Capítulo 11: Acorralada

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Falté un día más a la universidad, estaba por lo menos a cinco minutos de la clínica donde Megan estaba pero no quería dejarla sola. Este día se lo dedicaré a ella o lo que queda de mañana.


Entré a la habitación luego de darle una pequeña sonrisa a la enfermera que salía de ella, me di cuenta que Megan había despertado y yacía con el mando del televisor apuntando este. Aún tenía los cables en su cuerpo.


—Hey. —Saludé con una sonrisa acercándome a su cama, ella bajó su cara cuando me vio. Estaba avergonzada y el rubor de sus mejillas muy palidas la delataba.


Me acerco a la camilla y me siento a su lado cogiéndole la mano, sé que se va a disculpar por lo sucedido. O de alguna manera quiere hablarlo.


—Parecía una broma que se hacen en los colegios, pero ella me odia tanto. —Se expresó negando. —Es decir, nunca lo habría hecho. Pero tiene una foto de mí, la iba a publicar si yo no hacía pensar que era una drogadicta.


—Desde que tengo memoria tú no te dejabas manipular por nadie Meg. —Apreté su mano en la mía confusa de pronto por como comienza su historia.



—Lo sé Cassandra, pero no en esto. No jugaba con esto. —Se negó a si misma. —Solía salir con un chico llamado Phil, él me dijo que si le podía pasar fotos de mí desnuda y eso, y no me importaba porque me había visto ya. Es decir, primero se las pasé en bikini pero no se conformó, de saber que me engañaba con Melody nunca se las habría pasado. Han puesto mi nueva reputación en juego.


Dios mío, ¿Cómo alguien puede hacer algo como eso? Me siento impotente ahora mismo pero necesitaba que sintiera que estaba aquí para ella, no eran unos niños ya no se que se creían.


—La tía Carla me dijo que iría hablar con Melody, es imposible porque ella no escucha a nadie. No me mires así Cassandra, eres la única que no puede cuestionarme sin que llore. —Lamió sus labios negando de nuevo apartando su mirada, no importaba que fuese aquí estaba para ella.


Tiro de ella y la abrazo, si mi madre se encargaría de ello lo dejo en sus manos. Ella era buena defensora, nunca dejaba que nadie se metiera con su familia y menos si se trataba de Megan que siempre la vio como otra hija más. Es absurdo como pueden jugar con la vida de alguien más, espero que mi madre la ponga en su lugar.



—Hagas lo que hagas sigues siendo mi familia Meg, te amo y nada de eso podrá convencerme que eres alguien diferente ahora, ¿Vale? —Susurré mientras la abrazaba.

Asintió y sorbo su nariz mientras se aferraba a mis brazos.




***




Bajé del ascensor en mi piso con la mano reposada en mi frente, hoy tampoco asistí al trabajo pero he pedido dos días para Megan y para mí. Rob lo ha comprendido después de explicarle con falsos detalles lo de Megan, me alegra que haya accedido. De ninguna manera le diría lo que pasó porque eso puede perjudicar su trabajo así que agradecí que me haya creído.


Busqué en mi pequeña bolsa las llaves de mi piso, antes de sacarla observo mi celular que apenas se ve la pantalla. Tenía varios mensajes en mi buzón y no podía leerlos gracias a cierta persona. Ya tendria que ahorrar para comprarme otro.


Casi me quise golpear por tenerlo una vez más en mi cabeza, me había prometido no pensar más en él después de lo de ayer. Estaba completamente segura que no me hacía nada bien estar cerca de ese chico, no después de saber que estoy completamente atraída hacia él y que no sabía como sentirme respecto a lo que había pasado.


Meto la llave en la cerradura y la abro, procedo a sacarme la chaqueta y la bolsa de mi cuerpo relajándome un poco en el proceso.


Justo cuando quiero cerrar la puerta, alguien familiar para mí interpone su bota en ella. Recorro con la mirada su longitud hasta llegar a sus ojos, abro mi boca intentando decirle que por favor se quite pero las palabras están selladas en mi boca. Me ha dejado sin palabras de nuevo, es como si lo llamara con el pensamiento. Me vuelve loca ya.


Pone su mano encima de su cabeza apoyada en el marco, me mira de arriba abajo sin expresión alguna. Llevaba una camiseta azul que lo hacía verse más blanco de lo que era, unos pantalones que se le veían muy bien y las botas que solía llevar siempre.


Lamo mis labios nerviosa y me apoyo a la puerta esperando nerviosa que él decida soltar aunque sea una palabrota, no me gustaba que se quedara callado. O por el contrario que se lanzara hacer otra cosa.


Cuando pienso que el daría media vuelta y se marcharía, me aleja de la puerta y se apoya en ella una vez cerrada. Me mira a los ojos intentándome decir algo pero no puede, o eso creo.


Me remuevo incomoda ante nuestra cercanía y me alejo un poco, lo único que quería era que me tocara porque desde luego que eso sería lo único que me haría reaccionar en este momento.



—Ven aquí. —Me dice por primera vez desde que entró.



Intento mencionar algo pero las palabra una vez más quedan en mi garganta atragantadas, opto por cerrar la boca y no balbucear.


Observo su mano llegar hasta la mía y me quedo presionada a la puerta en su lugar, lleva la mano a un lado de mi cabeza y respira en mi cara poniéndome más nerviosa de lo que ahora estuve. 



Me ha acorralado.



Me asusto cuando acerca su cara pero se detiene unas pulgadas, cierro mis ojos fuertes intentando procesar el momento y deseando que se vaya de aquí para que mi cuerpo deje de reaccionar así por él. Pero por otro lado estoy deseando que vuelva a besarme.


Intento esta vez sacar las palabras de mi boca que esta vez van a salir pero él lo impide.


—Shh. —Acaricia la raya de mi mandíbula y casi me pego en la frente por jadear tan bajo para él. Su cuerpo reacciona e inmediatamente su mirada penetra la mía con interes.


Me presiona con su cuerpo a la puerta, su mano desciende desde el cinturón delantero hasta la parte trasera de mi jean. Muerdo mi labio intentando que los gemidos no salgan, mientras, los suyos se deslizan lentamente hasta llegar al óvulo de mi oído buscando el descontrol total de mi cuerpo.


Mis manos vuelan hacer un trabajo en su cuerpo pero él las retiene llevando las suyas y las mías detrás de mi espalda inmediatamente. Nuestros rostros quedaron unidos como nuestros cuerpo, se nos sentía jadear y lo único que podíamos mover era las bocas. Al menos yo.



Inhala profundamente mirándome con deseo, me detuve cuando me di cuenta que casi me lanzo a besarlo. No quiero que crea que puedo caer débilmente cuando me toca de esta manera. No me reconozco.


—Tú. —Balbucea deslizando su aliento por mi cara, intento pasar saliva pero la garganta la tengo cerrada. Jesús. Me quedo callada sin saber que responder a eso exactamente a eso. Lo único que quería era que me besara o me mataría ahora mismo.



Me vuelve loca este chico a mí también, me sienta bien releer esto de verdad que sí. Tendre que cambiar muchas cosas también en la segunda parte, espero que les siga gustando.

Voten y comenten.

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