02|El admirador secreto.

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—Así que, ¿la reunión fue todo un éxito? —preguntó Faith, tumbada sobre mi cama mientras ojeaba su teléfono de manera distraída.

Sadie dejó de balbucearle palabras sin sentido a mi gato americano en sus brazos para fruncir los labios.

—Define éxito.

Faith apartó la mirada de su teléfono, sonriéndole de manera dulce.

—Fue agradable volver a ver a nuestros amigos —me apresuré a responder, haciendo que Sadie rodara los ojos, sin estar de acuerdo conmigo.

—Todo estuvo a punto de irse a la mierda cuando el único asiento vacío era en medio del idiota de Bobbie y el imbécil de Carter —añadió con naturalidad, provocando que Faith dejara de lado su teléfono para mirarme atenta.

—Aguarda un momento, ¿Hablas de Carter? ¿El exnovio que te trato como la mierda durante toda su relación?

Desvié la mirada, avergonzada.

—Sí, ese Carter.

Faith me miró con pena antes de centrar su atención en Sadie, quien acariciaba a Poe entre sus brazos.

—Dime que lo golpeaste —pidió mirando suplicante a nuestra amiga.

Sin poder evitarlo, una sonrisa divertida se dibujó en mis labios, pues Faith no era alguien que creyera en la violencia como la mejor opción para resolver los problemas.

Sadie bufó, regresando a Poe al suelo.

—No tuve la oportunidad —respondió entre dientes—. Pero si tenía intención de hacerlo. Siempre estuvo claro que era un imbécil y a pesar de los años no deja de serlo, por eso no logro entender por qué estuviste con él —dijo dirigiéndose a mí.

Solté un suspiro cansado.

—Me escribió una carta confesándome lo mucho que le gustaba.

Sadie me miró perpleja.

—¿Y por eso planeabas regalarle tu virginidad? —cuestionó, perpleja.

Parpadeé aturdida, negando con la cabeza.

Como siempre mi amiga siendo brutalmente honesta.

—Estoy con Sadie en esto —intervino Faith, luciendo mucho más tranquila—. Me niego a creer que tus estándares para el amor sean tan bajos como para conformarte tan solo con una carta escrita en el anonimato, Lea.

Sadie soltó un aplauso seco, arrojándose a un costado de Faith sobre mi cama.

—Exacto, gracias, pequeña —comentó, dedicándole una sonrisa genuina a nuestra amiga, quien se sonrojó ante su gesto.

Rodé los ojos al observarlas.

—Bien, en primer lugar: mis estándares han cambiado, incluso mejorado —me apresuré a aclarar, dedicándoles una mirada segura—. Y en segundo lugar: tenía trece años, ¿Qué esperaban que hiciera?

Uhm, ¿Qué te parece no creerle? —dijo Sadie—. ¿De verdad creíste que Carter Eaton, el mismo chico que nunca asistió a literatura, era capaz de escribir algo con más de quince palabras?

Solté un suspiro, apartando mi mirada de ella y deslizándome sobre el pequeño sofá individual en mi habitación con Poe sobre mis muslos.

—Sí, lo creí... —murmuré en respuesta, acariciando el suave pelaje de mi gato—. ¿Pero de quién más se pudo haber tratado si no era él?

Sadie bajó la mirada sin saber la respuesta, hundiéndonos en un silencio momentáneo.

—Quizá fue algún otro chico de su grupo de amigos.

Promesa de amor en esperaWhere stories live. Discover now