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La llegada.

El azabache tomo un poco de su gelatina dándole en la boca a su amiga, ella sonrió mientras la comia sin dejar de mirarlo.

---¿Has platicado con Pablo? ---preguntó interrogante, ella negó---¿Por qué no lo has hecho?

---No lo sé, no sé qué decirle ---se encogió de hombros quitándole la mirada de encima.

---Pero me habías dicho que lo harías, hazlo ahora ---le insistió dándole una palmada amistosa en el hombro.

Lirio se encogió en su lugar, quería hacerlo pero no reunía el valor suficiente para hacerlo todavía.

Álex le había pedido mil veces que lo hiciera, el también estaba preocupado por la salud del futbolista.

---Se pondrá contento si escucha tu voz, por favor hazlo ---le pidió sonriendo.

---Lo haré, pero tal vez más tarde ---dijo tirando su cabeza para atrás.

El ojiverde se separó y camino hasta el otro extremo de la cama tumbandose.

---Tengo una idea ---levantó su cabeza mirándola---¿Por qué no lo sorprendes?

Pablo estaba en el hospital internado por segundo vez, eso la había tenido preocupada apesar de saber que el estaba bien.

---¿Una sorpresa?

---Me encanta que estés aquí conmigo, me ayudas a no sentirme solo ---se acercó otra vez, ella sonrió amigable puesto que ambos se habían divertido en este tiempo---Pero tu familia está preocupada por ti, Pablo te necesita Lirio.

El tenía razón, su familia y en especial Pablo la necesitaba.

---Bien... Voy a ir a ese hospital hoy mismo ---se levantó decidida.

Álex la imitó levantándose junto a ella, ambos caminaron hasta la primera planta en la que seguramente los padres del chico estarían.

Al llegar se acercó a la puerta, Lirio se quedó afuera esperando a que el ingresé a la habitación.

Estaba nerviosa pero sabía que si Álex ya estaba bien regresar a casa sería lo mejor, deseaba poder ver a Pablo y abrazarlo.

---¡Ya está! ---grito el azabache poco tiempo después de salir, ella dio un salto del susto que se llevó.

---Me vas a matar ---se tocó el corazón con una sonrisa, el chico la abrazo hundiendo su rostro en su cabello.

---Santiago te llevará ---le señaló a un hombre que los miraba contento al lado de una de las macetas.

---¿Me voy ya? ---preguntó prestándole atención al hombre que se había dado la vuelta caminando hasta una de las camionetas.

---Es tarde, es mejor que llegues antes que el sol se oculté ---dijo caminando a su lado, ella asintió dándole la razón---Te voy a extrañar.

---Yo también ---le dio un corto abrazo, el le dio un beso en la frente antes que ella subiera y el auto se marchara.

Lirio se mantuvo todo el camino pensando en que le diría al sevillano al verlo, deseaba poder mirarlo y abrazarlo con fuerzas.

En todo el tiempo que habían compartido, por los pequeños detalles en los que el se esforzaba por hacerla sentir bien y cómoda, se había dado cuenta del amor que sentía por el.

Lo quería tanto, su amor era tan puro y transparente.

---Es aquí ---dijo el hombre haciendo que ella asienta rápido y baje, dio un par de pasos antes de darse la vuelta.

---Gracias ---agradecio antes de entrar por la puerta principal, el hombre asintió y se marchó ya que así se lo había pedido minutos antes.

En la secretaría le dieron en cual habitación se encontraba, también le dijeron que el estaba bien y que dentro de unos minutos le darían de alta.

A lo lejos pudo ver la puerta de madera, camino decidida hasta ella pero al momento de tocarla dudo en si hacerlo.

Al final acabo por dar dos toques y al escuchar su voz, con un suave "pase" su corazón se encogió.

---¿Que tal? ---preguntó al pasar, Pablo estaba concentrado en el piso pero al escuchar la voz de la rubia elevó la mirada.

Sus ojos brillaban y Lirio pudo jurar que jamás en su vida se sintió tan feliz, la sonrisa del chico se agrandó y con ello el corazón de la chica.

Ella se acercó a él para poder abrazarlo, Pablo la envolvió en sus brazos repartiendole besos por todo el rostro.

---Estas aquí ---dijo tomándola del rostro, ella asintió con una cálida sonrisa.

El muchacho le dio un corto beso en los labios antes de volver a abrazarla, estaba tan feliz de poder volver a verla.

---Te quiero mucho ---ella pudo sentir como la voz del muchacho se quebró al decir aquello, el estaba llorando de felicidad.

---No llores ---dijo ella limpiandole las lágrimas, el sumió su rostro en el pecho de la chica tratando de ocultarse.

Sus brazos entrelazados hacían que ambos se sintieran seguros, la chica suspiro y le elevó el rostro a su nivel para poder dejarle un beso en los labios.

Ninguno de los dos era consciente de lo que hacían, pero sabían que lo necesitaban por igual.

---Nos vamos a ir de aquí hoy mismo ---le susurró al oído a lo que el asintió.

El silencio inundó la habitación, pero no un silencio incómodo. Fue uno de esos silencios que muchos necesitamos aveces, un silencio con una persona especial, un silencio en el que ambos se conectan sin necesidad de palabras.

Lirio podía escuchar la respiración de el, y el podía escuchar la suya, estaban tan cerca pero a la vez tan lejos.

La rubia le hacía caricias en el cabello para poder relajarse a si misma, estaba tan asustada sin ninguna necesidad.

---Todo estará bien ---las palabras dichas por el hicieron que ella lo mire enseguida, fue como si el hubiese sentido o adivinado sus pensamientos.

Sin responderle regreso su vista al piso, tal vez necesitaba un espacio para si misma en estos momentos.

---Se que todo estara bien.. ---respondió después de un rato.

Esta vez fue el quién se quedó callado, Lirio realmente esperaba que todo fuera así.

Algo en su pecho no la dejaba tranquila, pero no sabía lo que era. Suspiro y recostó su cabeza en el chico, quién al sentirla la abrazo dejándole un beso en la mejilla.

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LIRIO ―PABLO GAVI, PEDRI GONZÁLEZWhere stories live. Discover now