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-Mira cachorra, estás bolsas son para ti.-Dijo Jennie entregandole las ropas de Tzuyu a Sana

Sana recibió las ropas de Tzuyu, rápidamente Sana vacío el contenido de las bolsas sobre su cama, dejando ver varias prendas de Tzuyu.

—M-mami, ¿Estás son las ropas de Tzuyu?-Dijo Sana tomando una camisa de Tzuyu.

—Si, todas estas ropas son de Tzuyu.-Dijo Jennie viendo cómo su cachorra comenzaba a oler todas las prendas de Tzuyu.

Sana no se sintió como se sentiría otra Omega, otra Omega se sentiría abandonada por el simple hecho de que su Alfa prefirió darle una tela con su aroma que a ella mismo.

No, Sana se sintió amada, su Alfa se había preocupado por ella, había mandado sus prendas para que Sana pasará su celo tranquilamente.

—Cariño, recuerda las cosas que debes hacer.-Dijo la Omega acercándose a su hija

—Si mami, ya se las cosas que tengo que hacer.-Dijo Sana olfateando una camisa de Tzuyu.

—Bien pequeña, tú madre y yo iremos a dar un paseo para que tengas tú espacio, cuídate, si vas a usar el consolador, trata de no ser tan ruda contigo misma.-Dijo la Omega abrazando a su hija.

—Está bien mami, nos vemos.-Dijo Sana correspondiendo el abrazo de su madre Omega.

La Omega sonrió y salió de la habitación, dejando sola a Sana junto con las ropas de Tzuyu.

Sana sabía algo, no iba a profanar el dulce aroma de su Alfa, así que no usaría el consolador mientras olfateaba las ropas de Tzuyu.

No, Sana prefería construir un nido con las ropas de Tzuyu que profanar el aroma de su Alfa

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Sana ya tenía construido su nido con la ropa de Tzuyu, se adentro en éste junto con una camisa de esta que le serviría para olfatear.

Sana estaba siendo inundado por el dulce aroma de esa Alfa, la Alfa a la que tanto amaba, esa Alfa diferente a los demás.

Tzuyu era especial, demasiado, tanto que cautivo el corazón de la Omega, Sana teniendo a tantos Alfas a sus pies prefirió darle la oportunidad a esa Alfa tierna.

Sana amaba la personalidad de Tzuyu, mejor dicho, amaba cada centímetro de Chou Tzuyu, la único Alfa que tuvo la decencia de preguntarle si podía cortejearla.

Los demás Alfas solo llegaban y le ordenaban a Sana que tenían que ser cortejeado por esos imprudentes Alfas.

No, Sana no era de esas Omegas que cedían ante cualquier Alfa imponente, Sana tenía sus gustos. Y vaya que los encontró en Chou Tzuyu.

Una Alfa que amaba las mismas cosas que ella, que sería capaz de entenderla en todo, básicamente ambas tenían la misma mentalidad.

Tzuyu respetaba a Sana, como Sana respetaba a Tzuyu, un amor recíproco, dónde ambas se daban amor y recibían amor a cambio.

Sana lentamente cerró sus ojos, el aroma de Tzuyu la hacía calmarse demasiado, era relajante y tranquilizador. no era como esos aromas fuertes que los Alfas suelen tener la mayor parte del tiempo.

Para Sana, Tzuyu era la Alfa más perfecta que podía existir; educada, respetuosa, cariñosa y demás cualidades que Minatozaki Sana amaba.

La Omega cayó en un profundo sueño, el aroma de la Alfa lo hizo sentir demasiado pleno y pacífico, incluso logro calmar ese molesto ardor en su interior.

Cualquier Omega estuviera brincando sobre una polla o un consolador en su celo, Sana simplemente quería el aroma de su Alfa cerca para poder calmar su dolor.

Sana ya estaba decidida, quería a Chou Tzuyu a su lado para el resto de su vida, quería formar su propia familia con ella, quería tener su boda con ella, quería ser de Tzuyu.

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Tzuyu daba demasiadas vueltas al asunto, al punto que ya no podía concentrarse en el dibujo que estaba haciendo.

Tzuyu estaba en su casa totalmente desesperada, la misma pregunta rondaba en su cabeza, ¿Estaría bien su Omega, no se sentiría rechazada?

Estaba preocupado por lo que su Omega pensará, Tzuyu jamás permitiría que Sana se sintiera abandonada, eso jamás pasará.

-Mí pequeña ardilla, ¿Cómo debes sentirte en este preciso momento?- Dijo Tzuyu cubriendo su frente con sus manos.

La Alfa estaba preocupada y estresada, no quería que Sana se sintiera mal por su culpa, no iba a permitir que su Omega se alejara de ella.

Después de todo, esa Alfa y esa Omega estaban enamorados y destinadas a estar juntas por el resto de sus vidas.

-Pequeña, perdóname, perdóname por no ser una buena Alfa para ti y deiarte sola en el momento en que más me necesitas.-Dijo Tzuyu viendo su fondo de pantalla de Sana

Tzuyu traía puesta su pijama de conejo rosa, la razón era simple, la ropa que tenía está mañana se la había dejado a Sana.

Las demás prendas estaban lavadas, por lo que Tzuyu sabía que no habría demasiado aroma de ella impregnado en la ropa.

Por lo que la ropa que tenía está mañana si, estaba llena de su aroma, así que le dió esa ropa a Sana.

Y quién diría que justamente esa era la camisa que Sana tenía en estos momentos en sus manos, abrazando aquella prenda como si la Alfa estuviera ahí para ella.

sweet alpha - SaTzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora