un vestido de falda corta y un precioso ramo de rosas rojas camino al altar. Seungwoo pasó toda la ceremonia civil mencionando lo increíble que lucían sus tatuajes en su prima y Nako la otra mitad pelliscándole el brazo para que se callara.

El padrino fue el mismísimo tatuador y su discurso fue estupendo.

—Cuando conocí a Jungwoo estaba tan borracho que no recordaba por qué le había abierto la cabeza con una botella. — algunos de los invitados, seguramente testigos del hecho, rieron cómplices. Tipos rudos y grandes con barbas y tatuajes, pero tremendamente agradables y amables. —Recuerdo, que nos llevaron a la clínica donde mi prima hacía servicio social como practicante y Jungwoo quedó tan enamorado de su dulce enfermera que tuve que golpearlo de nuevo al salir. Minju siempre fue tan paloma blanca, tan bondadosa y trató a ese tonto tan bien que logró que el hombre se casara con ella. — Seungwoo señala con su copa al matrimonio, que ríe ante el recuerdo y se abraza. —Tuve el honor de tatuar su fecha de aniversario en sus costillas y pecho y les dije, que si se separaban, yo no me hacía responsable de una mierda además de otro botellazo— bebe un poco de su copa y toma aire. —Me hace muy feliz, que no tuve que volver a golpearlo jamás y hoy, puedo bendecirlos en su matrimonio...

Sakura sonríe al ver a su hermana limpiar una lágrima de su mejilla, pues su mejor amiga se casa y es su esposo quien dirige el discurso, partiendo de la extraña noche donde las dos parejas se conocieron.

—Les deseo todo lo hermoso que yo he vivido casado, Primos. — Seungwoo alza su copa y todos los presentes siguen el brindis. —Salud, por una increíble mujer, por mi hermana, este imbécil con suerte y su matrimonio.

—¡Salud!

Dongpyo cayó dormido a las once y Nako bailó un vals junto a su esposo, mientras Sakura se dedicaba a jugar con una tarjeta de una florería entre sus dedos.

El mejor lugar para estar después de una ruptura, definitivamente no es una boda, pero el destino siempre nos sorprende y Sakura, no fue la excepción.

—Profesora, que agradable sorpresa.

Una novia para mamá | ssamkkura ✔️Where stories live. Discover now