Capítulo 13: Sköll

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Había olvidado lo que era tomar un buen café por las tardes cuando lo único que tenía como bebida fue agua, aunque para estar en el desierto era lo más maravilloso que podían proporcionarme cuando fue lo único que calmaba mi sed y también, las ganas de seguir viviendo al tener que estar bajo una temperatura extremadamente caliente y sin tener un lugar con sombra donde pudiera descansar.

Ahora que he vuelto a recuperar mi vida, he empezado a entender lo valioso que era estar en un lugar donde tengo un hogar, una nevera llena de comida, una cama y una excéntrica ducha de la que nadie puede interrumpirme a la hora que la puedo tomar; lo digo porque cuando te encuentras en un lugar donde no hay mucha vida, tu mundo da una enorme vuelta a punto de que tienes que buscar maneras de sobrevivir para adaptarte al ambiente en que estás pisando, con todo eso, es cuando te recuerdas de aquello que tenías y ahora, ya no al grado de empezar a valorarlo más.

Desde que pise nuevamente Estados Unidos recordé todo aquello que deje hace un año sin saber cuánto lo extrañaría, es extraño decirlo porque me encontraba bajo una velo de depresión que me rehusaba a dejar mis tierras no porque me hiciera falta mis comodidades, sino más bien, su motivo pertenecía a que mis propias investigaciones sobre encontrar a mi mate se llegarían a pausar al grado de no conocer los propósitos de mi padre al llevarme a otro país; es cierto que pase muchas noches anhelando que el tiempo pasará rápido e incluso, me vi melancólico en saber que había dejado a un lado mis planes para perseguir algo de lo que no le daba mucha importancia en su principio.

Sin embargo, quien hubiese dicho que aquellas enseñanzas que tuve en el desierto provocarían en mí un efecto positivo para seguir adelante y encontrar motivos para no acabar con mi propia vida y solo enfocarlo en un propósito del que pudiendo pensar con la cabeza fría llegaría a obtener un mejor plan; parte de esos aprendizajes me hicieron entender que es bueno que siempre demuestre los sentimientos ocultos que muchas veces he reservado para mí o que incluso he preferido enterrarlos en lo profundo de mi ser, no obstante, sólo por revelar o resaltar estar muestras afectivas no quiere decir que deba pensar solo con el corazón y no con la cabeza, ya que muchas veces hice eso y no me percate de ese error que me conllevó a tener malas decisiones.

Pero ahora, sé que puedo lograr muchas cosas más de las que no está dentro de mis expectativas, sin embargo, es bueno que las lleve con mucho cuidado a fin de que las personas que conviven a mi alrededor no se enteren de mis próximos planes que he llevado planificando como organizando en mi cabeza desde que salí del desierto para instalarnos en el hotel y posteriormente regresar a mi país.

—Estás muy callado —eleve la mirada al escuchar la voz de mi padre.

—Es el cansancio... Fue un largo viaje y todavía necesito recuperar mis fuerzas —mentí a pesar que no fuera una novedad.

— ¿Por qué no vas a descansar? De todas formas, mañana partimos nuevamente a casa. —Asentí.

—Sí, eso haré. —Le mostré una media sonrisa.

Realmente el cansancio es lo de menos cuando estos dos últimos días he podido recuperar parte de mi energía, pero en sí, prefiero mostrar una actitud despreocupada y agotada cuando me he prometido que mantendré lejos a mi familia de los propósitos nuevos que tengo para encontrar a mi cachorro, ya que desde que Keren mencionó que tiene mis ojos me hizo comprender que se encuentra vivo o viva, pero para descubrir eso, tengo que meterme en los oscuros pasajes de Nueva Orleans para encontrar a un ser que me ayudará a rastrear a mi hijo.

—Nos vemos mañana, papá. —Me levante de la silla.

—Descansa. —Dijo mientras bebe de su café.

—Sí. —Me despedí.

Volví a mi habitación del hotel para encerrarme en ella, ahorita si es bueno que planifique un plan B por si el A no llega a resultar como deseo, de todas formas, aún tengo cuatro horas para marcharme en cubierto a fin de que mi papá no se dé cuenta, además, lo mejor de Nueva Orleans empieza desde la media noche, así que, por el momento, sólo me toca esperar y poder sincronizar mejor el plan que esta noche llevare a cabo, si no hago esto antes, estaré perdiendo mi oportunidad, porque de verdad no sé qué me esperará una vez que llegue a mi casa.

La Venganza del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora