• P R Ó L O G O •

2.7K 253 113
                                    

—Niño...

—No soy un niño, tengo trece años —corrigió un niño de talla grande, ojos marrones y cabello castaño.

—Niño ¿De dónde sacaste este transplante de ojos?

Cuestionó el médico, el oftalmólogo, que recibía un par de globos oculares azules en su consultorio por parte de ese niño de mejillas regordetas, un usual paciente del cual se burlaba por su peso y que sufría de hipermetropía.

— ¿Y qué carajo le importa de dónde los saqué?

Claro, es inusual que un niño de trece años haya conseguido ese par de globos oculares. Pero les aseguro que existe una explicación razonable. Bueno, tal vez no tan razonable tratándose de Eric Cartman.

Todo comenzó hace una semana, en el mes de noviembre de 1941 en Múnich, Alemania. Fue la primera visita al oftalmólogo de Eric Theodore Cartman, un niño alemán, pero de ascendencia norteaméricana.

Para comprender a Eric T. Cartman primero debemos de conocer a su madre.

—Te juro, calabacín que la visita al oftalmólogo será rápida. No te va a doler, no es como el dentista.

Explicó Liane Cartman sentada en la sala de espera junto con su preciado hijo.

Liane Cartman era hija de un par de americanos. Ella nació en Múnich, Alemania. Por ello se identificaba como cien por ciento alemana. Pero aún si ella se identificara así tuvo que vivir varios desfortunios. Vivió la primera guerra mundial a los veinte años y la catastrófica alemania que resurgió de las cenizas tras ese devastador evento histórico.

—Pero mah~ —se quejaba Eric —. Yo no quiero ir al oftalmólogo.

— ¿Tienes miedo, mi terroncito de azúcar?—preguntó enternecida por los berrinches de su hijo —. Porque el Führer¹ solo acepta en el campamento niños inteligentes y valientes ¿Eres un niño valiente? Entra con el oftalmólogo si es así.

— ¡Yo soy valiente! ¡Más valiente que el Führer! —se levantó de la silla de espera marchando con el ceño fruncido directo al consultorio.

—Pero Eric debes de esperar tu turno —soltó una pequeña risa y dijo con voz maternal —. Al Führer también le gustan los niños pacientes.

—Pues como jode el Führer... —murmuró para sí, avergonzado y volviendo a su asiento.

Si, Liane Cartman era una alemana muy nacionalista, y por ende su terroncito de azúcar debía de serlo también.

Esperó paciente hasta que la espera terminó y pasó al consultorio inflando su pecho de orgullo y valentía. Deseaba más que nadie asistir al campamento, a las Juventudes Hitlerianas². Asistía desde los diez años, le encantaba reunirse con sus amigos y escuchar a los oficiales a cargo de hablar acerca del líder y como no, su parte favorita era cuando les enseñaban a usar armas. Sin embargo, recientemente tuvo problemas de puntería y lo mandaron al médico a revisar su visión.

No podía ser tan malo, su madre se lo dijo, era mejor que el dentista... Pero maldición el médico en turno era un completo imbécil. Se burló de su peso haciendo bromas inadecuadas sobre cerdos o "comida para gordos". Cartman apretaba sus dientes furioso, deseando poder tomar un arma y dispararle en la cabeza por insolente.

Y para colmo lo obligó llevar los lentes más ridículos que encontró. Se veía como todo un perdedor. Mañana sería el hazme reír del campamento.

Cuando se miró en el espejo de su habitación él mismo deseó patearse el trasero. Era una vergüenza.

—Mah~ ¿Que habrá de cenar? —esperaba que al menos su madre le subiera el ánimo.

—Lo siento, calabacín. Esta vez perdí mucho tiempo llevándote al oftalmólogo y hoy debo salir a trabajar. Calienta lo del almuerzo, por favor. Está en el refrigerador.

