𓁨 CAPÍTULO 1 - El milagro de Thoth 𓁨

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Egipto, Primer Periodo Intermedio (c

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Egipto, Primer Periodo Intermedio (c. 2181-2050 a. C.)


Hace muchos, muchos años, en una noche plagada de obscuridad en Tebas, la capital del Gran Egipto; una dócil y bella mujer lloraba en el rincón de sus aposentos mientras se dejaba llevar por el dolor de su corazón. Con casi 50 años y a punto de dejar de ser fértil, su única oportunidad de ser madre por primera vez, se había desvanecido de sus manos, como el polvo mismo del desierto arrastrado por el viento. Había perdido al primogénito que llevaba en su vientre y por el cual había pedido tanto a la Diosa Isis y la Diosa Tueris desde que se casó a sus 16 años con el amor de su vida. Desconsolada y con el alma rota, había empezado a perder cualquier esperanza de dar a su hogar la felicidad de un bebé, un hijo que heredaría la tradición de su padre, ser uno de los mejores artesanos del Alto y el Bajo Egipto.

Ife —escucha la voz de su marido llamándola por detrás.

Con pasos lentos debido a su edad, 10 años mayor que su esposa, Amsu se acerca hasta ella y la abraza por detrás, intentando consolarla y aliviar su dolor. Si había algo que más amaba en la vida terrenal, eso era su mujer Ife, su fiel compañera a quien le había jurado amor por toda la eternidad, en esta vida y en el Duat, donde Anubis lo conduciría hasta el gran juicio de Osiris y allí esperaría al día que su mujer se reúna con él en la otra vida.

— ¿Qué le he hecho a los dioses? —habla acongojada. Su marido recoge una lágrima que rueda por su mejilla y besa su frente con cariño.

—Los dioses eligieron otro camino para nosotros. Quizá no nacimos bendecidos para ser padres —dice con voz suave —Pero hemos tenido una vida maravillosa, no podemos sentirnos infelices por este pequeño descontento —intenta hablar sin que se le apague la voz y el nudo que se le ha formado en la garganta le moleste más.

Amsu está intentando ser fuerte por los dos, pero al igual que su esposa Ife, lo que más anhelaba en lo profundo de su ser, era un hijo, un primogénito. No dijeron más nada. El silencio de la noche había llenado el lugar y con ello las lágrimas cesaron, aunque el dolor seguía persistente en cada latido que sentía en su pecho.

Ife lleva su mirada hacia la ventana, donde la luna llena se muestra frente a ella, hermosa y brillante como siempre, iluminando su rostro y llevándola a un profundo sentimiento de interés. A su mente viene un solo nombre, Dyehuty o Thoth, el Dios protector de la luna y medidor del tiempo. Aquel que con su gran poder había permitido el nacimiento de los Dioses Osiris, Seth, Horus, Isis y Neftis con la creación de los cinco días epagómenos. Desde entonces, el calendario dejó de contar con 30 días en el mes, sumando 360, y pasaron a ser 365 días.

Si había un Dios en todo el poderoso Egipto capaz de permitir el nacimiento de su ansiado hijo, ese era el Dios Thoth... ¿Cómo no había pensado en él antes? Sabia que su eterna lealtad tenía que pertenecer sobre todas las cosas al Dios Ra, pero hasta ahora y con la culpa de blasfemar en su contra, él no la había bendecido con su deseo más anhelado. Estaba desesperada y apunto de un colapso en sus sentimientos y su ser. 

UNA VIDA ENCONTRÁNDOTE ©Where stories live. Discover now