(ONE SHOTS) scaloneta y vos. +18

la previa. (one shot) enzo fernandez & leandro paredes. +21

Dos pares de manos acariciaban todo mi cuerpo, me hacían sentir en el cielo mientras dos bocas también besaban mi cuello. Suspiraba en cada caricia moviendo mi cabeza hacia tras, dándoles permiso a ambos para ocupar mi cuello.

Dos de las manos que antes acariciaban mi piel ahora se posaron en mis tetas, ansiosas mientras esperaban que una de ellas estirara mis pezones. Gemí aun mas cuando encontraron los dos puntos ya erectos, siendo masajeados por un par de esas manos inquietas. Las otras dos manos ahora se posaban en mi culo, apretando una de mis nalgas mientras que la otra se posaba en mi cintura para pegarme a su bulto.

Leandro desde atrás mordió el lóbulo de mi oreja izquierda mientras que Enzo se llevaba un pezón a la boca, chupándolo y estirándolo, pasándole la lengua por encima y con la mano estirando el opuesto. Sentía mi vagina húmeda por el contacto de estos dos hombres.

Mis manos subían por el pecho de Enzo, para luego bajar hasta su miembro que ya se encontraba descubierto. Leandro todavía con ropa interior se apoyaba contra mí, permitiéndome sentir su pene ansioso por debajo de la tela del bóxer. Improvisaba embestidas contra mis nalgas mientras me seguía cacheteando y acariciando donde dejaba marcas en mi piel, yo estaba ansiosa por recibirlos. A cualquiera de los dos.

Enzo se había recostado en la cama, con la pija parada hacia el cielo. Me hizo señas para que gateando me acercara a el mientras que Leandro, estando parado, se sacara la ropa que le quedaba. Fui a gatas hasta la pija de Enzo, la tenia dura como piedra y eso me encantaba. Se me hacia agua la boca de pensar que en segundos lo saborearía por completo. Lo agarré con mi mano hábil y comencé a pajearlo, Leandro desde atrás movía sus dedos corriendo mi tanga y así masajear mi concha, que ya estaba tan húmeda, casi goteando por su verga enorme.

Chupaba la pija de Enzo intercalando lamidas con gemidos, Leandro me torturaba con los dedos paseándolos por encima de mi clítoris, evitando el lugar y provocándome escalofríos. Los movía, metiendo y sacando sin ir demasiado profundo, lo quería hasta el fondo ya. Enzo me acercaba su pija con unas manos mientras que con la otra presionaba mi cabeza hacia abajo, para que la tragara toda. Gemía con la verga de Enzo en mi boca, produciéndome arcadas y lágrimas, tosí sacándola. La tenia gigante, ni chance de meterla completa.

Leandro se cansó de torturarme y decidido, después de ponerme el forro, que ahora me torturaría, pero con la punta de su pija y su dedo con mi culo. Sin mirarlo ya sabia la cara que estaba poniendo, cuando me cogían entre los dos, Leandro cerraba los ojos y gemía despacio mientras deslizaba su pija dentro de mí. Moví mis caderas para profundizar las embestidas y gimió mas alto, me encantaba escucharlo. Había dejado a Enzo un poco abandonado asique volví a sostener su pija en mis manos para pajearlo. Me miraba con los ojos fijos, el también me la quería poner ahora.

Las estocadas de Leandro me sacaban gritos, me arqueaban la espalda sus movimientos y no podía evitar agarrar fuerte las sábanas. Me excitaba muchísimo tenerlos a ambos para mí, no los dejaría nunca. Me proporcionaban un placer inigualable.

Leandro dejó de cogerme para acomodarme sobre Enzo y así poder besarlo. Lean se ubicó otra vez en mi entrada y con los dedos masajeaba mi clítoris, estaba a punto de acabar y solamente me había cogido uno solo. Sentía las paredes de mi concha contraerse mientras se acercaba el orgasmo, gemía en la boca de Enzo que soltaba mi boca para ir a mis tetas y morderlas muy fuerte, marcándome toda. Sabia que era de ellos dos.

A punto de acabar metí mi mano entre mis piernas y Lean me la sacó.

–Todavía no acabas, putita. Primero te vamos a romper los dos y después vemos si acabas. -me sacó la pija dejándome frustrada, tenia unas ganas de sentarme en cualquiera de ellas. Me acostó en la cama mientras Enzo se paraba, poniendo un almohadón bajo mi cuerpo. Abrí las piernas y Enzo hundió su boca en mi feminidad. Sin ningún juego previó succionó hasta la ultima gota de mi ser, sentía su lengua subir y bajar por todos lados, comiéndome completa. Leandro se había acercado a mí, poniendo la pija cerca para lamerla.