Primer Encuentro

357 17 2
                                    

S a m a n t h a

Hoy era el cumpleaños de Samantha. 

16 de agosto, su fecha favorita.

Hace tan solo una semana sus padres y ella llegaron a Boston con la esperanza de nuevas oportunidades para sus vidas. No es que vivieran en malas condiciones antes, pues tenían una vida muy cómoda. Sin embargo, su padre estaba teniendo problemas en el trabajo y pensó que regresar a su ciudad natal lo ayudaría a ser un empresario más reconocido. Su madre no se quejó, de hecho, alentó mucho tal decisión.

Sam perdió a sus amigos y ahora tendría que comenzar de cero en una nueva escuela. Al menos, le aliviaba saber que tendría unas semanas para prepararse mental y emocionalmente para ser la chica nueva.

Aun así, estaba muy emocionada por estar en Boston. Sus padres llevaban una semana sin discutir y eso era un gran avance en su relación, por lo que Sam sentía que las cosas podían mejorar entre ellos.

Con la ilusión de un nuevo comienzo, formuló una gran sonrisa al admirar el pastel frente a ella. Llevaba muchos colores y dulces sobre la parte superior. La necesidad que la niña sentía por saborearlo era muy difícil de ignorar.

Logró contenerse cuando se lanzó a los brazos de su padre al verlo sonreírle tiernamente. Cada año, él compraba su pastel favorito por su cumpleaños. Si bien el que tenía a unos centímetros de ella no era el mismo del año anterior debido a la mudanza, le encantaba saber que nada parecía haber cambiado entre su familia.

Volvió a sentarse para esperar que su madre baje a desayunar y así poder escuchar a sus progenitores cantarle la clásica canción de cumpleaños. Sam esperaba comenzar el día comiendo junto a sus padres y luego yendo de paseo al parque de atracciones, tal como su padre se lo había prometido.

Quién diría que toda su felicidad sería aplastada en tan solo unos segundos.

La sonrisa que creyó que nadie podría borrar de su rostro se esfumó en cuanto observó a su madre bajar las escaleras con una maleta en la mano y cartera colgada al hombro. Su rostro se encontraba perfectamente maquillado y el atuendo extremadamente costoso que traía puesto no le daba una pista de lo que estaba sucediendo.

¿Se irían de viaje y nadie se lo dijo?

La sonrisa altanera que nació en el rostro de su progenitora al ver que Sam se quitaba el gorro de cumpleañera fue un pinchazo directo a su pecho.

No comprendía lo que ocurría... o quizás no quería creer lo que en su interior ya sabía.

La mujer peinó su cabello con una mano libre mientras contemplaba al padre de su hija dar zancadas hasta quedar a pocos pies de su posición. Intercambiaron miradas llenas de reproche y mucho, mucho enojo.

— ¿Mamá? —cuestionó la niña, levantándose de su asiento e ignorando la advertencia en el rostro de su padre. El anhelo por probar el pastel se había acabado, solo deseaba una cosa—. ¿Qué haces? ¿Por qué tienes una maleta? ¿Nos iremos de viaje? ¿Otra vez?

La risa jactanciosa que salió de ella astilló el corazón de Sam.

—Me voy, querida —Su madre nunca había empleado un tono de voz suave o dulce al hablarle, pero hoy sonó mucho más fría que veces anteriores.

— ¿Irte? Pero hoy es mi cumpleaños e iremos a...

Sus carcajadas aumentaron.

—Estoy tan cansada de ti, Samantha.

—Silver, es suficiente —La brusquedad con la que el hombre se dirigió a ella al mismo tiempo en que colocaba una mano sobre el hombro de su hija provocó que los ojos de la mujer se convirtieran en rendijas mientras les lanzaba fulminantes miradas—. No le hablas así a nuestra hija.

Verdad, reto o beso (Mejores Amigos libro #1.5)Where stories live. Discover now