Explicaba la mujer caminando de un lado a otro en su alcoba, perfumándose, maquillándose, arreglándose. Eric entendió que su madre hoy "trabajaría" y no insistió más. Se fue a la sala y prendió la televisión.

—Duermete temprano, calabacín —ordenaba Liane con voz melosa, tomando su bolso —. Nos vemos mañana —besó su regordeta mejilla con cariño, dejando marcado su labial rojo.

La vio marcharse caminando con gracia hasta la puerta principal y se fue.

Su madre era eso a lo que muchos llaman "una puta". Ella decía que en realidad solo era una dama de compañía. Pero como fuera significaba que pasaría el resto de la noche solo en casa, una noche más.

Fue al refrigerador y tomó de él una cubeta de helado de vainilla y corrió de nuevo al sofá. Cambió el canal y comenzó a mirar su programa favorito Terrance & Philip, un par de canadienses "groseros" que le alegraban siempre la noche.

Una noche perfecta, cenando helado y mirando su programa favorito ¡Ni de coña dormiría temprano! ¿Quién se lo impediría? ¿Jesucristo? No lo creo, él estaba ocupado cazando judíos junto al Führer. Y hablando del hombre del bigote chistoso su programa favorito se vio interrumpido con propaganda política. Al inicio soltó un quejido decepcionante, pero mientras miraba quedó absorto.

Comprendía porque su madre respetaba tanto a ese hombre, era imponente. Todos lo respetaban y sus discursos eran impecables. Enérgico se paró sobre el sofá, alzó su brazo derecho y repitió las palabras de Führer. Eric deseaba lo mismo: respeto. Contar con el poder suficiente como para mandar a fusilar a todos los que se burlaban por su peso, como el oftalmólogo u otro niño del campamento. También así ganaría mucho dinero y su madre no tendría que trabajar y solo lo atendería a él.

Durmió con el helado derritiéndose encima, esperando a que la propaganda política terminara y volvieran con su programa favorito. El cual estaba lejos de volver a transmitirse en el país alemán. Terrance y Philip en una entrevista en Canadá expresaron su disgusto con la guerra y las ideas radicales del partido Nazi. Opinión suficiente para que ese par no volvieran a ser vistos en la programación nacional.






_____________________________________

¡Hola, gente! Este fue el prólogo. Espero que les haya agradado y con esta pequeña introducción espero se pueda comprender mi postura y el mensaje que trataré de manejar en la obra.
De igual forma se pide discreción y como autora mi intención no es faltar el respeto a nadie. Simplemente usaré la sátira para generar crítica.
Pero me imagino que si lees esto eres fan de South Park y por lo mismo has de entender un mínimo de como funciona la sátira.

Gracias por su tiempo y paciencia. Trataré de dar lo mejor de mí en esta historia que me genera tanta ilusión.

Ahora les dejo esta pequeña sección llamada glosario, en la cual apuntaré algunos conceptos entre otros detalles históricos para que la comprensión de la lectura sea mejor. Algunos pueden que sea muy obvios o conocidos, pero de todas formas los apuntaré para evitar cualquier malentendido o por si el lector los desconoce.




Glosario:

  1. Führer: es una palabra alemana que significa "líder, jefe, caudillo, conductor". Jurídicamente fue el cargo político en reemplazo al de Presidente del Reich de Alemania en 1933, tras la llegada de Adolf Hitler al poder el 2 de agosto de 1934.

  2. Juventudes Hitlerianas (JH): Las Juventudes Hitlerianas eran una organización paramilitar. Estaban diseñadas para entrenar a los niños para ser los futuros combatientes y soldados de la causa nazi. Como organización oficial del estado nazi, las Juventudes Hitlerianas tenían una estructura militar a nivel local, regional y nacional. Era un sistema de adiestramiento para los jóvenes alemanes, con el fin de proporcionarles un entrenamiento militar y desarrollar su entendimiento y obediencia a la ideología nazi.



La casa verde lima Where stories live. Discover now