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La Alfa y la Omega iban tomadas de la mano mientras caminaban animadamente por las calles de la hermosa ciudad de Seúl.

—¿Te gustó la cita, pequeña?-Preguntó la Alfa apretando ligeramente la mano de la Omega

—Claro que si Alfa, me encantó demasiado.— Dijo Sana sonriendo y mostrando su perfecta sonrisa

—Está bien, por último iremos a comer un helado y luego te llevaré a casa. - Dijo Tzuyu sonriendo para Sana.

—Está bien cariño, tú si sabes las cosas que me gustan. —Dijo Sana apretando las mejillas de la menor

Tanto Sana y Tzuyu soltaron una pequeña risita, ambas se amaban demasiado, ambas querían su futuro juntas.

La mayor no era tonta, cada vez que se despistaba un poco lograba ver cómo la más alta se acercaba lentamente y con precaucion al cuello de esta, Sana sabía que lo que quería Tzuyu.

Tzuyu ya quería marcar a Sana como suya, quería mostrarle a la sociedad que ella si podía conseguir una Omega, que su actitud y personalidad y gustos no tenían nada que ver en su vida amorosa.

Sana ya lo tenía planeado, así que solamente sonrió y echo su cuello a un lado. Tzuyu solo miraba a la japonesa atentamente.

—Hazlo Alfa, esto es lo que has estado queriendo hacer en todo el día, y yo también, yo también quiero sentir tú marca en mi cuello.-Dijo Sana acariciando su cuello, tentando a Tzuyu

—P-pequeña, no quiero que te sientas obligada a esto.— Dijo la menor haciendo un puchero

—Tzu, mi amor, yo no me siento obligada a hacer esto, quiero tú marca, quiero mostrarle al mundo que yo, Minatozaki Sana, soy la Omega más orgullosa del mundo, teniendo la marca de Chou Tzuyu, la Alfa más adorable y tierna del mundo. —Dijo la mas baja acariciando más y más su cuello

Tzuyu veía atenta la mano de Sana subir y bajar con delicadeza por su cuello, lamió sus labios y se acercó lentamente al cuello de la mayor.

—Mí amor, quiero disculparme si me dejó llevar por mis instintos más primitivos al poner mi marca en tú cuello, quiero ser gentil y delicada contigo, mí pequeña bolita de amor. —Dijo Tzuyu acercándose al cuello de Sana.

La nipona sintió un escalofrío al sentir el aliento y la respiración de la menor en su cuello, necesitaba la marca de esa hermosa Alfa en su cuello.

—Alfa, no me importa en lo absoluto, ponga su marca en mí cuello y seré la Omega más feliz del mundo, el dolor no importará. —Dijo Sana chocando contra la pared de un callejón

Sana y Tzuyu previamente habían entrado a un callejón, una marca era algo importante, pero era mejor hacerla en privado, ya que a veces la Alfa podía ponerse un poco agresivo.

—Alfa, déjele a todos los demás Alfas en claro quien es la que consiguió el corazón de esta Omega.—Dijo la mayor sonrojada

Y con eso, los ojos de Tzuyu se tornaron rojos y clavó sus dientes en el cuello de la Omega, Sana jadeo un poco por el hecho de que estaba siendo mordida, pero una mordida que valía la pena.

La Alfa se aferraba más y más al cuello de la Omega, Sana no decía nada, Tzuyu estaba concentrada en poner su marca lo más notoria posible.

Después de diez minutos, Tzuyu por fin se separó del cuello de Sana, ahora pasaba lentamente su lengua por la marca de la Omega, limpiando todo rastro de sangre, a la par, daba pequeños besos para que la mayor dejara de sentir tanto dolor.

Eres mía, ahora eres de Alfa Chou
Tzuyu. -Dijo la más alta usando su voz de mando.

—Y yo soy tuya corazón, gracias, gracias por darme tú marca y mostrarle al mundo que yo soy tú Omega.-Dijo Sana volteando y tomando las mejillas de la  Alfa entre sus manos

La japonesa bajo la altura de la cabeza de Tzuyu hasta la suya, dónde comenzó a repartir pequeños y dulces besos en las mejillas, labios y nariz de la menor.

No solo hacia eso por el simple hecho de que amaba a la Alfa, también necesitaba demostrarle que era suya y que nadie iba a apartarlo de su lado. Además necesitaba calmar a Tzuyu.

—Vamos corazón, hay que ir a casa, debes tranquilizarte un poco poco más. -Dijo Sana dando un último beso en los labios de la menor

Está bien, mi Omega. - Dijo Tzuyu cerrando sus ojos y sintiendo las dulces feromonas de la Omega volar por el aire

Ambas ya se tenían la una a la otra, aunque demostrarán que ellas ya tenían algo sin la necesidad de una marca, de todas formas Sana la quería.

Quería portar la marca de Tzuyu y presumirla, quería que todos los Alfas que intentaban algo con ella vieran que Minatozaki Sana ya tiene dueña.

Y nada más ni nada menos que aquella Alfa la cual todos decían que jamás conseguiría una Omega por su personalidad.

Sana vió como los ojos de Tzuyu volvían a su color natural, hermosos ojos color café que la mayor tanto amaba.

-Ven Alfa, vámonos de acá.-Sana tomo la mano de la menor y salieron del callejón

Ambas estaban sonrojadas y tomadas de la mano, ambas ya no querían seguir ocultando lo que tenían.

sweet alpha - SaTzuWhere stories live. Discover now