Vincent Maslow sabía que no debía desearlo, su nuevo asistente temporal estaba completamente fuera de sus propios límites, demasiado joven para él, demasiado impoluto, y aun así no podía apartar sus ojos de él, no podía evitar imaginar los escenario...
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CODYADLER
Cody se quitó la mochila vacía y tomó asiento a la orilla de la fuente central, le relajaba escuchar el sonido del agua fluyendo a través de ella. Vince y él acordaron encontrarse en la plaza comercial ya que era el punto medio entre la dulcería y la oficina. La plaza estaba particularmente vacía a pesar de ser un sábado a mediodía, con lo caliente que estaba el día probablemente la mayor parte de la gente estaba en la playa o pasando el día en parques acuáticos, lo cual resultaba a su favor, menos gente significaba menos filas, menos tumulto y por supuesto, menos probabilidades de que alguien reconociera a Vince.
Aquella plaza comercial era agradable a la vista, amplia con tres pisos y gran variedad de tiendas y establecimientos de comida. En las porciones con pasillo, no había techo lo que permitía que la luz del sol iluminara las múltiples bancas, mesas y carritos de golosinas, habían abundantes plantas adornando el lugar, esparcidas por todos lados dándole vida al centro comercial entero.
Con la puntualidad de un reloj mecánico, Vince cruzó la entrada del centro comercial. Llevaba puesta una chaqueta de cuero encima de una henley gris, jeans azules y botas negras. Normalmente Vince lucía elegante, pero vestido así se veía... peligroso.
Incluso a través de sus lentes de sol, pudo sentir su mirada una vez que lo ubicó, caminó hacia él con esa seguridad característica suya y Cody disfrutó de la vista que su Daddy ofrecía.
¿Acaso era una erección lo que notaba sobre su muslo?
-¿Listo, Baby Boy?- Dijo con una sonrisa. -tenemos un día largo por delante.-
Cody asintió y se colgó la mochila sobre los hombros. -Sip, listo.-
La idea de recibir regalos costosos por perder una apuesta no le agradaba del todo, ¿pero pasar el día entero con Vince? eso definitivamente le provocaba emoción.
La primera parada fue una tienda de ropa deportiva. Aquél lugar era un mini paraíso para Cody. Seguro Caleb tendría un orgasmo si entrara aquí. Pensó paseando la vista por los costosos tenis en los estantes, el equipo de ejercicio en las repisas, los balones en el suelo y la barra de proteínas en polvo.
-Elige lo que quieras.- Dijo Vince.
Cody vaciló.
-Si no lo haces, te compraré la tienda entera. Literalmente, la tienda entera.-
Cody le dedicó una mirada desafiante de "no lo harías".
Vince se quitó las gafas de sol y le regresó una mirada de "ponme a prueba".
El chico accedió con un suspiro, tomó un par de tenis ya que los que tenía estaban muy gastados, por fortuna tenían el uniforme deportivo su escuela así que tomó uno, metió un par de muñequeras a la canasta que les ofreció un empleado del lugar y kinesio tape suficiente para él y Caleb.
