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Las cosas pasaron de una forma tan repentina que todavía no procesaba lo que Elizabeth y Manuel me dijeron esa tarde del viernes. Estaba en mi casa preparando un pastel con mamá y Derek nos observaba con una sonrisa que derretía a cualquiera.

- ¿Qué?- Le dije, mientras batía los huevos y mamá engrasaba el molde para el pastel. Estaba tarareando una canción, muy contenta. En poco tiempo me graduaría y eso la hacía sentir feliz y con buen ánimo, al menos eso creía que era su motivo de felicidad.

-Debo admitir que te ves demasiado irresistible como pastelera-susurró, mordiendo su labio inferior y le lancé una mirada asesina, pues mamá lo escuchó y rió.

- ¡Deja de decir esas cosas, Derek!-le dije, roja como tomate. Mamá hizo como si no estuviera escuchando, pero no le funcionó el teatrito. Derek rió.

- Vamos, mi pastelera, regálame un poco de tu bizcocho-cuando dijo eso, mamá abrió los ojos como platos. Un calor recorrió mi rostro, sentía ganas de esconderme debajo de la mesa.

-Mire, sin vergüenza, no digas esas cosas-le dijo mamá, jocosamente y le dio en el hombro-. Dejen esas cosas para cuando se casen-añadió mamá, seria, pero me sorprendió su calmada actitud. Definitivamente Derek la había transformado.

-Sin duda seré el mejor esposo-dijo Derek, riendo. Mamá rió y lo besó en la frente. Mi vecino parecía más su hijo que yo.

-Bueno, pues a poner eso en práctica. Ven, ayúdame a hacer la mezcla del pastel-le dijo mamá, tirándole un delantal y Derek lo atrapó con agiles.

-Muy bien. Yo soy el mejor pastelero, ¿verdad, Susan?- dijo, mientras se ponía el delantal. Me miró con una mirada traviesa y no pude evitar reír. No sabía si resultaría extraño, pero se veía demasiado sexy con el delantal de mamá. Cosa muy extraña viniendo de Derek... Sí, claro...

-Vamos a ver si no resultas un total desastre-le dije, mientras ponía los huevos en la mesa y me sentaba. Él los tomó y se fue con mamá para comenzar con el proceso.

Mientras observaba la escena - Derek escuchando atentamente las instrucciones de mamá-, tomé mi teléfono y le marqué a Elizabeth. No había vuelto a saber de ella desde que mi salida de la escuela y comenzaba a preocuparme. Le marqué tres veces y no contestó. Esperaba que no le hubiera pasado nada malo.

- ¿Sucede algo, hija?-Me preguntó mamá, cuando puse el teléfono sobre la mesa y me levanté, angustiada. Derek estaba haciendo la mezcla del pastel y cantaba la canción que se reproducía en la radio. No pude evitar sonreír.

-Nada. Es solo que Elizabeth no contesta y estoy preocupada.

- ¡Ah, eso! No te preocupes, de seguro llega en cualquier momento. No sería la primera vez que ocurre, ¿verdad?-dijo, enarcando su perfecta ceja. Eso era lo que me preocupaba. La ocasión que había desaparecido había sido para perseguir a Patricio. ¿Con qué me saldría en ese momento?

-Bueno, ojalá llegue pronto-murmuré y no dijimos más.

Después de eso, Derek terminó de hacer la mezcla- que increíblemente le quedó muy bien- y la metió al horno. Esperamos cuarenta y cinco minutos y el pastel quedó perfecto.

Entre los tres decorábamos el pastel cuando sonó el timbre. Cuando vi quiénes eran, abrí los ojos como platos. ¡Manuel y Elizabeth! Estaban agarrados de la mano y tenían una sonrisa deslumbrante.

-Hola- dijeron Elizabeth y Manuel al unísono. Yo los miraba con la boca abierta.

- ¡No!... ¡No!... Ya ustedes... Ya ustedes... ¡Ah...!-grité, emocionada. No necesitaba que hablaran para saber lo que había ocurrido. Los abracé fuertemente y rieron. Mamá y Derek observaban la escena desde la cocina, sonrientes.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora