En primera instancia pensó que el lugar estaba vacío, no había ningún ruido o movimiento, lo que era bueno para la causa de la chica. Giró de forma lenta sobre sus talones, solo para asegurarse y entonces, sin poder evitarlo, saltó hacia atrás, intentando escapar de lo que se encontraba en un rincón. El largo cabello rubio oscuro le caía de forma despeinada hasta la mitad de la espalda, estaba de pie, metida a la fuerza en una de las estrechas esquinas de la habitación, con la frente pegada al muro. Su ropa estaba roída y sucia, como si llevara meses encerrada en ese lugar. No pareció prestar atención a su presencia, como si no le importara.

—Está traumatizada.

La voz la sobresaltó todavía más, porque, hasta donde ella pudo notar, no había nadie más en la habitación.

—Está así desde la última vez que la trajeron, quien sabe que le abran hecho.

Avril volvió a mirar a su alrededor, mirando sobre su hombro cada tanto en dirección a la chica, aun le aterraba un poco que pudiera moverse sin previo aviso, atacarla por la espalda cuando no la veía.

—Aquí abajo.

Una mano salió de entre un par de barrotes que se encontraban al ras del suelo. Alistar pasado, casi, cada momento desde que llego a la casona encerrado en la pequeña habitación subterránea. No parecían prestarle demasiada atención, después de todo era un humano y solo se preocupaban por mantenerlo con vida, lo necesitaban con vida. La última vez que lo arrojaron dentro de su pequeña celda le rompieron el brazo, no habían podido curarlo porque no tenían a un sanador. Avril se las arregló para abrir la puerta, no estaba asegurada, pero pesaba demasiado, pero había una palanca en la habitación, una que, seguramente, utilizaban aquellos que iba a buscarlo y no tenían la fuerza para levantarla por completo. Apenas y fue capaz de abrir una rendija y el chico no fue capaz de acallar la queja de dolor cuando se arrastró fuera,

Avril temió que alguien llegara a escucharlos, pero nadie se presentó, no estaba del todo segura de si eso era algo bueno o algo malo, pero no le importó, era una oportunidad y ella iba a tomarla. Pensó por un momento el dejar a la otra chica, tendrían mayor oportunidad si lo hacían, al menos eso era lo que ella pesaba mientras Alistar se encargaba de contarle todo cuanto sabía de la situación. Entre todas las cosas que el chico parloteaba, ella logró quedarse con un importante trozo de información: la chica que compartía celda con él se llamaba Zoey, venía de Clearwater, era prima de una tal Kassandra Cross.

Todo se había complicado más de la cuenta en ese momento, al parecer seguía complicándose. Según le contó Alistar, todo cuanto él sabía de Zoey se lo había contado ella en persona, antes de que terminara en ese estado. Era difícil de creer que semejante coincidencia ocurriera, después de todo, las dos chicas se parecían más bien poco, el único rasgo significativo que compartían las dos eran sus bonitos ojos azules. Así que Avril había tomado la decisión de llevar con ella a la chica a pesar de no saber si la información era real o no, solo, no quería ser la idiota que abandonó a alguien importante para uno de sus amigos. Mientras la observa descansando la cabeza sobre el regazo del chico, se sigue preguntando ¿qué tan buena idea ha sido el llevarla con ellos?

—Po-podemos descansar un segundo... —Alistar parecía mucho más tenso que un momento atrás—. Solo un momento, nos vendría bien a todos.

—Detenernos ahora es una locura —no pretende ser mal educada, sabe que lo que más falta les hace a esos dos es una buena noche de sueño, una comida caliente y alguien que cure sus heridas, pero no puede ofrecer nada de eso, no ahí y no ahora—. Dormiremos en el bosque, es más seguro de esa manera.

Pero para poder hacer eso debían salir de aquel laberinto. Sería tan sencillo si alguno de ellos estuviera en mejores condiciones, pero les tocaría seguir el camino largo. Avril se deslizo con cuidado hasta la puerta para poder ver fuera, la puerta crujió cuando giró el picaporte, delatando con un ruidoso quejido que no había sido abierta en mucho tiempo. Una mueca de dolor apareció en el pálido rostro de la chica, que se movió de apoco, conforme abría la puerta, manteniéndose en cuclillas en caso de que alguien pase cerca. Se asoma por la rendija que ha abierto, incluso cuando sabe que es una tarea perdida porque no puede ver mucho más allá de su nariz, tiene que intentarlo, solo...

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2023 ⏰

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