Sí, otra noche más que te vas a dormir sin un "que descanses". Otra noche más que tu cama se siente como una tabla en el mar, te queda enorme. Otra noche que no tenés más que las sábanas para enredar las piernas. Otra noche más que nadie te esperó, nadie te abrió la puerta, te preguntó cómo te fue. Una más, otra de tantas que ponés música para olvidarte de que estás sola, pero no tenés con quien bailar. Y te acordás otra vez... Ufff, ese puto recuerdo de lo que alguna vez fue la felicidad, cómo se extraña, ¿no? Ese dolor de mejillas de tanto sonreírle al celular... Esas ganas de que vibre y sea el mensaje que esperás. Durante el día te distrae lo que sea: laburo, facu, amistades, gym, lo que sea... Pero a la noche no le escapa nadie... Ni el sol... ¿qué te hace pensar que no te va a alcanzar a vos? Andá, salí, mentile a quien quieras, deciles "estoy bien", total, ¿qué les importa? Total todos miran su propio mambo y nadie tiene tiempo para saber de verdad lo que te pasa a vos. Andá, careteala como todos, no es difícil. Total ahora está re de moda eso de "soltar". Total cuando llegue la noche como ahora, la almohada y la
vista fija en el techo o en tu celular leyéndome a mí te van a hacer dar cuenta que es todo mentira. Mentile a quien quieras, pero a vos no. ¿A quién tenés que conformar? ¿A quién le querés caer bien? ¿A dónde tenés que pertenecer...? Querer compartir no es falta de amor propio. Querer llegar y oler comida recién hecha apenas abrís la puerta no es falta de amor propio. Que te esperen —o mejor aún, que te vayan a buscar a la salida del laburo— con una birrita helada y una charla que te saque de la rutina no hace que te quieras menos. Te lo merecés... Te merecés sacarte ese nudo de mierda de la garganta cada vez que te ilusionan y solo termina en un revolcón. Te merecés que te traten todos los días como te trataban antes de terminar en la cama.
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Leeme bien, loca... ¡¡¡TE LO ME-RE-CÉS!!! Te merecés animarte, juntar cincos segundos de coraje y jugártela, invitá esa birra vos. ¡Rompé el hielo vos! Mandá el "nos vemos" vos. Y a la concha de su madre el qué dirán.
Te merecés ese dolor de mejillas otra vez. Que te vean sonriendo y nadie entienda por qué. Te merecés ese beso en la frente... claro que sí. Te merecés esa manija hermosa de saber que te pasa a buscar y estar horas frente al placar explotado de ropa gritando "no tengo qué carajo ponerme" porque querés estar más hermosa que nunca cuando llegue. Te merecés tener a todas tus amigas esperando que les cuentes si pegaron onda o no y te tengas que ir al baño a contestar. Te merecés que te lleven de la mano. Un "qué linda que estás" aunque no hayas hecho nada especial, porque sí. Te merecés que se den cuenta de que te cortaste el pelo o te peinaste diferente. Te merecés el detalle, el mimo al alma. Y merecer no es falta de amor propio. No es quererte menos, no es no valorarte. Merecer es merecer porque sabés lo que valés y no conformarte con menos. Yo todavía creo, todavía pienso que me va a llegar, todavía creo que me lo merezco. Pero mientras me llega, te deseo de corazón que te llegue a vos también... #ElQueAbandonaNoTienePremio
