CAPITULO 90

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Karl abrazo con fuerza a Johann, pensaba que esa era la mejor forma de darle calor y escuchar sus latidos. Johann estuvo sin respirar casi un minuto entero, el alfa golpeaba con delicadeza la mejilla del omega para que se despierte o hiciera cualquier sonido que le hiciera ver que estaba vivo. Johann abrió uno de sus ojos, al escuchar la voz de Ancel.

-Pequeño omega... - Karl suspiro aliviado, Johann comenzó a quejarse cuando sintió la presión que estaba ejerciendo el alfa sobre su cuerpo – Casi me matas del susto, Johann – se quejó y lo puso en la misma posición que antes – Me asuste cuando empezaste a gritar y después te vi sangre.

-Duele...- tosió al sentir la sangre en su boca, Karl levanto un poco su cabeza para que no sé ahogará - ¿Dónde está?

-¿Quién? – Johann no le respondió, su mente le había pasado una mala pasada – No te preocupes, aún es pronto, faltan unas horas para que vuelvan, duerme tranquilo, yo limpiaré la sangre – el omega negó con la cabeza – Solo estamos tú y yo en está habitación, pequeño omega...

-Ancel... – Karl sonrió con tristeza y paso el paño mojado sobre la frente de Johann – Está frío.

-Te hará sentir mejor, Johann...- el omega hizo un puchero - ¿Tienes frio? ¿Quieres que te cubra con la sabana? ¿Te duele alguna parte?

-Muchas preguntas, señor Hoffman...- se quejó y cerró los ojos – Solo sé que duele.

Karl era sumamente cuidadoso con las partes que tocaba de Johann, el omega cada vez estaba más sensible al tacto, no entendía lo que le había hecho Johnson. Sabía que ya no tenía la marca de su nieto, aunque aún quedaba la cicatriz del mordisco, quería preguntarle a Nils que era lo que ocurría cuando a un omega le quitaban el lazo sin que lo quisiera.

Johann giro la cabeza cuando Karl le limpio la nariz, le estaba haciendo cosquillas, así que el mayor tuvo que ir con más cuidado aún, después limpio su boca con un trapo diferente y finalmente su sus oídos. El omega le hizo una especie de pedorreta extraña cuando termino, algo que no se esperaba Karl, el alfa sonrió, pero duro poco.

-¿Tienes hambre? – negó con la cabeza – Pequeño omega, debes comer, un poco para tener energía, tu estómago debe sentirse vacío – Johann hizo una mueca de tristeza – He triturado las patatas que han traído, para que lo puedas comer más cómodo y tengo agua.

-No tengo hambre...- Karl le acarició el cabello, para calmarlo, estaba teniendo un calambre de nuevo, lo pudo notar cuando apretó sus ojos con fuerza.

-Solo un poco, vamos...- Johann negó con la cabeza – Estás muy pálido y delgado, pequeño omega, tus ojos están rodeados por ojeras negras, sé que estás cansado y te duele, pero por favor, come un poco.

-¿Para qué? – Karl se quedó inmóvil – No va a servir para nada...

Karl dejó el plato al lado de Johann y se sentó apoyado a la pared, para estar atento al omega, cuando no quería comer, se hacía el dormido para que deje de molestarlo. Mantenía una de sus manos apoyadas sobre el colchón donde se encontraba Johann, para notar cualquier movimiento extraño.

-Ancel... - el alfa lo miró de reojo – Duele.

Johann sollozaba, tenía pesadillas seguidas, donde llamaba a Ancel, Karl se había dado cuenta de que el omega le mentía cada vez que le decía que no se acordaba de su nieto. Lo escucho pidiéndole disculpas a su nieto por estar sucio. Cada vez que el mayor escuchaba esas palabras se le rompía el corazón.

-Pequeño omega, aguanta un poco más, por favor... - Johann negaba con la cabeza mientras seguía llorando – Un poco, solo un poco, encontraré la manera de ayudarte.

Amor en la guerraWhere stories live. Discover now